Llevo una semana usando Opera Neon y no sé si estoy probando el futuro de la navegación web o participando en un experimento psicológico sobre cuánta fricción tolera un humano antes de volver a su navegador habitual. Probablemente ambas cosas.
Neon trae de serie todo lo que cualquier usuario veterano de Opera da por hecho: las integraciones laterales de mensajería, las apps de música en streaming, el panel multimedia... Es el recordatorio de que, pese a toda la experimentación agéntica, sigue habiendo un Opera debajo: práctico, cómodo y pensado para quien vive pegado a varias plataformas a la vez.
La promesa es seductora: un navegador que no solo responde preguntas, sino que actúa por ti. Que navega, compara, reserva, crea. Que entiende lo que quieres hacer y lo hace mientras tú te dedicas a cosas más importantes. Opera llama a esto "agentic AI", y técnicamente es correcto: Neon puede tomar el control del navegador, abrir pestañas, rellenar formularios, comparar productos. Es IA con manos, es la propuesta de Opera para el mismo campo que Perplexity con Comet u OpenAI con ChatGPT Atlas.
El problema es que esas manos a veces son torpes, impredecibles y peligrosamente confiadas.
Opera Neon mantiene todas las bondades clásicas de Opera, como los paneles laterales para desplegar en una capa superior miniaplicaciones de mensajería o música en streaming. En la imagen, Apple Music. Imagen: Xataka.
Para entender Neon tienes que aceptar que no es un navegador con IA. Es un navegador con tres IAs viviendo juntas. Chat, Do y Make. Cada una con su función, su propósito, su personalidad. Y aquí empieza el primer gran problema: saber cuál usar en cada momento es un ejercicio de adivinanza.
Un código postal puesto porque sí, a 350 km de mi casa. Imagen: Xataka.
Neon se quedó durante una cantidad absurda de tiempo dando vueltas por la web, añadiendo el ramo al carro, atascándose en el código postal de envío, sin sentir que nada productivo estaba ocurriendo. Imagen: Xataka.
Otro ejemplo con Do:
Imagen: Xataka.
Lo que hizo fue abrir Google Shopping, introducir el término y no poder darle a 'Buscar', aparentemente por algún cambio sutil en el código de la web. Le di yo mismo y Neon continuó. Tardó bastante simplemente en escoger el orden por precio de menor a mayor. Finalmente escribió la respuesta:
Imagen: Xataka.
Final feliz, aunque cuesta pensar en escenarios de uso donde realmente compense el uso frente al tiempo y la supervisión que requiere. Si alguien no conoce la existencia de Google Shopping, este es un buen caso de uso. Si alguien conoce Google Shopping, solo tiene que hacer dos clicks.
Otro ejemplo: leyendo unas recetas de Directo al Paladar, le pedí que añadiera todos los ingredientes necesarios para hacerlas al carrito de Mercadona.
Vamos al lío. Imagen: Xataka.
Imagen: Xataka.
Este fue uno de esos escenarios en los que no hubo forma de que llegara a completar la misión.
Imagen: Xataka.
Imagen: Xataka.
También están las Cards, una especie de plantillas de prompts que funcionan como atajos mentales. Puedes combinarlas —“resumir + comparar”, “decisiones + seguimiento”— o crear las tuyas propias para no empezar desde cero cada vez que hablas con la IA. Es una idea sencilla pero potente: convierte el aprendizaje del usuario en parte del sistema. Similar a lo que propone Dia con sus Skills. Es una buena idea.
Aquí viene la parte que me interesa más, la que leo entre líneas después de una semana conviviendo con esta cosa.
Opera Neon no es realmente un producto. Es un campo de pruebas con precio de producto. Es una beta pública disfrazada de servicio premium. Y eso no sería tan problemático si no costara 20 dólares al mes.
Déjenme ser claro: he visto suficientes lanzamientos tecnológicos para reconocer cuándo una empresa está probando conceptos en campo abierto. Y Neon es eso. Los bugs no son ocasionales, son estructurales, como las alucinaciones.
El agente Do se desconecta si tu ordenador entra en suspensión. Las respuestas de Chat son verborreicas. La interfaz de Cards —esos atajos de prompts reutilizables— está llena de ejemplos sin contenido útil real.
Interfaz de los ejemplos de Cards. Imagen: Xataka.
