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Publican en Francia un inquietante informe oficial sobre la penetración de los Hermanos Musulmanes en la sociedad

Publican en Francia un inquietante informe oficial sobre la penetración de los Hermanos Musulmanes en la sociedad

El documento, elaborado por los servicios de inteligencia a pedido del Ministerio del Interior, traza un cuadro alarmante sobre la influencia y extensión de esta red que ya posee unos 139 lugares de culto propios y otros 68 “cercanos”, además de 280 asociaciones que actúan en áreas como educación, finanzas islámicas, juventud, entre otras El ministro del Interior de Francia, Bruno Retailleau, encargó un informe sobre la penetración e influencia de los Hermanos Musulmanes:

El informe, encargado por el Gobierno francés, advierte de que el ascenso del grupo de los Hermanos Musulmanes en el país “amenaza la cohesión nacional” al infiltrarse en asociaciones culturales, deportivas y sociales en general.

El texto elaborado por los servicios de inteligencia señala que este grupo, todavía minoritario, ha conseguido sin embargo imponer su agenda al conjunto de los musulmanes de Francia, una agenda cuyo fin último es instaurar la ley islámica.

“Se trata de una forma de islamismo que intenta infiltrar asociaciones deportivas, culturales y de otro tipo y que supone una amenaza para la cohesión nacional. Buscan llevar a toda la sociedad francesa hacia la ‘sharia’ (ley islámica), que es incompatible con los principios del país”, dijo el ministro del Interior, Bruno Retailleau.

El objetivo de la red, representada en el país -según el informe- por la asociación Musulmanes de Francia, sería ir imponiendo una ideología que pretende acabar con la separación iglesia-estado y la igualdad entre hombres y mujeres, entre otras medidas.

El presidente Emmanuel Macron junto a su ministro del Interior, Bruno Retailleau, en una imagen de archivo (YOAN VALAT/Pool via REUTERS)

La Hermandad Musulmana recibe financiamiento de Qatar, Kuwait y Arabia Saudita, y ha ido creando mezquitas o apoderándose de las ya existentes, pero también centros educativos, clubes deportivos y asociaciones culturales.

Un rasgo de su metodología, en el que han sido bastante exitosos, es el de acusar de “islamofobia” o racismo a cualquier que formule críticas o tan siquiera preguntas sobre sus intenciones. Tarea para la cual cuentan con el respaldo activo de la izquierda. Incluso llegan a judicializar la acusación o a amenazar con hacerlo, lo que disuade a muchos críticos.

La falta de una estructura organizativa sólida y centralizada en la comunidad musulmana ha favorecido la penetración de esta tendencia que sí tiene un funcionamiento orgánico y un programa claro. El impacto de los bombardeos israelíes en Gaza (en represalia por el raid mortífero de Hamas del 7 de octubre de 2023), con su saldo de miles de civiles palestinos muertos, también los ha beneficiado, ya que la causa palestina es una de las banderas que levantan y que les ha permitido inserción en los ámbitos progresistas.

uno de los debates más encendidos en Francia en los últimos tiempos ha sido en torno a la prohibición de uso del velo en las escuelas, signo de la creciente presencia de sectores islámicos radicalizados (Europa Press/Contacto/Guillaume Bonnefont)

Aunque se trata de un movimiento minoritario en el seno del Islam, es altamente influyente sobre el resto de las corrientes musulmanas del país, más moderadas. A través de las redes sociales, mantienen un contacto directo con la población musulmana y atizan “el activismo de una nueva generación de predicadores”, muchos formados por ellos mismos.

La instalación en Europa de los Hermanos Musulmanes data de los años 50. Esta corriente fue fundada en 1928 por Hassan Banna en los arrabales de El Cairo, Egipto.

Según el informe francés, la red, que estaba perdiendo influencia en el mundo musulmán, se ha desarrollado más en Europa y sus métodos se han occidentalizado. Han sabido adaptarse para incrementar su influencia política, suavizando su lenguaje.

Esta flexibilidad es resultado de la obra de un importante teórico del movimiento, el egipcio Yusuf al-Qaradawi (1926-2022), un influyente intelectual del movimiento de los Hermanos Musulmanes, que alcanzó un gran celebridad en todo el mundo gracias al programa “La Sharia y la vida” que se emitía por la cadena de televisión Al-Yazira, y que alcanzó una audiencia de varias decenas de millones de espectadores.

El líder egipcio de los Hermanos Musulmanes Yusuf al-Qaradawi (1926-2022)

En el ensayo Le frérisme et ses réseaux, l’enquête (Investigación sobre la hermandad y sus redes, Odile Jacob, 2023), la antropóloga Florence Bergeaud-Blackler le dedica varias páginas y le atribuye una renovación sobre todo metodológica que facilitó el entrismo que hoy denuncia el informe oficial francés. Actualmente, los Hermanos Musulmanes son la vanguardia del islam mundializado, sostiene Bergeaud-Blackler.

