Taylor Swift, el cachorro de guepardo que logró escapar del tráfico ilegal de mascotas
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Taylor Swift, el cachorro de guepardo que logró escapar del tráfico ilegal de mascotas

Luego de ser rescatada en condiciones críticas, esta cría africana bautizada como la artista del pop muestra avances notables gracias a un programa dedicado a su rehabilitación
El amor de la cantante Taylor Swift por los gatos es bien conocido por el público en general. A lo largo de su carrera, ha expresado abiertamente su fascinación por estos animales, a quienes considera no solo sus compañeros de vida, sino también una extensión de su personalidad artística. Dueña de tres felinos —Meredith Grey, Olivia Benson y Benjamin Button—, Swift hace parte de su imagen pública a sus gatos, convirtiéndolos en auténticas celebridades.
Este cariño ha sido expresado en múltiples entrevistas. En 2019, la intérprete de All Too Well comentó en entrevista con la revista Time: “Estoy obsesionada con mis gatos. Los amo tanto que cuando surgió la oportunidad de participar en la película Cats, supe que debía hacerlo”. Esta afirmación no solo reafirma su apego a los felinos, sino que también muestra cómo su vida personal y profesional se entrelazan con este afecto.
La influencia de Swift en el mundo felino se ha vuelto tan significativa que incluso la organización internacional Cheetah Conservation Fund (CCF) rescató a una bebé guepardo y decidió bautizarla como “Taylor Swift” en honor a la devoción de la artista por los gatos.
La cachorra rescatada del tráfico ilegal
La guepardo Taylor Swift es una cría que apenas algunos meses de vida. Aunque nació en libertad bajo el cuidado de su madre en alguna región del Cuerno de África, fue capturada por traficantes de animales exóticos que pretendían venderla como mascota en el mercado ilegal.
El rescate lo realizó personal del Cheetah Conservation Fund (CCF), una organización sin fines de lucro con sede en Namibia y presencia en Somalilandia, dedicada a la conservación del guepardo. Cuando la encontraron, la cachorra apenas pesaba 1.3 kilogramos y tenía un tamaño similar al de un gato doméstico. Gracias a la intervención oportuna de los especialistas, se logró salvar su vida y evitar su ingreso definitivo al comercio ilegal de fauna silvestre.
Desde su rescate, esta guepardo con nombre de celebridad permanece bajo el cuidado de expertos en un centro especializado de rehabilitación en Somalilandia. La doctora Laurie Marker, fundadora y directora ejecutiva de la organización, informó que la cachorra responde favorablemente a una dieta equilibrada y ya inició un proceso de desensibilización al contacto humano, fundamental para su salud y manejo médico. Aunque aún se encuentra en una etapa temprana de su desarrollo, su progresose describe como “muy exitoso”.
La fundadora hizo una referencia con humor a la gira “Eras” de la cantante homónima a este felino y dijo que se encuentra All too well (como una de las icónicas canciones de Swift) debido a que hay un “espíritu esperanzador que rodea a esta historia de rescate y supervivencia”.
El centro de Somalilandia donde ahora vive Taylor Swift es una reserva de 720 hectáreas equipada con recintos de entre dos y cinco hectáreas. Estos espacios proporcionan a los guepardos rescatados un entorno seguro y amplio para jugar, desarrollarse y, en algunos casos, prepararse para una posible reintroducción a la naturaleza. La labor de CCF en esta región es esencial, dado que Somalilandia se ha convertido en uno de los puntos críticos del tráfico ilegal de fauna en el continente africano.
El guepardo, una especie en riesgo crítico

Aunque el guepardo (Acinonyx jubatus) es uno de los felinos más emblemáticos del mundo, su supervivencia está gravemente amenazada. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) lo clasifica actualmente como especie “vulnerable”, aunque muchos científicos consideran que debería figurar en la categoría de “en peligro de extinción”, dada la acelerada reducción de su población.
A inicios del siglo XX, se estimaban cerca de 100 mil individuos en libertad, principalmente en África. Hoy, apenas sobreviven menos de 7 mil 100 guepardos, lo que representa una disminución dramática del 93% de su distribución histórica.
Las causas de esta crisis son múltiples y complejas. En primer lugar, la pérdida y fragmentación del hábitat debido a la expansión agrícola, la urbanización y la deforestación han reducido considerablemente los espacios en los que el guepardo puede cazar y reproducirse. Asimismo, la caza furtiva, tanto de los propios animales como de sus presas naturales, contribuye a su desaparición. Otro factor crítico es el conflicto con las comunidades humanas, especialmente cuando los guepardos atacan al ganado, lo que frecuentemente desencadena represalias letales.
Una amenaza adicional es el comercio ilegal de mascotas exóticas. Las crías de guepardo son especialmente vulnerables a esta práctica ya que son capturadas jóvenes, separadas de sus madres y vendidas en mercados clandestinos, especialmente en Medio Oriente. Se estima que por cada cría que sobrevive al tráfico, otras cuatro mueren en el proceso, debido al estrés, la desnutrición o las malas condiciones de transporte, según el Fondo para la Conservación del Guepardo.
La situación es aún más grave para el guepardo asiático (Acinonyx jubatus venaticus), una subespecie que hoy sobrevive únicamente en Irán con una población de apenas unas decenas de ejemplares. Prácticamente extinta en el resto del continente, esta variante enfrenta una extinción inminente sin intervención inmediata y sostenida.
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