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Miguel Lawner. Crónicas del cincuentenario

Miguel Lawner. Crónicas del cincuentenario

Al Presidente Allende, le gustaba repetir, que nos habíamos impuesto la tarea de hacer una revolución con empanada y vino tinto, subrayando que se trataba de un esfuerzo inédito, efectuado en pluralismo, democracia y libertad. El programa básico de la Unidad Popular no fue obra de un grupo de iluminados. Se desarrolló a lo largo de los veinte años que mediaron desde la primera postulación presidencial de Allende en 1952 hasta su victoria en 1970 y fue concebido por comisiones que integramos profesionales altamente calificados, junto a representantes de organizaciones sociales y políticas. La obra realizada por el gobierno de Allende durante su breve mandato es inconmensurable.

“El Siglo”. Santiago. 5/2025. El siguiente es el texto íntegro leído por el Premio Nacional de Arquitectura, luchador social y militante comunista, Miguel Lawner Steiman, en la presentación de su libro “Con Allende en la memoria. Crónicas del cincuentenario” (LOM Ediciones), y acto de homenaje a su trayectoria social, humana y política.

Hoy veinte de mayo, es un día muy especial para mí. Es la misma fecha en la cual contrajimos nuestro matrimonio con Anita, ocurrido en 1951, hace ya 74 años. Estamos recordando a una esposa, compañera de ideales y de oficio. Madre excepcional, maravillosa, leal y ordenada como nunca conocí a nadie igual.

La vida nos deparó muchas satisfacciones, así como grandes infortunios. Recordemos que Anita fue detenida por la DINA, permaneciendo desaparecida durante nueve días, mientras yo estaba recluido en el ex Balneario Popular de Ritoque, de modo que nuestros dos pequeños hijos quedaron abandonados. Por cierto que la solidaridad de nuestros familiares, los acompañó en nuestra ausencia.

En fin. Tanto nuestros éxitos como los infortunios, contribuyeron a fortalecer una relación de amor excepcional. Las cartas intercambiadas mientras yo permanecía recluido en Dawson, son un testimonio de lo que afirmo. Merecidamente, Anita comparte conmigo este maravilloso homenaje.

Pero hoy nos reúne el lanzamiento de estas Crónicas, que comencé a escribir en marzo de 2023, cuando se cumplían cincuenta años del brutal golpe cívico militar, que puso fin a la inédita experiencia de construir una vía al socialismo por medios pacíficos. Constaté entonces, que no había voluntad gubernamental de celebrar esta fecha inmortal, con la enorme trascendencia alcanzada en la historia de este país y de toda la humanidad.

Al propio Presidente Allende, le gustaba repetir, que nos habíamos impuesto la tarea de hacer una revolución con empanada y vino tinto, subrayando que se trataba de un esfuerzo inédito, efectuado en pluralismo, democracia y libertad.

Así no más fue.

El programa básico de la Unidad Popular no fue obra de un grupo de iluminados. Se desarrolló a lo largo de los veinte años que mediaron desde la primera postulación presidencial de Allende en 1952 hasta su victoria en 1970 y fue concebido por comisiones que integramos profesionales altamente calificados, junto a representantes de organizaciones sociales y políticas.

La conciencia nacional respecto a la necesidad de llevar a cabo las reformas estructurales en Chile había madurado a tal extremo, que el programa de Radomiro Tómic, candidato demócrata cristiano en las elecciones de 1970, no difería demasiado del programa de Allende.

Según Sergio Bitar, “la comparación de los programas económicos de Allende y Tomic deja a la vista una importante zona de confluencia” ([1] )

Por su parte, el cardenal Silva Henríquez dijo: “Las reformas básicas contenidas en el programa de la UP, son apoyadas por la Iglesia chilena”… “nosotros vemos esto, la Iglesia ve esto, con inmensa simpatía”…”la mayoría de las reformas planteadas por la Unidad Popular coincide con los deseos, con los planteamientos de la Iglesia, así que hay un apoyo claro” ([2])

El programa básico de la Unidad Popular se encabezó con el siguiente postulado: “Las fuerzas populares y revolucionarias no se han unido para luchar por la simple sustitución de un Presidente de la República por otro, ni para reemplazar a un partido por otros en el gobierno, sino para llevar a cabo los cambios de fondo que la situación nacional exige sobre la base del traspaso del poder de los antiguos grupos dominantes a los trabajadores, a los campesinos y sectores progresistas de las capas medias de la ciudad y del campo.” ([3] )

La suma de los votos obtenidos por Allende y Tomic dejó en claro que los dos tercios de la población respaldaban este ambicioso programa de reformas estructurales. Mientras prevaleció la estrategia de la UP de convenir con la Democracia Cristiana las acciones fundamentales de su gobierno, se pudo avanzar exitosamente en el cumplimiento de las ambiciosas metas trazadas.

