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En 2025, países como Finlandia, Suecia o Lituania habían publicado guías para su población centradas en la preocupación ante una posible guerra con Rusia. En Taiwán han ido un poco más lejos si cabe. La nación ha decidido asumir públicamente algo que hasta hace pocos años se evitaba incluso nombrar: que la amenaza militar de China ya no es una hipótesis remota, sino una presión diaria que obliga a preparar a toda la población a escenarios.
Y lo han hecho sin nombrar en ningún momento a Pekín.
Un manual para una isla. La guía tiene “trampa”, ya que hay escenarios que van desde desastres naturales hasta una invasión coordinada por tierra, mar, aire y ciberespacio. Dicho esto, es la primera vez que el Gobierno envía un manual de seguridad a cada hogar del país (23 millones de habitantes), un gesto sin precedentes que revela tanto la gravedad de la situación estratégica como la determinación política de mostrar que la sociedad civil no será un eslabón débil en caso de conflicto.
La guía, rediseñada para ser comprensible para cualquier ciudadano, combina instrucciones prácticas, advertencias tecnológicas, pautas psicológicas y una idea central que estructura todo el mensaje: la defensa de Taiwán depende de que cada persona sepa qué hacer desde el primer minuto de una crisis.
Prepararse dentro de casa. El manual parte de un principio básico: en una crisis real, la infraestructura pública puede quedar interrumpida y la supervivencia inicial dependerá de la capacidad de cada familia para ser autosuficiente durante al menos una semana. La guía explica cómo evaluar las necesidades logísticas del hogar, desde alimentos secos, agua y medicinas hasta baterías, radios, material higiénico y utensilios básicos para cocinar sin electricidad.
Se pide mantener un “stock rotatorio”, consumiendo y reponiendo para que nunca falten reservas. También introduce la necesidad de considerar a personas vulnerables (mayores, bebés, dependientes) y de tener siempre cargadores, dinero en efectivo, copias de documentos y medios de comunicación alternativos en caso de que internet o la telefonía móvil sean saboteados.
Equipaje de emergencia. El corazón del manual es la preparación del go-bag, un kit que debe poder tomarse y llevarse en segundos si la situación obliga a abandonar el hogar. Incluye agua, comida lista para consumir, botiquín básico, ropa para lluvia y frío, linterna, radio, cargadores, documentos, herramientas simples y mapas en papel.
Esta sección insiste en que la población debe interiorizar la lógica de la movilidad inmediata, comprendiendo que en los primeros momentos de una crisis la rapidez puede ser la diferencia entre quedar atrapado o alcanzar un punto seguro.
Escenarios de amenaza. Una de las novedades más llamativas es la enumeración explícita de escenarios hostiles, todos ellos basados en patrones ya observados en ejercicios militares chinos o en formas de coerción que Taipéi identifica como parte de una guerra híbrida sostenida. Se incluyen el sabotaje de cables submarinos, los bloqueos marítimos encubiertos como inspecciones, la creación de falsas zonas de exclusión aérea, los drones intrusivos sobre el espacio taiwanés, las campañas de desinformación, los ciberataques y la posibilidad de que fuerzas enemigas intenten infiltrarse o simulen identidades para confundir a la población.
El manual advierte que, en un entorno así, distinguir aliados y enemigos puede ser difícil, por lo que la regla es simple: alejarse de cualquier actividad militar detectada y no difundir imágenes que puedan revelar movimientos defensivos taiwaneses.
Entrenamiento del ejército taiwanés
Cómo actuar durante bombardeos. El documento también detalla con pragmatismo cómo sobrevivir a un ataque aéreo si no hay tiempo de alcanzar un refugio subterráneo: retirarse de ventanas y paredes, tumbarse en el suelo, cubrir la cabeza y abrir ligeramente la boca para amortiguar el impacto de la onda expansiva.
Para quienes se encuentren en la calle, se insiste en adoptar la posición de protección y orientarse en sentido contrario a la explosión. El manual, además, actualiza rutas de evacuación, puntos de ayuda y localización de refugios, y subraya la importancia de fijar tres lugares de encuentro familiar previamente acordados para evitar la fragmentación de grupos en medio del caos.
La dimensión psicológica. Otra parte esencial es la gestión emocional. Se alienta a reducir la exposición a noticias irrelevantes para evitar saturación, a mantener rutinas de descanso y alimentación y a hablar abiertamente del miedo como forma de evitar que crezca de manera descontrolada.
En el caso de los niños, la guía recomienda incluirlos en la preparación de go-bags, explicarles lo que está ocurriendo con lenguaje apropiado y enseñarles a identificar noticias falsas, una amenaza que Taiwán sufre cada día como parte del acoso informativo procedente del exterior.
Ciberseguridad y tecnología. El manual dedica un apartado completo a advertir sobre los riesgos de usar aplicaciones y dispositivos tecnológicos ligados a empresas chinas. La guía señala plataformas como TikTok, WeChat, RedNote o herramientas de IA como DeepSeek, y recuerda que ciertos dispositivos con cámara pueden ser vectores de recopilación de datos.
La instrucción es clara: reducir su uso, desactivar funciones sensibles y desconfiar de cualquier comportamiento anómalo en los equipos electrónicos.
Ofensiva cívica. Si se quiere también, lo más relevante de este despliegue masivo no es solo su contenido, sino su significado estratégico: Taiwán quiere mostrar a Pekín que su sociedad no es pasiva ni frágil, que sabe qué hacer y que el coste humano, social y político de una invasión no sería bajo.
La campaña, que repartirá más de 11 millones de copias, busca reforzar la idea de que la defensa de la isla no depende únicamente de su ejército, sino también de un tejido civil preparado, consciente y coordinado. El mensaje político es explícito: la resistencia taiwanesa no espera un “D-Day”, posiblemente porque ya vive bajo amenaza diaria, pero está dispuesta a asumir las consecuencias de defenderse si ese día llega.
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La noticia
Taiwán acaba de enviar a la población un manual de supervivencia. No aparece el nombre de China, todo lo demás recuerda a Pekín
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Miguel Jorge
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