Sheinbaum reitera que no frenará elección judicial tras críticas de la oposición: “No entienden”
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Sheinbaum reitera que no frenará elección judicial tras críticas de la oposición: “No entienden”

La presidenta defendió el proceso y lo consideró necesario para combatir el nepotismo y la corrupción; señala a jueces por delitos “de cuello blanco”
Esta mañana, la presidenta Claudia Sheinbaum defendió la elección judicial y la consideró como una respuesta necesaria a un sistema plagado de corrupción y privilegios heredados del pasado. Hizo énfasis en que el “antiguo régimen neoliberal” servía a una élite acostumbrada a beneficiarse del poder público, mientras que con el proceso electoral se busca consolidar un poder judicial más justo y que no sea dependiente de vínculos personales.
Aludiendo directamente a los vicios del sistema judicial, Sheinbaum expuso el fenómeno del nepotismo como un eje estructural del deterioro institucional. Según sus palabras, el supuesto sistema de carrera judicial fue en realidad una fachada que encubrió redes clientelares donde las designaciones eran fruto de relaciones personales. Esta crítica no sólo apunta hacia el pasado, sino que también pone en entredicho la legitimidad de los mecanismos actuales de selección y permanencia en el poder judicial, abriendo así el terreno para una reestructuración radical que, desde su perspectiva, es respaldada por la ciudadanía mexicana.
“México cambió. Antes ellos veían por sus privilegios, México iba bien porque ellos tenían privilegios, desde comentócratas, intelectuales entre comillas, medios de comunicación, personajes del PRIAN que se beneficiaron del poder público. Ellos quisieran regresar a eso (al modelo neoliberal), pero eso ya no va a regresar. No va a regresar porque el pueblo no quiere que regrese. La reforma al poder judicial no se hubiera dado si el poder judicial no hubiera estado lleno de nepotismo y corrupción”, aseguró la mandataria.
Sheinbaum señaló casos concretos en los que, dijo, la justicia no ha funcionado: delitos de cuello blanco, evasión fiscal e, incluso, por delincuencia organizada, mismos que no han sido perseguidos debido a la actuación (o inacción) de jueces.
“El problema es que en México el poder judicial, en su gran mayoría, se fue propagando a partir de las relaciones personales; aunque hablaban de que había carrera judicial, en realidad era el primo del amigo del hermano. Esto fue reconocido hasta por la propia presidenta de la Corte, el nepotismo. Aquí (en Palacio Nacional) hemos presentado múltiples casos y los presentó el presidente (Andrés Manuel) López Obrador, casos de delitos de ‘cuello blanco’, de robo de recursos públicos, de no pagar impuestos, aunque la ley lo establece, que no pasa nada porque los jueces sencillamente no proceden. O casos, incluso, de delincuencia organizada, en los que los jueces tampoco proceden o liberan a delincuentes sin ningún argumento jurídico”, lamentó.
¿A quién respondía la Corte?
Al abordar las alternativas para reformar el poder judicial, la presidenta Claudia Sheinbaum comparó el proceso actual con el impulsado en 1994 por el entonces presidente Ernesto Zedillo. Recordó que dicha reforma implicó la renovación completa de la Suprema Corte y una reestructuración del Consejo de la Judicatura, aunque, según dijo, los nuevos integrantes respondían al Ejecutivo federal, ya que, si bien el Senado los nombraba formalmente, era el presidente quien los proponía. En contraste, Sheinbaum defendió el actual planteamiento de elección por voto popular como una vía más legítima para sanear el poder judicial. Afirmó que permitir que el pueblo elija directamente a jueces y ministros reduce el margen de error.
Además, cuestionó las críticas que califican esta propuesta como autoritaria, al considerar contradictorio que se interprete como autoritarismo el hecho de abrir el proceso de selección a la ciudadanía.
“¿Qué opciones había? haber hecho una reforma al poder judicial como la que hizo Ernesto Zedillo. Cuando entró al poder quitó a toda la corte y entró una nueva, modificó el consejo de la judicatura, pero ¿a quién le respondía la nueva corte? Pues al presidente de la república porque él, formalmente los nombraba el Senado, pero en realidad los elegía el presidente. Entonces, ¿cómo sanear el poder judicial? Pues donde menos nos equivocamos es que decida el pueblo, es lo mejor que puede haber. Quien no entiende eso y, además, quien dice que eso es autoritario… ¿cómo es que dejar que el pueblo de México elija a un juez o a un ministro es autoritario? Ahora sí que no entienden”, concluyó en referencia a este tema.
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