Argentina supera el déficit fiscal pero padece déficit de democracia
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Argentina supera el déficit fiscal pero padece déficit de democracia

El uso indiscriminado de los DNU pone en peligro el equilibrio de poderes y el sistema republicano
“La democracia es un tesoro que debe ser custodiado”, dijo el Papa Francisco.
En la Antigua Grecia se denominaban thēsauros (del griego ant. Romanizado), en español “tesoros”, a pequeñas construcciones consagradas que se realizaban dentro de los templos de los dioses que guardaban las ofrendas u objetos de valor.
Los DNU facilitan el déficit fiscal aniquilando la Democracia
Germania anno zero es una obra maestra de Roberto Rossellini premiada en el Festival de Locarno del año 1948. El film relata la desolación de una Europa en escombros. Edmund, un adolescente de trece años, vive con su padre que padece una grave enfermedad en la miseria. El niño angustiado deambula por Berlín y encuentra al que fue su maestro, un docente, quien, al escucharlo, le refresca la doctrina nazi que enseña que hay vidas que no merecen ser vividas; los débiles deben sucumbir para dejar lugar a los fuertes. Edmund regresa a su casa y envenena a su padre. Mientras el féretro es conducido al cementerio entre los escombros Edmund sube al campanario de una iglesia y se suicida arrojándose al vacío. Es el suicidio de una Europa hundida en la miseria moral. Para reconstruirla hubo que hacer muchos sacrificios, pero en especial, hubo que hacer una reconstrucción política y esta debió apoyarse en una extraordinaria fuerza moral y espiritual que le sirviera de fundamento. Contaron con un grupo de hombres portadores de esa condición humana que hay que tener.
Dijo Francisco: “La democracia es un tesoro”
Y prosigue diciendo el Papa Francisco: “Hoy tal vez veo dos peligros para la democracia: uno es el del populismo… Pienso en un gran populismo del siglo pasado, el nazismo, que fue un populismo que defendiendo los valores nacionales, así lo decía, logró aniquilar la vida democrática, incluso la vida misma con la muerte de las personas…tengamos cuidado de que los gobiernos no resbalen por este camino del populismo…”. Populismos que “… no tienen nada que ver con el popularismo, este último es la libre expresión de los pueblos, que se manifiesta con su identidad, su folklore, sus valores, su arte....“. (Luigi Sturzo, Alcides De Gásperi, Jacques Maritain, Italia, s. XIX).
En cambio, el populismo como el actual es una forma facciosa de ejercer el poder político. Concentración de este en un líder o caudillo, de izquierda o de derecha, tendencia schmittiana.
El concepto de la idea de democracia y de los ideales extremos
La democracia como con razón se suele decir es la avenida del centro y no es tan solo un sistema, es también una manera de caminar, una práctica viva en la cual las personas se sienten libres. En los extremos de la democracia se encuentran el anarquismo y el totalitarismo. Estos son opuestos contradictorios, es decir contrarios: el primero niega la autoridad o poder y el segundo sostiene una autoridad o poder en todos los ámbitos.
Ambos extremos son felizmente irrealizables.
Se suele calificar con uno u otro término a regímenes que se proponen reducir al máximo los poderes de la autoridad o su contrario que pretende darle al gobierno un poder dictatorial en todos los ámbitos con fuertes restricciones de la libertad del ciudadano.
A veces la ideología anarco o la de la dictadura es la máscara del neocolonialismo.
Cuando el actual presidente argentino apareció en el escenario de la última campaña electoral fue electo al margen de su discurso que se limitaba a lograr el equilibrio fiscal y la baja de la inflación -el pueblo que lo votó no sabía cómo lograría esos objetivos. Lo de la motosierra parecía una humorada. Los propósitos no eran nuevos. Fueron declamados antes por famosos economistas liberales como Adalberto Krieger Vasena, Roberto y Juan Áleman, Domingo Cavallo, Ricardo López Murphy, José Alfredo Martínez de Hoz. Fue logrado durante la gestión de Carlos R. Fernández 2008 y en el 2010.
Tampoco se sabía si el nuevo candidato a presidente llevaría a cabo una labor reducida al logro de esos propósitos limitando su propio poder en los demás ámbitos de gobierno como relaciones exteriores, salud y educación pública, etc o si pretendería ejercer la función de máximo administrador arrogándose además un poder que sumara el de los otros poderes del Estado (legislativo y judicial).
El pueblo ignoraba la metodología, nadie sabía que el ajuste recaería sobre los haberes previsionales y el retraso salarial o las cesantías en el Estado y los recortes presupuestarios de los servicios públicos a cargo del mismo. Votó contra la administración de Alberto Fernández, contra una corrupción que se había tornado estructural y por los frenos al proceso inflacionario derivado de una emisión descontrolada.
La carrera de los DNU y una oposición “amigable”
Con el dictado del DNU 70/23 y la aprobación (y/o sumisión del Congreso) de la delegación de facultades se pudo observar el constante avance del Poder Ejecutivo sobre el Poder Legislativo no obstante la representación minoritaria de diputados y senadores del oficialismo. El campo que abarca el DNU del Presidente la refirió a ocho materias aunque en su Proyecto de Ley Ómnibus, se aumentan las facultades delegadas a once materias, y por dos años, con posibilidad de ampliación a dos más por decisión del Poder Ejecutivo, con lo que se trataría de la mayor delegación conocida.
Es decir, una gran concentración del poder en el Ejecutivo que -siguiendo el ejemplo del gobierno de Menem- legisló por decretos, en una desfiguración del sistema republicano y de la democracia asentada en la división de los poderes (Montesquieu, Locke, Alberdi, etc).
