SEÑOR DIRECTOR:
El cierre del Lago Vichuquén hasta el año 2026, se puede interpretar como una señal de alarma ambiental de máxima prioridad que no podemos ignorar. Sin embargo, resulta desalentador ver cómo la crisis se ha transformado en una disputa donde vecinos, autoridades y privados se acusan mutuamente, mientras la condición del lago persiste en deterioro
La experiencia internacional en la gestión de estos desastres establece que la revisión exitosa no se logra a través de procesos litigiosos, sino mediante la implementación de planes de emergencia con posteriores planes de remediación. Por consiguiente, es imperativo que la autoridad asuma el liderazgo para convocar a una mesa de trabajo colaborativa público-privada. El sector privado cuenta con la ingeniería y las tecnologías de saneamiento avanzadas para recuperar el recurso hídrico, y el sector público con la capacidad de ordenamiento.
Si la energía se enfoca en la remoción del contaminante, la recuperación del ecosistema de Vichuquén podrá materializarse a través de soluciones técnicamente comprobadas.
José Manuel Bellalta
Gerente general GB Cinco Ambiental
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