Washington, 12 dic (EFE).- Los Vancouver Whitecaps firmaron este 2025 su mejor año deportivo -finalistas de la Copa de Campeones de la Concacaf y de la MLS y campeones de la Copa de Canadá-, pero la ausencia de un estadio propio se ha convertido en un serio quebradero de cabeza para el club: lastra su modelo de negocio y aviva las amenazas de la liga de trasladar la franquicia a otra ciudad.
Vancouver juega en el BC Place, un estadio de propiedad pública de la provincia de Columbia Británica que este verano albergará siete partidos del Mundial 2026 y que el club alquila para sus encuentros. En BC Place, el club no controla la taquilla, las concesiones, el aparcamiento ni la explotación del estadio en días de partido, lo que limita sus ingresos.
Además, el actual contrato entre el club y la provincia se termina este 2025 y las negociaciones para renovarlo no han avanzado. El comisionado de la Major League Soccer (MLS), Don Garber, avisó que la liga tiene enfrente "decisiones difíciles" si no se llega a un acuerdo pronto.
Garber ha viajado a Vancouver para tratar de desencallar las negociaciones en busca de un acuerdo más beneficioso, aunque hasta ahora sin frutos.
"Tenemos una situación de estadio que no es la ideal y estamos intentando solucionarla. Y hay un arreglo a corto plazo muy concreto: queremos un mejor contrato de alquiler en BC Place", afirmó Garber en una de sus visitas a Vancouver.
"Esas restricciones y esos desafíos hacen que la situación sea insostenible para los Vancouver Whitecaps. Económicamente, no participan en ningún ingreso", añadió.
Si nada cambia, Vancouver -que este año ha visto a su equipo en lo más alto del fútbol norteamericano- podría acabar perdiéndolo.
"Nos debemos a la gente que de verdad quiere tener un equipo de la MLS. Tenemos que esperar y ver si la ciudad y la provincia están dispuestas a hacerlo. Si no, tendremos que tomar decisiones difíciles", dijo el comisionado la semana pasada durante un discurso de cierre de temporada.
Para la liga, la estabilidad del club en Vancouver -un mercado que considera estratégico- pasa necesariamente por un proyecto de estadio propio para que pueda generar negocio con las entradas, las concesiones o los 'naming rights'.
De los 30 equipos de la MLS, 21 ya cuentan con estadio propio de fútbol, que serán 23 cuando New York City y Chicago inauguren los suyos en 2027 y 2028. Otros comparten el estadio con una franquicia 'hermana' de NFL, como en Boston, Atlanta, Charlotte y Seattle.
La semana pasada se abrió una puerta en ese sentido. El operador del hipódromo de Vancouver, el histórico Hastings Racecourse -en funcionamiento durante más de 130 años- anunció que dejará de utilizar esas instalaciones después de que la ciudad impusiera nuevas restricciones a las apuestas.
El fin de la actividad en Hastings deja abierto por completo el futuro del recinto, con muchas miradas dirigidas a los Whitecaps, que ya habían mostrado interés en unos terrenos cercanos.
En una MLS con un reparto modesto de ingresos televisivos y donde el dinero llega sobre todo a través de los patrocinios y de la taquilla, los Whitecaps figuran entre los clubes con menor capacidad de generación de recursos. Y eso, pese a contar con una de las aficiones más fieles de la competición.
Toda esta situación ha llevado a los actuales propietarios -que incluyen a la exestrella de la NBA Steve Nash- a poner el club en venta, pero, un año después de iniciar el proceso, aún no han encontrado comprador. EFE
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