“Necesitamos el Chile de las grandes gestas, del gran sentido de unidad nacional”: Jeannette Jara
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“Necesitamos el Chile de las grandes gestas, del gran sentido de unidad nacional”: Jeannette Jara

“No vengo a vender promesas vacías ni soluciones facilistas. No vengo con milagros, pero sí con la garantía de que trabajaré incansablemente por nuestro país. El pueblo de Chile nos exige honestidad y responsabilidad”. “Hoy les agradezco principalmente a ustedes: a los jóvenes, a las mujeres, los trabajadores y trabajadoras, a los cientos de miles que han depositado su confianza en lo que representamos. Este es un proyecto colectivo, en el que todos y todas han cumplido un rol importante”. “Saludo y reconozco a los miles de activistas y voluntarios que pusieron esfuerzo y pasión en dar a conocer las propuestas de los cuatro candidatos, en tiempos de apatía, mi reconocimiento a su trabajo abnegado y pocas veces reconocido por la ciudadanía”. “Nuestros adversarios políticos quieren destruir el Estado, sin darse cuenta que con ello son también las policías, los derechos sociales o los equipos de emergencia los que se debilitan; que no entienden que lo que hay que hacer es mejorarlo, no empeorarlo. Son los que quieren implementar medidas que solo profundizarán las desigualdades. No podemos permitirlo”. “No quiero a Chile subordinado a gobiernos extranjeros ni modelos extremos, por eso mantendré una política internacional basada en la independencia y el multilateralismo”.
“El Siglo”. Santiago. 29/6/2025. Texto íntegro del discurso de Jeannette Jara Román, la noche del triunfo en las primarias del oficialismo, elegida como candidata a la Presidencia de la República por fuerzas progresistas y de izquierda:
“Hoy vengo a ofrecer mi corazón.
Estoy aquí frente a ustedes con mi corazón de mujer. Estoy aquí frente a ustedes con mi corazón de chilena.
Hoy estoy aquí con mis 51 años de vida, enfrentado este desafío que ustedes me han entregado, con la misma convicción y optimismo que lo he hecho toda mi vida, porque cuando la realidad que nos rodea no nos gusta, cuando no nos hace bien, esa realidad está para cambiarla.
Ya lo saben, fui una niña que partió su vida en una familia humilde, como allegada en Conchalí, una niña como muchas que hoy con sus 5 o 10 años, quizás me ven por televisión sin saber quien soy y porque estoy hoy aquí hablando con la emoción que me desborda cada centímetro de piel.
A esa niña hoy le vengo a ofrecer mi corazón.
Esa niña que fui, los ojos con los que miré el mundo que se me iba abriendo, está hoy más presente que nunca. Pasaron los años, y con esfuerzo, con mucho esfuerzo propio, pero también con oportunidades que otros me entregaron, pude ir creciendo en la vida, sin perder nunca de vista que si estamos en este mundo es para servir.
Y para servir, nos sobran bellos ejemplos en nuestro país, desde el Padre Alberto Hurtado hasta Salvador Allende, desde Eloisa Díaz hasta Clotario Blest, desde Luis Emilio Recabarren y Teresa Flores hasta Manuel Bustos y Gladys Marín.
Hoy termina la primera parte de este camino que es ofrecerle una alternativa al Chile de los próximos años. Este camino lo hemos recorrido juntos dos hombres y dos mujeres que aceptamos el desafío de construir desde posiciones propias un camino común. Hoy quiero agradecer profundamente el esfuerzo y talentos desplegados por Carolina Tohá, Jaime Mulet y Gonzalo Winter; sin ellos, nada esto sería posible y es con ellos con quienes quiero seguir transitando juntos este nuevo camino. También saludo y reconozco a los miles de activistas y voluntarios que pusieron esfuerzo y pasión en dar a conocer las propuestas de los cuatro candidatos, en tiempos de apatía, mi reconocimiento a su trabajo abnegado y pocas veces reconocido por la ciudadanía.
Las diferencias no son un problema, son una oportunidad.
La historia de la democracia nueva de nuestro país, nos deja esa lección, con la labor que desarrollaron todos los expresidentes de Chile desde el retorno a la democracia. Hoy también pienso en la profunda humanidad de nuestro presidente Gabriel Boric que ha mostrado que quienes detentan el poder pueden bajar del pedestal y ser un chileno más, como hoy que de seguro no me está escuchando, porque tiene una tarea mucho más importante: acompañar a Paula y acurrucar y cuidar a su hija Violeta, iniciando la más grande historia de amor que vivimos todos quienes somos padres y madres: el amor por nuestros hijos e hijas. Lo mejor para Chile es siempre lo mismo que queremos para ellos. De eso se trata la buena política.
