A la caza de Michael Schumacher: el frenético camino de Max Verstappen al tetracampeonato de la F1
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A la caza de Michael Schumacher: el frenético camino de Max Verstappen al tetracampeonato de la F1
En 2014, Max Verstappen se convirtió en el piloto más joven de la historia en formar parte de una semana de carreras de la Fórmula 1. Un año después pasó a ser piloto titular de Red Bull, y con apenas 17 años y 166 días realizó su estreno, mientras que su primer triunfo se dio en 2016, en el GP de España. Así, rompió cualquier récord de precocidad. Estaba destinado a plasmar su huella en el deporte y lo hizo. Diez años después se consolidó como tetracampeón del mundo en la máxima categoría del deporte motor.
“Soñaba con victorias y podios, las cosas más normales que ya de por sí son difíciles de conseguir”, señaló tras abrochar su cuarto título consecutivo, igualando lo realizado por Alain Prost y Sebastián Vettel. También equiparó los cuatro trofeos de Ayrton Senna, Nelson Piquet, Niki Lauda, Jackie Stewart y Jack Brabham.
Por otro lado, está a tres coronas del récord absoluto de Michael Schumacher y de Lewis Hamilton. No obstante, también está a uno de un mito como Juan Manuel Fangio, quien cierra el podio de los más ganadores de la historia. Ya es una leyenda y solo tiene 27 años.
No solo ha sido el mejor piloto del mundo durante casi un lustro, sino que ya es un piloto generacional. De hecho, el mejor de su generación.
Con un peor monoplaza y contra las polémicas
En sus cuatro coronas ha marcado diferentes hitos. En 2021, por ejemplo, acabó con la hegemonía de Lewis Hamilton e inició la suya. Ambos protagonizaron una temporada que se definió literalmente en la última vuelta del último Gran Premio.
Los dos años siguientes tuvo un dominio absoluto, con un peak en 2023, donde rompió todos los récords de puntajes y carreras ganadas una temporada. Se impuso con 575 unidades sobre las 285 de su compañero Checo Pérez. Ganó en 19 oportunidades, el mayor número en una campaña, superando su récord de 15 de 2022
Y ahora, en 2024, cerró un año donde exhibió su talento. Despejó cualquier duda (si es que había alguna) sobre quién era el mejor piloto del mundo. Al igual que en su primer campeonato, se quedó con la corona con un monoplaza que estaba lejos de ser el mejor de la parrilla. También tuvo que competir contra los constantes errores de su propia escudería o los escándalos internos de Red Bull.
Christian Horner, jefe de la escudería austriaca, fue denunciado por conducta inapropiada por una empleada. Sin embargo, fue respaldado por Chalerm Yoovidhya, el mayor accionista de la empresa de bebidas energizantes.
Mientras se vivía vivía una serie de problemáticas, Verstappen seguía a lo suyo, firme. Eso sí, Jos, su padre, también fue protagonista tras apuntar contra Horner, recibiendo el apoyo de Helmut Marko, asesor y quien está a cargo del programa de desarrollo de pilotos.
El tetracampeonato resaltó todas las virtudes del neerlandés. Tampoco una pugna por el poder de la escudería, una fuga de ingenieros o la nula ayuda de su compañero de equipo le hicieron perder la pulseada.
El mejor piloto del mundo
El modelo RB20 se quedó atrás en comparación con la competencia de McLaren e incluso Ferrari. Lejos quedó la supremacía del RB19 del curso anterior. Y si bien arrancó de forma excepcional, con siete triunfos en las primeras diez jornadas, todo decayó.
“El año pasado teníamos un gran monoplaza, el más dominante de la historia, y básicamente lo convertimos en un monstruo. Así que tenemos que darle la vuelta”, aseguró a mitad de temporada el nacido en Hasselt, Bélgica.
Red Bull se vio envuelta en una debacle, iniciando con una racha negativa. McLaren, Ferrari y Mercedes se repartieron las victorias, mientras Verstappen intentó minimizar los daños. Con constancia y sin hacer ruido, fue construyendo su camino al título.
Recién en Interlagos volvió a sumar un primer puesto en un GP, tras diez carreras sin hacerlo. Ahí dio un golpe sobre la mesa, imponiéndose sobre el dificultoso circuito recién asfaltado del Autódromo José Carlos Pace, en un fin de semana marcado por las intensas precipitaciones. Para más dificultad, Norris, su perseguidor en la tabla, largaba desde la pole, mientras que el neerlandés lo hizo desde el decimoséptimo lugar producto de una sanción. Finalmente, dio una exhibición de pilotaje. Nada le impidió quedarse con la competencia y encaminar su tetracampeonato. Para encontrar una escalada de ese nivel hay que remontarse a Japón 2005, con la victoria de Kimi Raikkonen.
Entre medio también se encaró directamente con la FIA. El organismo rector de la Fórmula 1 lo sancionó tras Singapur por utilización de palabras malsonantes. “Escucho a gente de mi círculo interno y no a gente que, bueno, no voy a usar la palabra porque seguro que me penalizan. Y parece que solo a mí me penalizan”, comenzó señalando.
“Porque he escuchado palabrotas, aquí mismo, y solo se me penaliza a mí. Hay gente que me enerva un poco, pero no les presto atención, Estoy en un punto de mi carrera donde se lo que hago”, cuestionó.
El peak de las tensiones ocurrió tras el GP de Azerbaiyán. Ahí, el piloto de 27 años aseguró que su monoplaza estaba en malas condiciones durante la clasificación. Sin embargo, su queja fue realizada con un lenguaje que la entidad consideró soez, por lo que fue sancionado. Desde ese entonces, decidió boicotear las ruedas de prensa. Se mantuvo sobrio y su participación se redujo a lo mínimo, con respuestas concisas y cortantes.
Sin embargo, ni la serie de castigos y penalizaciones lo pudieron detener. “Ha sido un año muy desafiante, por momentos he tenido que mantener la calma, y eso es muy difícil. Aun así, prefiero el año pasado. Ha sido una temporada de altibajos de principio a fin, siempre hemos tenido momentos duros, pero hemos maximizado los momentos duros. Estoy muy orgulloso, a veces no pintaba bien, pero hemos trabajado bien como equipo. Es un gran alivio”, indicó tras conseguir su tetracampeonato.
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