Cuando ves que una operadora “regala” un Galaxy al contratar una tarifa, la sensación es inmediata: estás aprovechando una oportunidad redonda. Pantalla nueva, cámara de última generación y cero euros de desembolso inicial suenan demasiado bien para dejarlos pasar.
Sin embargo, detrás de estas promociones tal vez haya una letra pequeña que rara vez se explica con claridad y solemos pasar por alto, cegados por el reclamo del "móvil gratis". Ese supuesto regalo se puede convertir en una compra bastante más cara de lo que pensamos en un primer momento.
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El móvil no es gratis, lo estás pagando mes a mes
El primer detalle que suele pasar desapercibido (o al que no queremos prestar atención), es que el terminal nunca es realmente gratuito. En la gran mayoría de ofertas, el Galaxy se financia a plazos dentro de la cuota mensual de la tarifa, aunque no siempre aparezca como un cargo separado.
Es decir, una parte de lo que pagas cada mes va destinada a cubrir el coste del móvil. Si eliges una tarifa más cara de lo que usarías normalmente para “conseguir el Galaxy”, esa diferencia mensual acaba sumándose durante 24 o incluso 36 meses.
Al final, el cálculo sencillo puede ser demoledor: el precio total que terminas pagando entre tarifa y terminal tal vez supere al que tendrías adquiriendo el móvil libre por tu cuenta y contratando una tarifa más ajustada a tu consumo real.
La permanencia, el ancla invisible
Muchas veces estas promociones llevan asociada una permanencia. Durante dos o tres años quedas atado a la operadora bajo penalización económica si decides marcharte antes de tiempo. Esto limita tu capacidad de cambiar de compañía para aprovechar mejores precios o coberturas.
Si la red funciona mal en tu zona, suben las tarifas o aparecen ofertas mucho más competitivas, no puedes reaccionar sin pagar una penalización que suele equivaler a la parte pendiente del móvil. De nuevo, el Galaxy “regalado” acaba siendo una jaula contractual más que un incentivo real.
Tarifas sobredimensionadas
Otro punto poco transparente suele ser la elección obligada de ciertos planes. Para acceder a los Galaxy más recientes, casi siempre debes contratar tarifas de gama alta: datos ilimitados, varias líneas o servicios extra que quizás nunca usarás.
La operadora no suele ofrecer estas promociones con planes básicos, de forma que acabas pagando por prestaciones que no te hacen falta solo para mantener el supuesto regalo.
El cambio de móvil, mucho menos flexible
Cuando compras un Galaxy libre, decidir cuándo renovar es cosa tuya. Con la operadora, el ciclo de cambio queda marcado por el final de la financiación y la permanencia. Si quieres actualizar antes, vuelves a empezar otro compromiso similar y se acumulan pagos. Esto convierte una compra puntual en una relación continua con el operador de la que cuesta salir.
Además, el valor de reventa del terminal queda diluido: aunque técnicamente sea tuyo, sigue arrastrando un contrato activo que te condiciona a nivel económico.
El resumen es claro: la comodidad de salir con el Galaxy bajo el brazo sin pagar nada ese día es tentadora, pero puede ser una opción más barata solo a medio plazo. Comprar libre, elegir la tarifa que realmente necesitas y separar ambas decisiones puede ofrecerte en muchos casos más libertad y ahorro.
Las ofertas de las operadoras juegan con la psicología del “cero euros hoy”, minimizando la percepción de gasto real. Sin embargo, cuando sumas cuotas, permanencia y tarifas sobredimensionadas, muchos descubren que aquel Galaxy “regalado” era, en realidad, uno de los móviles más caros que han comprado nunca.
Imágenes | Dall-E con edición
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La noticia
Sacar un Galaxy con la operadora puede sonar genial, pero hay cosas a tener en cuenta cuando te “regalan” un smartphone
fue publicada originalmente en
Xataka Móvil
por
Manuel Naranjo
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