100 años de soledad (la serie): hermosa travesía a la ciudad de los espejos
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100 años de soledad (la serie): hermosa travesía a la ciudad de los espejos
★★★★☆ (4,5 sobre 5)
La apuesta era ambiciosa y compleja de ejecutar. Gabriel García Márquez, consultado poco antes de su muerte en 2014, por la eventual venta de derechos de su obra maestra, siempre se mostró reticente, considerando que el formato audiovisual no podría con el vendaval de historias que la novela contiene, el tiempo -100 años- era una frontera infranqueable. Para la familia, representada en sus hijos Gonzalo y Rodrigo García Barcha (productores de la serie), cuatro condiciones serían inclaudicables en esta temeraria acción: que se realizara en muchas horas, en español, en Colombia y con actores colombianos.
Es así como, después de algunos años -porque acá los años sí cuentan- y muchas especulaciones, en octubre del 2022 se anunció lo que tantos ávidos lectores del cataquero esperaban con ansias, tres años antes se había logrado un acuerdo de derechos con Netflix y la historia sería modelada en formato serie -que a la larga es más justo con las temporalidades de la novela- para algún momento del 2024. Un año después del anuncio, se filmó íntegramente o al menos eso es lo que se comenta.
Dos avances bastaron para anticipar que el proyecto iba en buen camino, hace dos años y conmemorando los 40 años del Nobel del Gabo, la imagen de una máquina de escribir Smith-Corona 57’ -sí aquella que se pelea con la alemana “Torpedo”, ser la compañera del escritor en este viaje sin retorno- en medio de la selva anticipando, entre personajes diversos y flanqueada por una acertada voz en off los primeros pasajes de la novela, cuando “el mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo”.
Siete meses antes del estreno, la plataforma de streaming vuelve a remecer las audiencias con un primer plano del mismísimo coronel Aureliano Buendía, recordando aquella vez “que su padre lo llevó a conocer el hielo” metiéndonos de lleno en la novela con esa apertura casi in extrema res, que es recitada hasta la saciedad por literatos de todo el orbe. Definitivamente es la novela, son sus personajes, es Macondo y sus “veinte casas de barro y cañabrava construida a la orilla de un río de aguas diáfanas”. El relato en primera persona, por sobre los diálogos, sería a la postre una decisión bastante acertada.
Y así fue como este 11 de diciembre, de sopetón, aparecieron los primeros 8 episodios de la serie, que contará -hasta ahora- con 2 temporadas de igual extensión, repartiéndose medio siglo cada una. La belleza de la obra apura el verla de un atracón ¡qué más da dedicarle algo más de 8 horas de nuestras vidas a la obra cumbre de la literatura latinoamericana y por qué no -me permito el anti eurocentrismo- de habla hispana! Simplemente, un deleite.
Miedo teníamos de la familia de García Márquez, sobre todo, porque la publicación innecesaria de su novela “En agosto nos vemos” en los inicios del 2024, provocó más consternación que dicha. Conocida fue la negativa del autor de publicar esos “papeles” que aún no estaban terminados -y no se equivocaba- pero que de todas formas fueron a parar a Random House para aparecer en el mundo como ese regalo aún no terminado, que apenas trascendía el genio y la edición del escritor. Esta vez, con la novela de las novelas, la cosa, por suerte, es muy distinta.
Porque acá el asunto no era si la obra estaba o no terminada, la discusión es si una película o serie podía capturar el espacio-tiempo de la obra, una duda más cuántica que literaria. Pasados ya los primeros 8 episodios de la primera temporada podemos decir que sí. No faltarán aquellos ortodoxos de la pulpa que buscarán aquel pequeño detalle -para ellos monumental- que se escapa del guion de la serie y es que nunca entendieron lo que significa una “adaptación”. Es cierto que no todo se puede replicar, pero lo que está es lo que debe estar, los personajes, las situaciones, la mediación entre la voz en off y el habla de los personajes, todo correctamente orquestado, gracias a un grupo de 5 guionistas, de la mano de José Rivera (nominado al Óscar por “Diarios de motocicleta” 2005) y Natalia Santa (primera directora colombiana postulada a Cannes por “La defensa del dragón” 2017). La adaptación tan justa como necesaria es producto de este gran grupo de profesionales.
