Una estadounidense que vive en España cuenta su experiencia en el apagón: “Españoles, otra vez más me enseñáis lo que es importante en la vida”
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Una estadounidense que vive en España cuenta su experiencia en el apagón: “Españoles, otra vez más me enseñáis lo que es importante en la vida”

Rachel aplaude el “optimismo” y “amor por vivir” de los españoles por su reacción ante el apagón del 28 de abril
“Españoles... otra vez”, dice Rachel Anne, y empieza a aplaudir a cámara. Rachel es una estadounidense que vive en España y comparte su experiencia como extranjera en el país a través de su perfil de TikTok, @raquelannee, en el que cuenta con más de 63 mil seguidores.
“Es que sois increíbles, de verdad” dice risueña, apoyando la cabeza en sus manos, y añade: “Es que otra vez más me enseñáis lo que es importante en la vida y como se vive, porque ayer”, refiriéndose al 28 de abril, día del apagón masivo en la Península, “bueno, yo entré en pánico, porque está en mi sangre, soy de Estados Unidos. Entonces, si pasa algo así entras en pánico y piensas en lo peor que puede pasar... es genético”, asegura.
“Vosotros estabais en la calle”, celebra, “disfrutando, riendo, bailando, cantando, es que... qué bonito, de verdad: qué bonito”. “Anyway”, concluye, “sólo quería venir a aplaudiros por vuestro optimismo y vuestro amor por vivir, porque se nota mucho y es precioso, y por eso amo vivir aquí”.

El apagón del 28 de abril
Más allá de algunos casos en los que las personas, al igual que haría Rachel, entraron en pánico y acudieron a toda prisa a comprar todo el papel higiénico que les fuese humanamente posible cargar - prioridades -, además de alimentos no perecederos - y perecederos por igual, sin que las neveras o congeladores estuviesen funcionando -, en general la gente estaba tranquila y casi agradeció el rato.
No todo el mundo tuvo la oportunidad de verlo tan bonito: mucha gente quedó en situaciones vulnerables, desde personas que se quedaron tiradas lejos de casa y de cualquier parte y sin donde caerse muertas a convalecientes que, si hubiesen estado algo más sin luz, podrían haber perdido la vida.
Por no hablar, claro, de aquellas personas para las que las consecuencias del apagón fueron fatales: el lunes, minutos después de que toda bombilla y pantalla pasase a negro, una mujer de 46 que vivía en Alzira, Valencia, murió por la falta de corriente para la máquina que le proporcionaba oxígeno. De forma similar, en Taboadela, Ourense, perdió la vida una familia por sufrir una intoxicación con monóxido de carbono por la posible mala combustión del generador para un respirador, según se dio a conocer a primera hora de la tarde del martes. También en Galicia perdieron la vida tres personas: una de 59 años en Ferrol, otra de 80 en Betanzos, y otra de 86 en Dumbría. Por otro lado, en la noche del lunes, un incendio que tuvo lugar en distrito madrileño de Carabanchel: una mujer de 52 años murió y trece personas resultaron intoxicadas por la inhalación de humo. El fuego se declaró sobre las diez de la noche, cuando la luz todavía estaba volviendo a algunos barrios de la capital.
Más allá de los casos de tragedia, de las complicaciones ferroviarias, y de las pérdidas de miles de euros en muchos negocios, la jornada se pudo saldar con la luz de vuelta en la mayor parte del país.
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