Al-Qaradawi es el creador del “Islam del justo medio”, un movimiento que engloba tanto a los yihadistas como a los reformistas, es decir los partidarios de una expansión agresiva y los más moderados que buscan incluso adaptarse al entorno. Su filosofía, explica la autora del ensayo, es la del mal menor; un perjuicio menor puede ser tolerado si permite evitar un mal mayor. Todo reposa en “el arte de la astucia, la posibilidad de aceptar compromisos temporarios si los beneficios esperados son más importantes que los pecados cometidos para lograrlos”, describe Bergeaud-Blackler.

Es decir, al-Qaradawi combatió de este modo a los puristas que no aceptaban ceder en nada para permitir al movimiento insertarse mejor en sociedades muy alejadas de la sharia pero con el fin de ir poco a poco integrándose, logrando primero ser aceptados, reduciendo las prevenciones hacia el movimiento hasta llegar a ser defendidos por estas culturas.

Hay que establecer un orden de prioridades en el objetivo de islamizar a la sociedad, decía el líder egipcio.

FOTO DE ARCHIVO. Manifestación convocada por varias organizaciones contra el racismo y la islamofobia en París, Francia (21 de abril de 2024. REUTERS/Benoit Tessier)

Ningún aspecto de la vida de sus fieles, de todos los musulmanes, es descuidado por esta hermandad. A través de su red de organizaciones sociales, que incluye asesoramiento financiero y económico, el grupo ofrece a los musulmanes soluciones a sus problemas que el Estado francés no es capaz de proponer. Es una contención y asistencia social, económica, cultural y espiritual similar a la que en su momento le permitió a Hamas convertirse en la organización más influyente entre los palestinos, minando la influencia de la OLP.

El informe señala que, antes de tomar cualquier medida, el Estado debe “tomar conciencia de los efectos del islamismo político en Francia”. Hasta ahora, se advierte, la atención estaba puesta en luchar contra el terrorismo yihadista, olvidando el ascenso de esta ideología.

La hermandad no busca imponerse por la violencia sino mediante la infiltración en todos los estamentos de la sociedad: escuelas, universidades, gobiernos comunales, asociaciones comunitarias, etc.

Tras recibir el informe, Emmanuel Macron reunió a varios de sus ministros en un Consejo de Seguridad Nacional que se dedicará a analizarlo en detalle.

Emmanuel Macron saluda al ministro de las Fuerzas Armadas, Sebastien Lecornu. A la derecha, el ministro del Interior, Bruno Retailleau (LUDOVIC MARIN/Pool via REUTERS

“Dada la importancia del asunto y la gravedad de los hechos establecidos, el presidente ha pedido al Gobierno nuevas propuestas” para contener al islamismo más radical, encarnado en los Hermanos Musulmanes, informó un vocero de la presidencia.

En réplica al informe, el grupo Musulmanes de Francia calificó de “infundadas” las acusaciones vertidas en su contra y negó apoyar “un proyecto político extranjero”.

El líder de la derechista Agrupación Nacional (RN), Jordan Bardella, subió la apuesta al pedir la prohibición de esta organización en el país ante “la amenaza existencial que supone para Francia”. En cambio, el izquierdista Jean-Luc Mélenchon (LFI, La Francia Insumos) acusó al Ejecutivo de abrazar las tesis de la extrema derecha de Marine Le Pen y de “desencadenar una cruel inquisición”. Este respaldo del líder de LFI no es gratuito: el 70 % de los musulmanes apoya a esa fuerza.

Jean-Luc Melenchon, jefe del partido de izquierda La France Insoumise  (REUTERS/Benoit Tessier)

Emmanuel Razavi, periodista y ensayista, coautor con Alexandre Del Valle, de Le projet: La stratégie de conquête et d’infiltration des frères musulmans en France et dans le monde [El proyecto: la estrategia de conquista e infiltración de los hermanos musulmanes en Francia y en el Mundo, Broché, 2019), y que lleva 25 años investigando sobre este tema en el exterior -Egipto, Jordania, Irak, Pakistán y Gaza-, y también en Francia, España, Alemania y el Reino Unido, dijo al medio Atlantico: “Lo que tenemos que entender sobre los Hermanos Musulmanes es que sus fundadores pretendían organizar cualquier sociedad en la que vivieran musulmanes en torno a los valores del islam y la sharia. Su proyecto era, y sigue siendo, religioso, pero también social, jurídico y político. Eso es lo que lo hace especia”.

“Su idea de una revolución islámica y de la islamización de la sociedad ha perdurado hasta nuestros días. Todas las asociaciones religiosas y culturales que se proclaman próximas a ellos actúan de este modo, con el objetivo de islamizar la sociedad en la que viven, incluso en Europa. Contrariamente a lo que podría pensarse, no lo ocultan”, siguió diciendo.