Por otra parte, la dirección permea entre los tecnicismos de Álex García López quien, en el 2017, se unió al grupo de escritores de la exitosa serie de la cadena AMC «Fear The Walking Dead» dirigiendo el episodio cuatro de la temporada 3, junto a la precisión emotiva de Laura Mora directora de la serie “Pablo Escobar: El patrón del mal” (2019). Ambos logran darle a la narrativa espejos distintos donde reflejar lo caótico y generoso del mundo de García Márquez, la suma de sus voluntades le entrega dinamismo a un trabajo que no tiene tiempo que perder.
El resto es un acierto tras otro, las locaciones, la fotografía espectacular, el vestuario, la ambientación, que nos pone la piel de gallina con la conexión tan intensa que tiene con la obra, podemos ver los pasillos de la casa de los Buendía, al fondo el cuarto de alquimia, a la derecha, entrando por el zaguán, las begonias y las rosas, más allá el castaño, sí aquel lugar sagrado para la obra. Todo tiene la fuerza de refrescar y enriquecer la imaginación del lector poniéndole materia a la novela de nuestras mentes.
Y allí viven y re viven, Úrsula, José Arcadio, Arcadio, el coronel Aureliano, Amaranta, Rebeca, Melquiades, Pilar Ternera (encarnada por una de las actrices más queridas de Colombia: Viña Machado) Visitación y tantos otros que, así como aparecen desaparecen en función de la vida misma. Todos encarnados en actores jóvenes -unos pocos no tanto- y talentosos que de seguro verán sus trayectorias comprometidas desde este trabajo.
¿Puedo verla si no he leído la novela? Difícil pregunta. Sin embargo, el tratamiento argumental es tan detallado que es posible ser una audiencia novel de la obra -si existe entre las generaciones más jóvenes y algunos más perdidos- sin embargo, es cuando las imágenes golpean la memoria emotiva de quien leyó, cuando se da el impacto definitivo y certero de este trabajo. Es muy probable que muchos neófitos salgan corriendo en búsqueda de un ejemplar para profundizar en los hallazgos audiovisuales, el resto, volveremos a ella con la satisfacción de que no fuimos estafados.
Sí, muchos reclaman que se filmó en la región del Tolima y no cerca del pueblo de Aracataca, cientos de kilómetros más al norte, que hay algunos detalles que quedan sin explorar, en la escapada de José Arcadio con los gitanos o las campañas del coronel Aureliano Buendía, cuestión que es propia de una adaptación, tarea titánica cuando se trata de una obra a la altura -o más- del Hamlet de Shakespeare, El Quijote de Cervantes o la mismísima Biblia ¿Es posible que alguien haya reproducido tales trabajos a cabalidad? ¿es necesario? La respuesta es un rotundo no.
La obra no sale herida en ningún momento, el argumento que es más generoso de lo que se esperaba, cuando el clamor popular, avisada ya la serie, era del tipo “¡no se equivoquen, por favor!” logra atrapar tal cual el libro lo hizo hace ya 57 años.
En esta primera temporada, luego de los primeros 50 años, la sensación es de total admiración al trabajo de todos los profesionales involucrados en el proyecto, la duda o la rabia, es que posiblemente -según trascendidos de Netflix- se tenga que esperar hasta el 2026 para poder ver la segunda mitad de la historia, gesto de absoluto desprecio a la pasión de las audiencias, sobre todo cuando “las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra”. Esta es la nuestra y tendremos que esperar, ya sea en el castaño o en los escritos de Melquiades.
Disponible para streaming en Netflix.
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