La venta parcial de la infraestructura de fibra de Vodafone España ha inyectado 1.800 millones de euros en las arcas de la compañía. Este movimiento, culminado con la entrada de AXA y GIC en sus respectivas 'FiberCo' (sociedades de fibra), no es un mero ajuste contable, sino una jugada maestra de Zegona, la nueva propietaria.
La pregunta que surge inmediatamente es: ¿qué significa este enorme colchón de liquidez para el futuro de Vodafone en un mercado tan competitivo, y, sobre todo, cómo afecta a los planes de las grandes rivales, especialmente a una posible compra por parte de Telefónica?
El dinero fresco le da a Vodafone la flexibilidad que necesitaba para reducir su deuda y, en el corto plazo, mejorar su posición financiera. Pero la consecuencia más estratégica es que el valor de la operadora ha subido. Al monetizar su red fija, la compañía se vuelve un activo más caro y, por lo tanto, mucho más difícil de adquirir. Lo curioso es que este éxito en la fibra podría ser solo el primer capítulo de una estrategia aún más ambiciosa, que pasa por aplicar la misma fórmula a su red móvil.
El logro de los 1.800 millones de euros se basa en la participación minoritaria de Vodafone en dos grandes 'FiberCo' españolas: PremiumFiber (con MasOrange y GIC) y Fiberpass (con Telefónica y AXA). Antes de estas operaciones, Vodafone España poseía una red fija considerable (10 millones de hogares pasados). La estrategia ha sido sencilla y brutalmente efectiva: transformar casi toda esa infraestructura en liquidez, manteniendo a cambio participaciones minoritarias y acuerdos mayoristas que le garantizan el acceso a las redes de sus rivales.
En la práctica, Vodafone ha vendido gran parte de sus costes de mantenimiento y desarrollo de la red a sus socios, mientras asegura que sus clientes sigan teniendo acceso a la fibra de máxima calidad. De los 1.800 millones generados, 1.400 millones provienen de PremiumFiber y 400 millones de Fiberpass. Este tipo de acuerdos no solo reduce los riesgos y el endeudamiento de la compañía bajo Zegona, sino que asienta una base operativa más ligera y eficiente, enfocada ahora en el cliente y el servicio, más que en la propiedad y el mantenimiento de costosas infraestructuras.
Tras el éxito de la fibra, el foco de Zegona se mueve ahora a la red móvil, y los rumores apuntan a la creación de una 'RanCo' (Radio Access Network Company), posiblemente con MasOrange. Una RanCo es el equivalente de una FiberCo, pero para las antenas y estaciones base (Vodafone tiene la segunda red móvil más grande de España, con más de 24.000 estaciones).
Este movimiento estratégico permitiría a Vodafone y a su socio (MasOrange) compartir costes de operación, mantenimiento y despliegue del 5G, y a la vez monetizar sus activos fijos. Se estima que una RanCo de este calado podría generar unos 4.500 millones de euros en ingresos, de los cuales una parte significativa, iría a parar a Vodafone/Zegona.
La creación de una RanCo con MasOrange no solo dispararía aún más la valoración de Vodafone, haciendo mucho más costosa una eventual compra por parte de Telefónica, sino que generaría sinergias operativas profundas con MasOrange.
Zegona se enfrenta a una bifurcación:
Crear la RanCo con MasOrange: Esta vía potenciaría las negociaciones de una futura integración de Vodafone con MasOrange. Los reguladores verían con mejores ojos una fusión de dos compañías que ya comparten gran parte de la infraestructura de fibra y, potencialmente, la móvil.
Negociar la venta a Telefónica: Si Zegona entrara en negociaciones serias con Telefónica, la RanCo con MasOrange perdería todo su sentido. El problema es que el precio de Vodafone, elevado tras los ingresos de la fibra y el potencial de la red móvil, ya es muy alto.
Los 1.800 millones de euros han sido un dardo envenenado para el sector. Han dado aire a Vodafone, pero sobre todo, han aumentado su precio, su valor estratégico y su complejidad operativa.
Esto hace que cualquier intento de adquisición por parte de Telefónica se convierta en una operación mucho más titánica y con mayores riesgos de cara a los reguladores. Por el contrario, la creación de la RanCo con MasOrange sería un catalizador casi perfecto para una integración entre ambos, simplificando la tarea de Zegona: construir una empresa más valiosa para después venderla al mejor postor.
Si la creación de la RanCo entre Vodafone y MasOrange se acelera, la integración con Telefónica se alejará. Si se dilata, la compra de Vodafone tendrá un precio cada vez más inasumible. Ninguna es buena noticia para Telefónica.
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Vodafone ingresa 1.800 millones por su fibra. Un éxito similar en el móvil complicaría el plan de Telefónica para comprarla
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