1995, el año inolvidable del rock chileno

1995, el año inolvidable del rock chileno

Fue una tarde de mediados de 1994, cuando Joe Vasconcellos, llegó al Velódromo del Estadio Nacional para participar como invitado en un concierto. Por entonces, era un músico y ex integrante de Congreso que había editado su disco debut Verde cerca (1992) con Alerce, pero que hacia mediados de la década no tenía contrato discográfico y se las arreglaba como podía.

Pero todo cambió esa tarde. “Fue la invitación del grupo Congreso a cantar por sus 25 años en el Velódromo -dice a Culto-. En ese momento yo no tenía sello, pero estaba tocando harto en vivo. Y en ese show, cuando Pancho me invita a cantar (NdR: la canción fue Hijo del sol luminoso), el público tuvo una reacción increíble, corren para adelante. La linda coincidencia es que justo estaban los ejecutivos de EMI, me preguntan si tenia sello y que fuera el día martes a conversar con ellos. Y fui ese día. Imagínate, me estaba llamando EMI, el sello de los discos más importantes de mi vida, de Milton Nascimento, de Egberto Gismonti, entonces para mí era un orgullo”.

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“En menos de un año, se ha anunciado el debut discográfico de once bandas y solistas en dos compañías multinacionales, BMG y EMI”, apuntaba el articulo titulado Rock Nacional, esperando nada, publicado por la revista Rock&Pop en su edición n°12 de mayo de 1995. Por entonces ya se daba cuenta del florecimiento de una nueva camada de bandas chilenas, las que conseguían apetecidos contratos discográficos. Fue así que en ese año se lanzaron los debuts de nombres como Lucybell, Javiera & Los Imposibles y Chancho en Piedra, además de discos que consolidaron a bandas como La Ley y Los Tres.

Aquella era una movida que llegaba a refrescar la escena local que, tras el fin de Los Prisioneros y el retorno a la democracia, poco a poco volvía a tener mayor consideración. Muchos eran músicos de mejor preparación, lo que llamó la atención de los sellos discográficos. Coincidió con la apertura de nuevos espacios, como la radio Rock&Pop, que comenzó a emitir en diciembre de 1992 y la difusión de MTV por la floreciente televisión por cable en los hogares chilenos.

Los Tres
Crédito: archivo de Los Tres

“Cuando parte Rock&Pop parte de la estrategia de la radio fue tocar música que las otras radios juveniles de la época no estaban tomando. Entonces, hay un espacio que se abre para la música en español, que no estaba presente”, recuerda Marcelo Aldunate, por entonces director musical de la emisora.

De una opinión similar es Rolando Ramos, de larga experiencia en radios. “Si no hay difusión, no hay escena chilena, y es lo que pasó en este momento. Sin eso, ninguna iniciativa funciona a menos que tengas un mercado como el argentino o el brasileño con millones de personas”, dice al teléfono con Culto.

La apuesta de Rock&Pop por la música chilena, también fue condicionada por la coyuntura. “La Rock&Pop era parte de la radio Cooperativa y en esa época, las grandes radios tenían presupuesto para comprar discos en Estados Unidos, en Europa. Nosotros no teníamos esa posibilidad -explica Marcelo Aldunate-. Entonces con la música que había en Cooperativa, hubo que ingeniárselas para hacer una programación musical atractiva y diferente. Y ahí, yo me tomé de bandas que no estaban sonando en ninguna parte y dije: bueno, vamos con esto de Los Tres, con esto de La Pozze Latina, en fin. Entonces, también fue una oportunidad”.

Fue así que las discográficas como EMI, Warner y BMG también vieron una posibilidad para fichar artistas chilenos. “Yo creo que los sellos leyeron muy bien que había músicos jóvenes nuevos, que habían lugares que se estaban abriendo para tocar, que habían radios dispuestas a hacer la difusión de material nuevo”, apunta Marcelo Aldunate.

Así por ejemplo, surgió el proyecto de Nuevo Rock Nacional, liderado por Carlos Fonseca, el exmánager de Los Prisioneros, desde la EMI. “Eran sellos que tenían claro que su gran negocio es el catálogo. Más allá si esos discos eran populares en el momento, por supuesto, se esperaba que un porcentaje interesante lograse vender”, explica Rolando Ramos. Él también era director del sello Culebra, que trabajó con bandas como Los Peores de Chile, Criminal, Venus, entre muchas otras que todas formas igual lograron sonar en las radios. “Era un sello más de desarrollo, EMI tenía más espalda, Fonseca tenía más experiencia”, explica.

“En esa época, sin el respaldo de un sello, la verdad es que era muy difícil poder hacer algo”, dice Rodrigo “Coti”Aboitiz, extecladista y fundador de La Ley. “Cuando te agarraba un sello, no solo es que te iban a dar un disco, sino que te iban a promocionar, iban a invertir mucha plata en ti y ellos querían plata de vuelta, entonces, tú sabías que iban a estar trabajando”.

