Durante la última cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) celebrada el lunes en Kuala Lumpur, ministros de Exteriores de Tailandia y Camboya expresaron su preocupación por el impacto de las minas antipersona en la frontera, incidentes que han generado víctimas mortales principalmente entre el personal militar tailandés. Este encuentro ha dado lugar a una nueva convocatoria entre representantes militares de ambos países, quienes reanudarán las conversaciones de paz este miércoles, buscando estabilizar la situación tras semanas de tensiones y denunciar nuevos episodios de violencia en la región fronteriza.
Según detalló el medio, el acuerdo para retomar el diálogo se produjo en la capital de Malasia y responde al entendimiento preliminar que las dos partes alcanzaron a finales de octubre, en un contexto marcado por presiones internacionales y la intermediación del presidente estadounidense Donald Trump. El ministro de Exteriores tailandés, Sihasak Phuangketkeow, confirmó la cita y reconoció que el pacto de alto el fuego firmado meses atrás, durante la visita del mandatario estadounidense, fue adoptado con premura y bajo influencia de Washington. "A veces teníamos prisa por hacer la declaración conjunta porque Estados Unidos quería que se firmara durante la visita del presidente Trump", indicó Phuangketkeow, según publicó la fuente mencionada.
El principal espacio de diálogo será el Comité General Fronterizo, una instancia creada con el objetivo de tratar y resolver asuntos fronterizos entre Tailandia y Camboya. Será dentro de este marco donde representantes militares de ambas naciones buscarán abordar tanto las causas inmediatas de los enfrentamientos como posibles mecanismos para evitar nuevas víctimas civiles y desplazamientos poblacionales a raíz de la violencia. El medio señaló que los últimos intercambios verbales ocurrieron en un ambiente de alta tensión después de que el Ejército camboyano denunciara varios bombardeos tailandeses en la disputada zona de Preah Vihear, un área relevante por la presencia de un antiguo templo jemer que ambos países reivindican.
La reactivación de los bombardeos y las acusaciones públicas por parte de Camboya han agravado la situación, mientras continuaba el compromiso formal de ambas partes de buscar una solución pacífica. Las cifras de víctimas proporcionadas por el medio muestran que los choques recientes han dejado un saldo de 75 muertes: 56 del lado tailandés, entre ellas 22 militares y 34 civiles, y 19 civiles del lado camboyano, sin que este país haya difundido datos sobre sus bajas militares.
En las últimas semanas, la frontera de ambos países se ha visto envuelta en múltiples episodios de provocaciones y acusaciones cruzadas, lo que ha reactivado la tensión similar a la observada en la escalada de hostilidades registrada en julio. De acuerdo con los datos aportados por el medio, ese período concentró hechos violentos que condujeron, en apenas cinco días, a la muerte de aproximadamente 50 personas y al desplazamiento de cientos de miles de habitantes, añadiendo presión a la necesidad de mantener la tregua y evitar una crisis humanitaria mayor.
La firma del alto el fuego en octubre buscó frenar esta espiral de confrontaciones tras semanas de incidentes y denuncias por actividades militares irregulares en el área limítrofe. No obstante, las recientes acusaciones y el intercambio de fuego indican la fragilidad del acuerdo alcanzado, lo que ha motivado a las autoridades de ambos países a retomar el diálogo y a aprovechar el espacio multilateral de la ASEAN para buscar garantías institucionales que permitan preservar la tregua.
Según ha remarcado el ministro tailandés, la situación de las minas antipersona en la zona continúa representando un riesgo para las tropas y la población civil local. El medio recogió la advertencia de Phuangketkeow sobre la posibilidad de que los incidentes deriven en bajas entre quienes transitan o habitan en la región objeto de disputa. Durante la reunión ministerial en Kuala Lumpur, las partes discutieron mecanismos de cooperación para la gestión de crisis y la neutralización de los artefactos explosivos, así como la necesidad de reforzar las medidas de prevención de nuevos desplazamientos masivos.
Aunque persisten los recelos y las diferencias respecto al control del área de Preah Vihear, tanto Tailandia como Camboya han ratificado su disposición para continuar las negociaciones, coincidiendo en la prioridad de proteger a las comunidades fronterizas y de impedir una intensificación del conflicto. El contexto internacional y la participación de actores externos, señalados por la mediación estadounidense, suman otros elementos a la compleja agenda del diálogo bilateral. Según consignó el medio, la coyuntura regional y la presión de la ASEAN han sido determinantes para la reanudación de estas conversaciones, consideradas esenciales por ambas partes en la búsqueda de una solución duradera y estable.
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