Más adelante, las acciones emprendidas por el Departamento de Estado norteamericano y los grandes clanes económicos nacionales, afectados en sus privilegios, arrastraron a la DC a unirse a los planes de desestabilización del gobierno popular.

                                                                                                                                                                                                                                                            La obra realizada por el gobierno de Allende durante su breve mandato es inconmensurable: se aprobó la nacionalización de la gran minería del cobre mediante una reforma constitucional aprobada por la unanimidad del Congreso Pleno, trayendo consigo en beneficio nacional los cuantiosos recursos financieros recibidos a lo largo de los 52 años transcurridos desde entonces hasta ahora. Junto con ello se aprobó la nacionalización del yodo, el salitre y la gran minería del hierro.

El programa básico de gobierno, había planteado la estatización de los grandes monopolios industriales, que se identificaron claramente en el número de 91 empresas. Diversos estudios de la Cepal, y la memoria de título de Ricardo Lagos, habían puesto el acento sobre el creciente proceso de concentración monopólica originado en materia industrial. De esta manera, la Unidad Popular propuso la creación del área social de la economía, que se complementaba con el área mixta y el área privada

Se profundizó el proceso de la Reforma Agraria iniciado por el gobierno de Frei Montalva poniendo fin a la existencia del latifundio como sistema fundamental de la propiedad agrícola. Chile pudo poner en explotación gran parte de los suelos arables que los oligarcas criollos mantenían sin explotar desde los tiempos coloniales. Sólo gracias a haber puesto fin a la existencia de esta casta parasitaria, es que el país puede disfrutar del auge agrícola que hoy experimentamos.

La Unidad Popular fue capaz de efectuar una efectiva redistribución del ingreso que se tradujo en una importante expansión de la demanda. De esta manera, en el primer año de gobierno el producto interno bruto creció en un espectacular 8% y la desocupación descendió a un 4%.([4])

En políticas sociales fue impactante la aplicación de las primeras 40 medidas contenidas en el programa de gobierno, resaltando en particular el medio litro de leche gratis, garantizado a cada niño chileno, todos los días del año. Efecto análogo tuvo la distribución gratuita de textos a los escolares de la enseñanza básica y media, la apertura de la Universidad a los trabajadores en virtud del Convenio suscrito entre la CUT y la Universidad Técnica y el inicio de la enseñanza en lengua mapudungun en la zona de la Araucanía.

Un afichismo bello y original, generado por los hermanos Larrea, acompañó la mayoría de las iniciativas de gobierno, así como los más diversos certámenes convocados por organizaciones sociales o políticas.  El movimiento del Canto Nuevo se extendió al resto del mundo y figuras como Víctor Jara y Violeta Parra alcanzaron renombre universal, así como los conjuntos musicales Intillimani y Quilapayún.

Una realización poco divulgada del gobierno de Allende, tiene relación con los increíbles éxitos alcanzados por la Editorial Quimantú, empresa adquirida por el Estado a la editora Zig Zag, que al asumir el gobierno de Allende se encontraba en quiebra. Quimantú se propuso satisfacer las necesidades culturales del pueblo. mediante una oferta a precios bajos, de la mejor literatura chilena, latinoamericana y universal de todas las épocas.

Cada quince días aparecía un título en formato y precio equivalente al valor de 2 cajetillas de cigarrillos, con ediciones sobre 50.000 ejemplares, si 50.000 ejemplares, puestos a la venta en los kioskos de diarios. En la locomoción pública, era frecuente ver a muchos pasajeros leyendo algún librito de Quimantú, fenómeno inédito, reflejo del exitoso fomento de la lectura, como nunca antes había ocurrido en la historia de Chile. El tiraje de la revista juvenil femenina Paloma, que fue editada quincenalmente entre noviembre de 1972 y septiembre de 1973, alcanzó la cifre impensable hoy día de 280.000 ejemplares, teniendo presente que la población del país era la mitad de la que alcanza hoy día.

Con mi esposa Anita, tuvimos el honor y el privilegio de ser designados en altas responsabilidades de gobierno del sector Vivienda, gracias a la confianza depositada en nosotros por el presidente Allende y el Partido Comunista. Fuimos protagonistas de una tarea apasionante y tuvimos el privilegio de materializar los sueños anidados desde que ingresamos a la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile.

Las realizaciones en este campo fueron excepcionales en calidad y cantidad. Rompimos todos los records alcanzados hasta entonces en materia de vivienda social. Todas lucen hoy firmes y lozanas. No obstante los años transcurridos, a diferencia del precario y vergonzoso parque habitacional levantado con posterioridad.

