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"Me rodeo de ideas feministas, pero": Rosalía sabe que estamos en la era post-woke y lo está reflejando en cada movimiento

Es inevitable que cada declaración de Rosalía, una de las artistas más examinadas con lupa de la actualidad, levante polvaredas. Y como mujer con un éxito difícil de abarcar, más aún. Lo curioso es que ella no deja de picotear en temas controvertidos: Palestina, catolicismo y, ahora, feminismo. Y por supuesto, cada uno de sus posicionamientos conlleva la consiguiente oleada de respuestas a favor o en contra. La  cuestión es si su apuesta por la no polarización no deja de ser una polarización en sí misma. 

La frase del conflicto. "Me rodeo de ideas feministas, pero no soy moralmente lo suficientemente perfecta como para considerarme dentro de un 'ismo'". Con esta frase pronunciada en Radio3 Extra durante la promoción de su 'LUX', Rosalía volvió a escurrir el bulto ante un tema conflictivo. La cantante catalana ha convertido la ambigüedad en parte de su modelo de negocio, pero no es la primera vez: es la segunda versión de una táctica que ya puso en práctica hace cinco meses.

El patrón de la neutralidad. Tras la negativa del diseñador balear Miguel Adrover a trabajar con ella por no pronunciarse sobre Gaza, Rosalía lanzó tres párrafos sobre el conflicto sin decir "Israel", "ocupación" o "genocidio". Su estrategia: condenar vagamente "lo que ocurre" mientras defendía que "el señalamiento debería dirigirse hacia arriba, no horizontalmente entre nosotros". Algunos analistas observaron entonces que esta forma de protesta es todo lo contrario al activismo (donaciones, ONGs, contrataciones de personal palestino): una declaración de intenciones sin compromiso.

Y funcionó: tras el comunicado, la polémica se enfrió en una semana. Adrover no volvió a mencionarla, los fans pasaron a otros escándalos, y Rosalía pudo seguir promocionando 'LUX' sin perder ningún contrato publicitario. En la era del ciclo de noticias de 72 horas, quien resiste, gana.

Y ahora, el feminismo. Este equilibrismo verbal se repite ahora: Rosalía se "rodea de ideas feministas", del mismo modo que en julio se sentía "horrorizada" por Gaza: son sentimientos sin militancia. Protesta cuando la presionan por su silencio, pero nunca se enfanga por iniciativa propia. Y en ambos casos, evita palabras que puedan citarse en su contra. No dice "Palestina", sino "lo que ocurre", y no dice "feminista", sino que no es "moralmente perfecta": usa lenguaje diseñado para no permanecer.

La importancia de Estados Unidos. Esta ingeniería lingüística se explica por la relevancia clave del mercado USA, donde las controversias woke en un clima especialmente adverso pueden hundir carreras (el desastre comercial de la nueva 'Blancanieves' tras las declaraciones pro-Palestina de su protagonista Rachel Zegler, o el rechazo a giros woke de marcas como Target, Jaguar o Bud Light). Rosalía tiene 70 millones de seguidores en redes y contratos con marcas de todo el mundo. Decir "soy feminista", por ejemplo, la excluye automáticamente de mercados conservadores latinos o en Arabia Saudí, mientras que la posición contraria la cancela en Europa. La solución: no decir nada definitivo. 

No olvidemos que el negocio de Rosalía ya funciona como una empresa, una estructura empresarial familiar que factura millones. Motomami SL ingresó 3,6 millones de euros solo en 2022. En febrero de 2024 constituyó Tresmamis SL, una inmobiliaria dedicada a gestionar propiedades como un ático con vistas al Mediterráneo entre Castelldefels y Sitges o un apartamento modernista en Barcelona. A esto se suman contratos globales con marcas como Dior, Calvin Klein, MAC Cosmetics, Skims y Coca-Cola, que según estimaciones le generan entre 5,3 y 7,2 millones de dólares anuales adicionales. No es de extrañar que cada silencio estratégico protege una cartera de inversiones internacional.

El precedente de Sydney Sweeney. Un precedente clarificador sobre la actitud de Rosalía están en la actriz Sydney Sweeney, que en julio de 2025 protagonizó una campaña publicitaria de vaqueros para American Eagle con el eslogan "Sydney Sweeney has great jeans", un juego de palabras con "genes" que desató acusaciones de promover eugenesia y supremacía blanca. La respuesta de Sweeney fue de silencio absoluto durante semanas, seguido de una entrevista para GQ donde declaró con glacial indiferencia: "Cuando tenga algo que decir, la gente lo sabrá". No pidió disculpas, no matizó ni explicó. Y funcionó: las acciones de American Eagle se dispararon y ella se consolidó como símbolo anti-woke.

Una capa más. Rosalía está aplicando la misma táctica, pero donde Sweeney se niega a hablar, Rosalía habla sin comprometerse. Y construye una coartada estética: 'LUX' está dedicado a figuras femeninas históricas que son íconos feministas (con su puntilla, como veremos): Juana de Arco, que desafió estructuras patriarcales militares y eclesiásticas; Hildegarda von Bingen, la monja benedictina del siglo XII que documentó el orgasmo femenino en sus escritos teológicos; Santa Teresa de Jesús, reformadora religiosa que se enfrentó a la Inquisición; o Simone Weil, filósofa que denunció la opresión obrera. Rosalía puede señalar el panteón y que se sobreentienda su feminismo por ósmosis.

Giro conservador. Pero hay más, y es ese refugiarse en estéticas y discursos más conservadores que no encajan con declaraciones feministas. En 'Motomami', Rosalía cultivó una imagen hipersexualizada: uñas acrílicas extremadamente largas, minifaldas escolares, botas hasta el muslo, estéticas que llegaron a vincularse con la industria pornográfica y el hentai. Con 'LUX', tenemos colores neutros, líneas rectas, velos, halos digitales. Es lo que algunos han llamado "moda modesta", asociada con movimientos religiosos conservadores. Rosalía pasa de la hipersexualización a la devoción católica.

El resurgir católico como contexto. Y como puntilla final de este apuntalamiento conservador del no-discurso de Rosalía: la religión vuelve a estar de moda. Aunque estamos lejos de las conversiones masivas que intenta vender la propaganda católica, sí que existe un "revival silencioso" que ha cuajado en países como Francia o Reino Unido, con más asistencia a misa, recuperación de la lectura de la Biblia y otras celebraciones entre los jóvenes. 'LUX' llega en el momento exacto en que declararse espiritual pero no religiosa ya no es contracultural, sino mainstream. 

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La noticia "Me rodeo de ideas feministas, pero": Rosalía sabe que estamos en la era post-woke y lo está reflejando en cada movimiento fue publicada originalmente en Xataka por John Tones .

Diciembre 17, 2025 • 2 horas atrás por: Xataka.com 32 visitas

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