El poder democrático
Cuando el poder deviene del cargo (deontológico), puede ser de sanción o de solidaridad. El poder democrático nunca se asienta únicamente en el poder sancionatorio aunque sí en forma limitada por el respeto debido a la libertad y a la justicia conforme a las normas dictadas por el Congreso de la Nación. Estas señalan las conductas en las cuales los objetivos inmanentes coinciden con los objetivos transcendentes tanto del gobernante cuanto del ciudadano procurando el imperio de la amistad social.
Los DNU y la tendencia a los gobiernos dictatoriales en la Nueva Democracia
Tras la dictadura cívico-militar que usurpó el poder el 24 de marzo de 1976 se restableció la democracia que en las elecciones del 30 de octubre de 1983 que dio lugar a un gobierno presidido por el doctor Raúl Alfonsín, quien asumió el 10 de diciembre del mismo año.
La situación cultural y espiritual era sombría y las elecciones abrieron una nueva esperanza por la cual algunos luchamos. Ocupamos nuestro boufet en San Justo, La Matanza, el piso de un Ford falcon verde y el cemento de El Campito después, el camastro de acero del aparato y la picana del torturador más tarde. De la cárcel a la calle y a los tribunales como abogado de trabajadores despedidos, desaparecidos y de activistas y dirigentes sindicales conocimos el maltrato, las corridas y sufrimos otros actos de represión.
Entonces no había DNU porque el poder político, constituyente y constituído estaban en manos de una Junta Militar.
Si bien el instituto de los DNU recién sería aprobado por la Convención Constituyente de 1994. Alfonsín dictó, no obstante, con mesura una decena de ellos, número incomparablemente inferior a los 545 dictados por Carlos Menem (llamado “gobierno por decreto”) , a quien le siguieron 73 de De la Rúa quien frente a la crisis financiera y con el afán de reducir el déficit fiscal recortó un 13% los haberes jubilatorios y los salarios de los empleados del Estado e impulsó una reforma laboral a pedido del FMI que quedó trabada en el Senado por el escándalo de la tarjeta Banelco y las condenas por los 470 ilícitos hasta entonces cometidos en la contratación con el Fondo de la deuda pública. Renunció el 20 de diciembre de 2001 tras los vanos intentos de Domingo Cavallo por superar la crisis; 6 DNU dictó Adolfo Rodríguez Saa en 7 días, 158 en los 18 meses de la presidencia interina de Duhalde quien cesó tras los asesinatos de los piqueteros Kosteki y Santillán en la masacre de Avellaneda. Los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner dictaron 51 y 11 decretos, despectivamente; otros 15 Mauricio Macri, 60 Alberto Fernández y el actual gobierno para eludir el número total de disposiciones dictadas por esa vía contra natura, dictó 39. Y así ingresamos al tobogán conducente a los gobiernos autoritarios de un poder administrador y legislador al mismo tiempo. Así llegó a la actualidad el carro de los DNU que hoy no sólo sirve para destruir el Estado Nacional sino también para aniquilar la democracia. Su reglamentación fue tardía e inconstitucional. En efecto, la ley Nº 26.122, del 2006 morosamente dictada para reglamentar los DNU es “groseramente inconstitucional por haber establecido que los decretos no tienen plazo alguno de caducidad y que para su ratificación es necesaria la voluntad de una sola de las Cámaras del Congreso” (Hernández).
Superávit fiscal si pero con superávit democrático
Este veloz repaso de la práctica vil de los gobiernos demo-autocráticos es una de las razones profundas de la patología que la más sana doctrina constitucional argentina denuncia como un claro fortalecimiento del hiperpresidencialismo por no decir un persistente acento dictatorial de nuestros gobiernos elegidos por el voto popular en los últimos 40 años.
La otra gran causa que señala Hernández, a quien seguimos, no es otra que el errático y complaciente criterio con el Ejecutivo por parte de la Corte Suprema de Justicia en el control de constitucionalidad efectuado sobre esta materia.
En honor a la verdad hay que reconocer que la excepción de algunos fallos tan sólo nos hace lamentar que no se haya forjado una jurisprudencia que rechazara en forma permanente la aberración de esa patología. Algunos de esos fallos para recordar son “Verrocchi”, “Video Club Dreams”, “Risolía de Ocampo”, “Smith”, “Provincia de San Luis”, “González Martín Nicolás”, “Asociación Argentina de Compañías de Seguros y otros c. Estado Nacional- Poder Ejecutivo Nacional s. nulidad de acto administrativo”, “Santa Fe Provincia de c. Estado Nacional- s. Acción declarativa de inconstitucionalidad”, “Festival de Doma y Folklore c. Estado Nacional s. Acción meramente declarativa de derecho” y “Blanco Julio Orlando c. ANSES s. reajustes varios”.
En el resto de los muchos más casos planteados la Corte mantuvo una jurisprudencia complaciente con las facultades que los DNU concedieron al Ejecutivo en flagrante violación a la división de poderes y a la vigencia plena del sistema democrático.
“Aferrarnos a la Constitución Nacional”
Eso nos dice el jurista cordobés, profesor universitario, ex diputado y convencional nacional ref. 1994, y agrega:
“El país requiere un profundo proceso de cambio en base a los principios cardinales de nuestro sistema político que son los de una democracia republicana y federal.
Nos ha ido muy mal con las experiencias anteriores. En vez del decisionismo de unos pocos, necesitamos el diálogo, debate y acuerdo para las decisiones exigidas de conformidad a las instituciones previstas por la Constitución.
Es el momento de aferrarnos a la Ley Suprema, como único camino que nos permitirá superar la decadencia en que nos encontramos. A cuarenta años de la recuperación de la democracia, nuevamente hay que recordar los grandes fines y propósitos enunciados en el Preámbulo.” ( 22/1/24, DNU después y antes de la reforma constitucional de 1994, Univ. Siglo 21)
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