Combatimos la segregación social urbana poniendo terrenos a disposición de los sin casa en las mejores localizaciones de cada ciudad, siendo la Villa San Luis, el ejemplo más significativo en este sentido, conjunto habitacional demolido por la dictadura, para ser enajenado a consorcios privados, que levantaron una ciudad de lujo, sobre los cimientos de los bloques de vivienda más nobles levantados en la historia de la vivienda social en Chile.

Recuperamos el Parque O’Higgins, la más importante área verde de la capital, que permanecía abandonada por  más de 30 años. Construimos una pista de hormigón armado de 60 x 400 metros, para acoger con dignidad, la parada militar de nuestras fuerzas armadas.

Construimos una cadena de 16 Balnearios Populares en las mejores playas del país, permitiendo que las familias de los trabajadores pudieran disfrutar del derecho a vacaciones por primera vez en su vida.

Proyectamos, construimos y equipamos el edificio para alojar la Asamblea Mundial de la UNCTAD III, en el increíble lapso de 275 días, asombrando por su integración de Arte y Arquitectura. a los tres mil delegados extranjeros que concurrieron a dicho certamen.

En fin, es posible que en el ejercicio de nuestras responsabilidades hayamos cometimos errores. Nadie está exento de ello. Pero el balance es impresionante, espectacular. Inimaginable hoy día, más de 50 años después.

Los pueblos del mundo tienen claro esto. De todos los procesos revolucionarios que tuvieron lugar durante el siglo XX, el nuestro es el que más perdura en la memoria colectiva universal, El nombre de Allende se ha multiplicado en calles y plazas de los rincones más apartados del planeta

En todos estos años hemos defendido resueltamente la obra del Presidente Allende. Salimos al frente de los detractores fascistas que en vano se esforzaron y continúan esforzándose, por manipular la verdad. Hemos enfrentado con igual pasión a quienes declinaron sus ideales de ayer en beneficio del perverso modelo económico neoliberal, que hoy asumen sin disimulo.

En estos días, enfrentamos un panorama político y social ambiguo, caracterizado por las débiles o nulas conexiones del mundo político, con las organizaciones sociales. Un ejemplo devastador, al respecto, es la indiferencia con que miran los efectos de la Ley elegantemente llamada de Usurpaciones, que ya ha significado en el curso de menos de un año, el lanzamiento de seis tomas de terreno a lo largo del país y que amenaza con desalojar a las 10,000 familias asentadas en los altos de San Antonio, todo esto, sin que haya un solo dirigente político de la izquierda chilena que haya levantado su voz al respecto, y menos que se constituya en terreno para imposibilitar semejante vejamen, Es una situación incomprensible e inédita, en la más que centenaria historia de luchas por el derecho a vivir bajo un techo digno, impulsada por la izquierda chilena.

No puedo concluir estas palabras, sin condenar el genocidio que practica hoy día el gobierno sionista de Israel contra el pueblo palestino. Las escenas de horror y destrucción son inenarrables, sin que hasta ahora, un solo país haya roto sus relaciones diplomáticas con estos émulos contemporáneos de la Gestapo. Cuesta admitirlo. Pero los horrores cometidos ayer por la bestia nazi, no se diferencia en nada de los que hoy practica el ejército de Israel contra el pueblo palestino. Las cifras de mujeres y niños muertos, es inconcebible, así como la intención de hacerlos morir víctimas del hambre.

En fin, queridas y queridos amigos, familiares, compañeros y camaradas. Estoy próximo a cumplir 97 años. No tengo explicación a esta insólita capacidad de permanecer vigente a estas alturas de mi vida, defendiendo las banderas de la solidaridad y la justicia social, que asumí desde tan temprana edad. Vaya a saber uno, con que leche me amamantó mi dulce madre.

Tengo tantos a quienes agradecer, por el cariño y el cuidado que me deparan diariamente, que no podría nombrarlos a todos. Solo quiero subrayar hoy día, mis agradecimientos a la Editorial LOM, que ha recogido y divulgado mis pensamientos con tanto cariño y belleza. Mi infinito reconocimiento a Sylvia Aguilera y a Paulo Slachevsky.

Gracias a Panchita Márquez y al rector Álvaro Ramis, por tan generosas palabras.  Un beso y un abrazo a todos ustedes.

Miguel Lawner…el obstinado.

Santiago, 20 de mayo de 2025.

[1] Bitar Sergio, 1979. “Transición, Socialismo y Democracia.  La experiencia chilena.
  Siglo XXI. México, pg, 66.
[2] Entrevista reproducida por el diario Las Últimas Noticias. 12.11. 1970.
[3] “El programa básico de la Unidad Popular. Santiago, 1970.
[4] Gonzalo Martner. “El gobierno del Presidente Salvador Allende.Una evaluación. Gonzalo Martner. Ediciones Pedna. 1988. Pag. 151.

La entrada Miguel Lawner. Crónicas del cincuentenario se publicó primero en El Siglo.

Fuente

ElSiglo.cl

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