Por supuesto, no puedo hablar de expresidentes, sin reconocer al menos un instante el tremendo legado que nos ha entregado la expresidenta Michelle Bachelet, fue ella quien nos mostró a las mujeres, que nada es imposible, con talento, con esfuerzo y con pasión. Gracias Michelle por trazar el camino.
Hoy les agradezco principalmente a ustedes: a los jóvenes, a las mujeres, los trabajadores y trabajadoras, a los cientos de miles que han depositado su confianza en lo que representamos. Este es un proyecto colectivo, en el que todos y todas han cumplido un rol importante.
Lo he dicho varias veces, no vengo a vender promesas vacías ni soluciones facilistas. No vengo con milagros, pero sí con la garantía de que trabajaré incansablemente por nuestro país. El pueblo de Chile nos exige honestidad y responsabilidad. Nos pide también que quienes estamos en política, escuchemos y respondamos a sus demandas y urgencias; y quiero decir muy claramente cuáles serán los énfasis de nuestro futuro gobierno: desarrollo económico con empleos y salarios decentes, seguridad para nuestras familias y barrios, una atención digna en salud y viviendas que permitan el buen vivir de las familias, como ejemplos de buenas políticas públicas. A partir de mañana nos toca construir el programa que le propondremos a Chile, y los necesitamos a todos.
Sabré responderles con trabajo y sudor para avanzar en estos desafíos tan sentidos y urgentes. Sé la inestabilidad que provoca no escuchar los dolores populares, las injusticias que aún persisten. Sabré avanzar con firmeza por terminarlas y dar respuestas con soluciones reales, sin mentira y sin hacer más de lo mismo. Recorreré nuestro país para compartir un mensaje de esperanza, donde el miedo y el odio no tengan cabida, procurando ofrecer un programa de gobierno que refleje el compromiso de quienes queremos una mejor patria. Un acuerdo de principios básicos que vaya más allá de un solo gobierno, un acuerdo que busque que el desarrollo y el bienestar lleguen a la mesa de cada familia, a cada rincón de nuestra patria. Un acuerdo nacido del amor por nuestra tierra, de la esperanza de un presente y un mañana mejor.
Chile es un país lleno de talentos, lleno de riquezas, lleno de oportunidades. Uno de los desafíos que pondré al centro de mis esfuerzos es el de impulsar el crecimiento económico del país: un crecimiento económico que nos posicione a la vanguardia de los mercados internacionales, desarrollando sectores de exportación de alto valor agregado y contenido tecnológico; un crecimiento económico impulsado por la ciencia y la innovación, que nos hará sentir orgullos de los emprendedores y científicos de nuestro país; un crecimiento económico que entiende que para ser sostenible económicamente tiene también que ser sostenible medioambientalmente, y acá ninguna empresa, de ningún tamaño ni sector económico se nos puede quedar atrás: empresas más eficientes son empresas más competitivas, y esas son las empresas que le hacen bien a Chile.
He aprendido que sacamos lo mejor de nosotros cuando el sector público y privado colaboramos codo a codo en pos de objetivos comunes y mi compromiso aquí es uno: alcanzar un crecimiento económico que haga que la riqueza del país llegue a la casa de todas las familias de Chile.
Quiero un país que le entregue dignidad a quienes pasaron toda su vida levantando Chile, que haga justicia con los jubilados y jubiladas. Tuvimos grandes avances durante este gobierno, como el aumento de las pensiones que en septiembre próximo se empezará progresivamente a pagar, o las 40 horas, La ley copago 0 y el royalty minero. Pero aún nos falta mucho. Por ello, así como me tocó encabezar el aumento histórico del salario mínimo, y sí fue posible, ahora implementaremos el salario vital de 750 mil pesos, procurando que cada familia pueda llegar de mejor forma a fin de mes. Queremos terminar con la espera en salud, con más especialistas y equipamientos que permitan una atención a tiempo para quien la necesite. Y enfrentaremos el crimen organizado, con mayor control fronterizo y levantando el secreto bancario para una persecución más eficaz del delito.
