Apuntarlo todo para no tener que recordar nada: la paradoja que está revolucionando la productividad se basa en lápiz y papel
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Apuntarlo todo para no tener que recordar nada: la paradoja que está revolucionando la productividad se basa en lápiz y papel
Resulta cuanto menos llamativo que, en pleno florecimiento de la inteligencia artificial y la digitalización, la última tendencia en productividad sea una agenda japonesa para anotar todo aquello que no queremos olvidar.
Durante años se han diseñado aplicaciones de productividad como Trello o Asana que prácticamente automatizan la productividad, apoyados por los calendarios, supereficientes ellos, que permiten exprimir hasta el último minuto de tu día. Sin embargo, son tan eficientes en su trabajo que te dejan sin un minuto para reflexionar.
Tal vez ahí esté el sentido de ese particular giro a lo que algunos ya denominan "productividad analógica" e incluso, adoptando un enfoque híbrido entre lo analógico y lo digital, una "productividad artesanal" en la que cada cual se construye su propio sistema desde los cimientos.
En esa especie de Do it yourself de la productividad se utiliza la versatilidad de aplicaciones como Notion, Obsidian o la aplicación de Notas del móvil para construir su propio sistema de productividad a medida. A veces, menos es más.
Apuntarlo todo para olvidarse de ello
Uno de los objetivos de anotar todo aquello que es importante es, precisamente, no olvidarlo. En este sentido, los estudios científicos nos muestran dos caras de la misma moneda.
Por un lado, el hecho de apuntarlo reduce la carga mental y, por lo tanto, contribuye a reducir los niveles de estrés. Michelle Eskritt y Sierra Ma, de la Universidad Mount St. Vincent en Canadá, hicieron un experimento con algunos estudiantes de su universidad en la que jugaban al Pair, un juego de cartas que consiste en encontrar parejas de cartas recordando su posición. A un grupo les dejo tomar notas sobre la posición de las cartas, mientras que el otro debía confiar en su memoria.
En un momento del juego, los investigadores retiraron las notas de quienes podían tomar apuntes y, contra todo pronóstico, sus resultados fueron mucho peores que quienes debían recordar la posición de las parejas de cartas. Es decir, el hecho de apuntarlo, había liberado al cerebro de la carga de recordarlo. La información ya estaba en los apuntes, ¿para qué recordarla?
El otro lado de la moneda, es que estudios científicos desarrollados por la Universidad de Princeton y UCLA también han descubierto que el simple hecho de escribir notas o tomar apuntes a mano involucra mecanismos cognitivos relacionados con la memoria y el aprendizaje.
En la misma línea, una investigación de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología reveló que el esfuerzo motor de dibujar las palabras sobre un papel también activa y potencia esos mecanismos de memoria y aprendizaje en el cerebro.
Es decir, apuntar cosas nos ayuda a asimilar conceptos y conocimientos anclándolos en la memoria a largo plazo. Pero también aporta al cerebro un cierto colchón de confianza para filtrar y olvidar todo aquel material "de usar y tirar" que tiene fecha de caducidad, como citas y tareas pendientes. No necesitas malgastar tu energía recordándolo, solo abres tu agenda o aplicación y ahí lo tienes todo anotado.
En esas dos caras de la moneda que es anotar todo lo que sucede en tu vida, se abren dos variantes interesantes. La primera de ellas es la del segundo cerebro. Esta opción propone anotar todas las ideas, información y conocimiento que recibes conectándolo todo entre sí para que toda esa información perdure y se convierta en una base de conocimiento incremental. Tu conocimiento, para ser más exactos.
Ahí es donde aplicaciones como Notion o Obsidian toman protagonismo, y adoptan un enfoque de Zettelkasten digital, en el que todas las notas y apuntes están conectadas formando una suerte de red neuronal de conocimiento. Muchas personas se encuentran muy cómodas con este sistema que requiere constancia y mucha dedicación para obtener resultados a medio y largo plazo. Pero no es para todo el mundo.
La insurgencia analógica
El uso de las herramientas digitales, como las mencionadas Notion o Obsidian (por mencionar las más populares) requiere una cierta curva de aprendizaje, diseño de una estructura adecuada, etc.
En cambio, la propuesta de la productividad analógica parte de un principio mucho más sencillo: papel y lápiz. La barrera de entrada para este tipo de sistemas es prácticamente nula, pero permiten evolucionar y escalar a sistemas de productividad mucho más complejos como el Bullet journal.
Uno de los argumentos para el auge de estos sistemas analógicos lo encontramos en la saturación frente a las pantallas y todo lo digital.
Escribir a mano sobre un papel requiere dedicación plena. Es una ventana a la desconexión digital para librarse de las notificaciones, de los scrolls infinitos que devoran tu tiempo y de la inercia de enlazar una aplicación con otra.
En realidad, podríamos decir que es una evolución de lo que ha sucedido con la fotografía, con la música y, ahora, también con la productividad. Incluso entre quienes marcan la vanguardia de la tecnología.
Imagen | Unsplash (Aaron Burden, Ngo Ngoc Khai Huyen)
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Rubén Andrés
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