Pero hay algo más interesante sucediendo aquí. Opera está haciendo una apuesta contraintuitiva en el peor momento posible.
Estamos en 2025:
El consenso de la industria (Dia es la excepción) es claro: la IA en navegadores debe ser gratis, ubicua, invisible. Y Opera aparece con un producto que cuesta lo mismo que una suscripción a ChatGPT Plus (que te permite usar Atlas por completo además de todo un ChatGPT), que falla más que acierta, y que te pide que cambies toda tu forma de navegar por Internet.
Es una locura. O es genialidad.
Aquí está lo que creo que Opera entiende y el resto no: si la IA va a hacer cosas por ti de verdad, no puede ser gratis.
No me refiero solo al coste computacional, que es real. Me refiero a algo más profundo. Si un navegador va a tomar control de tus pestañas, acceder a sitios donde estás logueado, realizar compras, enviar correos, etc, necesita un modelo de negocio que no sea "te espiamos y vendemos tus datos". Necesita un modelo de negocio donde tú seas el cliente, no el producto.
La arquitectura de Neon apunta en esa dirección. Do ejecuta localmente las tareas sensibles. No envía tus contraseñas a la nube. Funciona con los sitios donde ya estás autenticado sin compartir credenciales con servidores de terceros. Es un diseño híbrido: local cuando puede, nube cuando debe.
Esto es importante porque estamos a punto de entregar muchísimo poder a estos agentes. Y Opera está apostando —quizá prematuramente, pero apostando— a que la gente pagará por un agente que no vende su información a cambio. 20 euros al mes es el precio que pide.
Pero hay un problema de timing que Opera no puede resolver solo con buenas intenciones.
Llegamos a esta era de navegadores agénticos desde un lugar de hartazgo. Estamos cansados de la tecnología que nos pide más atención, más datos, más tiempo. Y Opera nos presenta un navegador que literalmente te pone gafas de realidad virtual pero para navegar por Internet. Que te pide que confíes ciegamente mientras un bot abre quince pestañas y rellena formularios. Que te dice: "dame más control, no menos".
La ironía es que el concepto es sólido. De verdad. Hay tareas en Internet que son pura fricción burocrática. Comparar 47 vuelos, reservar citas, buscar el mismo producto en cinco tiendas. Cosas que no requieren creatividad humana, solo tiempo y paciencia. Automatizar eso mucho tiene sentido.
El problema es que Neon no lo hace lo suficientemente bien todavía. Y nos pide que confiemos (y paguemos) mientras aprende.
Esta es la pregunta. Y la respuesta honesta es: depende de quién seas y cómo de desesperado estés por recuperar tiempo.
Pero más allá del cálculo individual, Neon plantea una pregunta incómoda sobre el futuro. Si los navegadores van a volverse verdaderamente agénticos —y todo indica que sí—, ¿quién capturará el valor de esa automatización? ¿Las empresas de IA que cobran subscripciones? ¿Las empresas que dominan la distribución como Apple o Google? ¿O quedará como commodity, con los modelos de código abierto igualando a los propietarios en meses?
Opera está apostando a que llegará pronto a algo que los demás no puedan replicar. Que su arquitectura híbrida, su sistema de Tasks y Cards, su modelo de subscripción, construirán un moat defensivo. Pero tras una semana de uso, no veo ese moat. Veo una buena ejecución de conceptos que otros pueden copiar.
Opera Neon es fascinante, frustrante y prematuro. Es el futuro llegando con las costuras al aire, pidiendo 20 dólares al mes por el privilegio de verlas.
No lo recomendaría a casi nadie ahora mismo, solo a entusiastas y early adopters. Pero no quiero dejar de usarlo. Porque de todos los navegadores IA que he probado, este es de los pocos que realmente intentan cambiar qué es un navegador, no solo añadirle funciones. Y eso, aunque sea torpe, aunque falle, aunque cueste demasiado, merece atención. Aunque sea compartida
El futuro de la web probablemente se parezca a algo como Neon. Solo que funcionará mejor, costará menos, y llegará cuando estemos listos para él. No creo que sea ahora, todavía.
Imagen destacada | Xataka
-
La noticia
Opera Neon promete ser el futuro del navegador. Es una visión ambiciosa todavía por madurar
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Javier Lacort
.
completa toda los campos para contáctarnos