Así, poco a poco comenzaron a abrirse espacios. “La Tiempo y la Rock & Pop se la jugaron harto por la música chilena y empezaron a hacer especiales, fiestas donde tocaban grupos y también estaban las universidades, nadie menciona eso, pero no habían muchos locales donde tocar, pero en las universidades como la Chile, la Católica y la Usach empezaron a hacer shows los viernes/sábado y fue un gran circuito en un comienzo”, cuenta Lalo Ibeas, excantante de Chancho en Piedra.

Además, hacia mediados de la década la música en español presentaba una renovación. “Para el año 94 no solo la música chilena estaba empezando a sonar, sino también grupos latinos como Aterciopelados, Café Tacvba, Los Fabulosos Cadillacs, etc. Hubo una renovación de nombres también a nivel latinoamericano que hace que el rock pop en español vuelva a tener un lugar”, dice Aldunate.

Entre consolidados y debutantes

Esa temporada permitió la consolidación de nombres clave. Fue el año del despegue definitivo de Los Tres, el grupo penquista que ya había lanzado dos discos y había conseguido alguna figuración en las parrillas radiales. En aquel 1995 lanzaron el inolvidable La Espada & La Pared, su tercer álbum (con la producción musical del argentino Mario Breuer) que marcó un fenómeno al lograr disco de oro y platino, gracias a singles como Déjate caer, Hojas de té y la canción homónima. También revolvieron las aguas al introducir Tu cariño se me va, un inesperado pero efectivo cover de Buddy Richard.

El alcance de Los Tres fue tal, que en septiembre de ese año pudieron grabar su sesión Unplugged para MTV, haciendo historia como el primer grupo chileno en lograrlo. Era su momento de mayor notoriedad.

“Fue un año luminoso en cuanto a música, nosotros grabamos dos discos ese año y fueron un éxito, los 90′s han sido de las mejores décadas de la historia”, asegura Álvaro Henríquez a Culto. “La Espada & la Pared y el Unplugged son dos discos fabulosos. Mi amistad con Roberto Parra hizo que nos concentráramos en las cuecas, me siento un discípulo de Don Roberto Parra. En esa época también nos hicimos muy amigos con Café Tacvba, eso es algo que también lo atesoro mucho. Fito (Páez) por otra parte nos invitó a telonear su concierto en un estadio en Buenos Aires, su amistad ha estado presente desde ese 1995, hasta ahora. Es un año que recuerdo con alegría y pesar por la partida de Don Robert”.

El baterista Francisco “Pancho” Molina también recuerda esa temporada como el año clave para el despegue internacional del cuarteto. “El haber estado trabajando con Mario Breuer, y el haber editado La Espada & La pared, todo ese trabajo fue en un marco en que estaba MTV, estaban los festivales internacionales en Latinoamérica, en EE.UU. y México. La posibilidad de ir a esos países se había fortalecido con el trabajo que estábamos haciendo en el estudio con ese disco. Después de La Espada & La Pared sentíamos que podíamos llegar a algo más”.

También La Ley llegó a algo más. El año anterior, el grupo sufrió la devastadora pérdida de su fundador y principal compositor, el guitarrista Andrés Bobe. Pero decidieron seguir adelante, pese al desconcierto del medio, y a mediados de 1995 lanzaron el aclamado álbum Invisible. Grabado en los estudios Record Plant, de Los Ángeles, California, con Humberto Gatica en la producción musical, fue el disco que consolidó a la banda, gracias a exitosos sencillos como El Duelo y Día Cero. De hecho, ese éxito le permitió al grupo establecerse en México al año siguiente.

La Ley en 1995. De izquierda a derecha: Mauricio Clavería, Beto Cuevas, Pedro Frugone y Luciano Rojas. Agachado: Rodrigo

“Ese disco sí marcó mucho la carrera de La Ley -dice “Coti” Aboitiz-. O sea, fue el que realmente fue el que cimentó el trabajo de la banda en el futuro. Sin ese disco, yo creo que La Ley no hubiese tenido el impacto que tuvo, ni el provecho que se le pudo haber dado después de eso. Yo creo que es el mejor disco de La Ley”.

Entre las novedades discográficas se consignó un sorpresivo regreso. Los Jaivas habían vuelto a establecerse en el país y lanzaron un nuevo disco luego de seis años, Hijos de la tierra. Allí se puede escuchar por primera vez a Juanita Parra tocando la batería, el instrumento que antes tocaba con singular virtuosismo su fallecido padre, Gabriel. El álbum logró una buena acogida a nivel masivo gracias a la rotación de la canción que le daba título.

“Para mí significa mucho porque es mi comienzo, es el primer disco en el cual participo en la creación. El nerviosismo que sentía yo de ser aceptada por el público jaiviano, el desafío de tocar bien, de que el tío Mario no me dijera, ‘pero que estás haciendo niña por dios’. Entonces son muchas emociones”, dijo Juanita Parra en charla con el programa Desde la redacción de La Tercera.