No ha sido fácil para ningún gobierno, y tampoco lo será para el próximo, resolver los graves y nuevos problemas que hace solo un par de décadas parecía que nunca llegarían: la inmigración descontrolada, la industria del narcotráfico presente en nuestro país, que trae consigo la proliferación de bandas y crimen organizado que buscan además seducir a nuestros jóvenes con el camino que el narco ofrece a punta de pistolas y dinero fácil. Vivimos una crisis social y las crisis sociales las solucionamos entre todos. Yo sé que tú no quieres vivir en un país donde alguien que se cree dueño del mundo deja en el hospital a Guillermo Oyarzún, un conserje de 70 años. Finalmente se suceden ataques con armas en colegios, con nuestros niños sometidos a la tensión permanente de ser amenazados y tener su vida en peligro.
Recuperar la seguridad en nuestro país queridos compatriotas está muy lejos de las soluciones de cartón que nos ofrecen algunos. Si fuera solo un tema de voluntad sería muy fácil, pero es eso y mucho más y las soluciones las vamos a construir entre todos y todas, con proyectos de corto y largo plazo, poniendo siempre como foco recuperar la tranquilidad de nuestros barrios y ciudades para todos, chilenos y chilenas que tienen el derecho a vivir tranquilos.
Estoy segura que podemos lograr todo eso y más, que podemos salir del clima de conflicto y odio que esparcen algunos. Estamos en un momento difícil para el mundo entero. Hay guerras, matanzas y sufrimiento, con un escenario económico amenazante. No quiero a Chile subordinado a gobiernos extranjeros ni modelos extremos, por eso mantendré una política internacional basada en la independencia y el multilateralismo, defensora de los derechos humanos en cualquier lugar del mundo donde se violen, en línea con lo que ha sido nuestra tradición como Estado, promoviendo relaciones de intercambio comercial con otras naciones que nos beneficien como país. Seguiremos siendo un país libre, independiente y soberano.
Enfrentamos un escenario de ascenso de los populismos de ultraderecha en el mundo, esos que creen que hablando más fuerte, gritando o insultando al resto, se solucionan los problemas que ellos mismos crearon. Nuestro país no es la excepción.
Frente a nuestros ojos tenemos la amenaza de candidatos que, ocupando los temores reales de nuestra gente, buscan el poder para hacer retroceder los avances sociales. Así se oponen y quieren retrotraer los avances en derechos de las mujeres. Las llamo a no soltar nuestras manos, tenemos que estar juntas.
Son nuestros adversarios políticos los que quieren destruir el Estado, sin darse cuenta que con ello son también las policías, los derechos sociales o los equipos de emergencia los que se debilitan; que no entienden que lo que hay que hacer es mejorarlo, no empeorarlo. Son los que quieren implementar medidas que solo profundizarán las desigualdades. No podemos permitirlo.
Quiero agradecer a todas y todos que se han congregado hoy aquí, desafiando el frío y el cansancio. Quiero agradecer uno a uno a todos quienes hoy fueron a votar, y me han entregado una responsabilidad y honor que asumo en toda su dimensión. Les quiero prometer que pondré todo de mi parte para ser una digna representante de un sentir y de un proyecto que siempre tendrá por delante el bien común.
Y para finalizar, quiero en esta noche histórica, dirigirme a quienes no votaron por mi hoy, ni siquiera quienes votaron por alguna de las cuatro opciones de la papeleta, ya sea porque no me creen, porque no les gusta lo que saben o les han hecho creer de mi. A ustedes chilenos y chilenas de buen corazón que están tan preocupados como yo del futuro de nuestros hijos y de nuestro país, les quiero hacer una segunda promesa -la primera era que nunca les iba a mentir-, esa promesa es que a partir de mañana iré a su encuentro, uno a uno, nos veremos en sus ciudades y barrios, y espero encontrarme con ustedes, pero no para hablar yo, sino antes que todo, para escucharlos, con su enojo o con su indiferencia, con sus propuestas o sus reclamos. Los quiero escuchar, porque siempre que uno escucha con los sentidos bien dispuestos, aprende algo. En la diferencia se encuentra, aunque sea un pequeño punto en común. Estoy segura que hoy más que nunca necesitamos el Chile de las grandes gestas, del gran sentido de unidad nacional, y para eso ustedes son prioritarios y a ustedes los quiero escuchar con atención.
Muchas gracias queridos amigos y amigas que me han acompañado y abrazo en este día tan bello como helado, tal como lo escuchamos hace ya muchos años, les digo que vayamos a casa con la alegría sana de la victoria alcanzada. ¡Viva Chile!”.
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