Y concluyó: “Así que sí, los Hermanos Musulmanes representan un peligro para Francia y las democracias europeas”, porque “son una organización infiltrada, que se extiende en todos los estratos de la sociedad”.

El ensayo de Florence Bergeaud-Blackler sobre las redes de la hermandad musulmana

En esa expansión, han logrado el respaldo de buena parte de la izquierda que asume su defensa como la de otras “minorías” supuestamente perseguidas y oprimidas por el “horrible” sistema de su propio país, al que parecen aborrecer, pero que es el que les permite expresarse y militar por estas causas, algo que difícilmente podrían hacer con la misma libertad en los países de origen de algunos de los fundamentalistas a los que apañan.

El ex primer ministro Gabriel Attal, jefe de la bancada macronista en la Asamblea Nacional, dijo que el informe “saca a la luz una ofensiva organizada para desafiar los valores del país” y propuso la prohibición del velo islámico en las niñas menores de 15 años.

El diputado de izquierda Francois Ruffin replicó: ¿”Vamos a prohibir el bautismo?”, como si se pudieran equiparar ambas cosas. Una reacción que ilustra hasta qué punto la influencia que describe el informe es real.

Como no recordar al escritor francés Michel Houellebecq que en 2015 escandalizaba con una novela —Sumisiónen la cual imaginaba —en un futuro no muy lejano— una Francia musulmana. Era la parábola de un Viejo Continente que, de tanto renegar de su pasado y de sus valores —recordemos el rechazo a incluir una mención a “las raíces cristianas de Europa” en la Constitución de la UE—, acababa sometido a una nueva creencia. Y además una que, lejos de respetar la laicidad y la neutralidad del espacio público, pretendía formatear todos los ámbitos de la sociedad.

¿Cómo pretender que las nuevas generaciones de jóvenes hijos de inmigrantes amen a Francia si su propia elite reniega del pasado y de la herencia cultural del país? Porque ese es el trasfondo más grave de este informe: la dificultad que experimenta el país para integrar a los distintos grupos étnicos o religiosos de llegada relativamente reciente en la cultura francesa.

El laicismo militante de cierta dirigencia generó un vacío de espiritualidad que acaba siendo llenado por la radicalización de otras confesiones, ante las cuales se repliegan muchas veces los mismos que abominan de la herencia cristiana.

Sumisión, la parábola de un Viejo Continente que, de tanto renegar de su pasado y de sus valores, acababa sometido a una nueva creencia

En la novela de Houellebecq, una Europa cansada, incapaz de responder a las tensiones sociales y políticas que la atraviesan e incluso la fragmentan, se “entrega” a una corriente de pensamiento unos siglos más “nueva” y ciertamente más dinámica: el islamismo.

Houellebecq no estaba inventando de la nada. Fundaba su parábola futurista en realidades y tensiones ya presentes, como la “guetización” de los suburbios de las grandes ciudades a un punto alarmante y sin solución a la vista.

Con el agravante de que la corrección política impide muchas veces no solo el debate sino la mera enunciación de los temas. Es más fácil censurar que pensar.

En Sumisión, los personajes de Houellebecq, unos intelectuales que, dando por muerta a Europa -luego de una crisis sobre todo moral a la que asistieron con algo de preocupación pero sin ningún compromiso-, empezaban a convertirse al Islam, elaborando un relato justificatorio, mientras que las mujeres abandonaban el mercado laboral, y también los pantalones y las minifaldas...

Michel Houellebecq (MTI Fotó: Koszticsák Szilárd)

Una nueva civilización, una nueva fe y una nueva economía ocupaban el lugar de la cultura occidental, individualista, liberal en usos y costumbres, pero incapaz de dar respuestas a los problemas de la sociedad.

Un signo de la influencia de esta red fue justamente la reacción a la publicación del libro ya mencionado de Florence Bergeaud-Blackler, que es una detallada historia del surgimiento de los Hermanos Musulmanes, su evolución hasta la actualidad y su expansión en Europa y en Francia en particular.

Varias conferencias de la autora en universidades públicas debieron ser anuladas por presión no del grupo mismo sino de los centros de estudiantes ganados a la causa de la lucha contra la islamofobia. Acusaciones de racismo y cancelaciones se sucedieron mientras que Bergeaud-Blackler debió retirarse custodiada de una charla que logró dar en la Sorbona.

Florence Bergeaud-Blackler tuvo que retirarse custodiada de la Sorbona luego de dar una conferencia sobre las redes de la hermandad musulmana

Es natural que esto pase porque, como señala la propia Bergeaud-Blackler, actualmente, en Ciencias Sociales ya no se estudia el islam sino la islamofobia…

Fuente

Infobae.com

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