La cosecha 1995 también permitió exitosos debuts. El interés de los sellos por las bandas chilenas les llevó a contratar artistas emergentes. Allí apareció Javiera Parra, una promisoria cantante que había ganado la competencia internacional del Festival de Viña en 1991 junto a Pedro Foncea. Había enviado su demo para Carlos Fonseca en la oficina de la EMI, donde habían llegado cientos más. “Él no me contrató, con muchísima suerte para mí, porque en el mismo día me contrató Óscar Sayavedra para BMG, que también contrató muchas bandas buenas, y a mí parecer las trabajó mejor”, dice a Culto.

Javiera & Los Imposibles

Con la perspectiva de un disco debut, Javiera junto a su banda a la que llamaron Los Imposibles (que en principio tenía a Álvaro Henríquez y “Titae” Lindl de Los Tres, además de Cuti Aste y los hermanos Juan Pablo y Francisco Bosco) comenzó a trabajar su repertorio. “No teníamos tantas canciones como para un disco en ese momento, así que en un mes tuvimos que hacer cinco canciones más. Ahí salieron La ventana verde, Corte en trámite, antes estaban Te amo tanto, Humedad, Me voy”. Ese fue el origen de Corte en trámite, su primer disco, grabado en los estudios Sonus, lanzado en septiembre de ese año. “Ese año fue el inicio de mi carrera”, agrega.

También fue el año en que Lucybell por fin publicó su primer disco, Peces. Con su sofisticado sonido de impronta británica, se habían hecho un nombre en el circuito universitario e incluso abrieron shows para La Ley. De hecho, originalmente, ese álbum iba a ser producido por Andrés Bobe, pero su sorpresiva muerte retrasó los planes. Finalmente lo grabaron con Mario Breuer y salió a la venta en agosto de ese año.

“El año 95 fue muy importante para Lucybell -recuerda Claudio Valenzuela a Culto-. Por la salida del primer disco que estuvo guardado por algunos meses y con toda esa expectativa que teníamos después de haber tocado durante 4 años este disco y otras canciones. Además el trabajo de Mario Breuer fue el comienzo de una definición de lo que significaba hacer música, de lo eléctrico que podíamos ser como banda, algo que se ha mantenido como un sello de la banda hasta ahora. Corresponde a los intereses de cada uno de los músicos, que son muy variados. El año 95 con la salida de Peces fue una definición que nos sigue marcando hasta ahora”.

En el sello Alerce, que se tendía a asociar a material de artistas como Schwenke & Nilo, destacaba el debut de un desfachatado grupo de funk rock que se hacía llamar Chancho en piedra. El álbum se titulaba Peor es mascar lauchas y entre sus canciones, destacaban Guach Perry y Sinfonía de cuna. “El disco de nosotros fue un mérito más de toda esa movida de mediados de los ‘90 que empezó a revitalizar la escena -recuerda Lalo Ibeas excantante de la banda-. Ahora uno lo ve con la distancia de los años y antes no existían muchos lugares para tocar y en la radio tampoco tocaban mucha música chilena, más allá de La Ley. Creo que fue una linda época que recuerdo con mucho cariño”. No fueron los únicos exponentes del funk. También Los Tetas, con su sofisticada propuesta de música negra con sabor a vino tinto publicaron su primer disco, Mama Funk.

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Una vez que firmó por EMI, Joe Vasconcellos comenzó a trabajar en un disco en condiciones que nunca había tenido. “Tuve la suerte de trabajar por primera vez en mi vida con un productor, que era Guido Nisenson. Me lo presentaron, fue un trabajo maravilloso, con él hicimos después discos increíbles, fue el puntapié para una gran aventura musical”, recuerda. Con él, dio forma a Toque, el álbum que lanzó en octubre de ese 1995, y que lo hizo conocido a nivel masivo gracias al éxito de singles como Mágico, Huellas, Las seis, Sed de gol, entre otras. Obtuvo disco de oro y platino por superar las 25 mil copias vendidas.

Para Joe Vasconcellos, ese disco fue toda una experiencia. “Pudimos trabajar, experimentar, fue un trabajo muy bonito y fue muy marcante para todo lo que vino después. El 95, fue un año muy importante, y el disco Toque, tiene todas las canciones que estoy obligado a tocar siempre en mis recitales”.

El hito tiene tal importancia para el músico, que esta temporada lo va a celebrar con una presentación especial en el Festival Lollapalooza, agendada para el 21 de enero. Antes, abrirá su clásico tour de verano el 10 de enero en el Club Chocolate. “Yo creo que muchos nos debemos a lo que pasó ese año, ojalá se mantenga”.

Fuente

LaTercera.com

LaTercera.com

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