Belén celebra la Navidad con pocos turistas y ninguna decoración bajo la sombra del segundo año de la guerra
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Belén celebra la Navidad con pocos turistas y ninguna decoración bajo la sombra del segundo año de la guerra
Belén, la ciudad que -según la tradición- es el lugar de nacimiento de Jesucristo, celebró una sombría Navidad por segundo año consecutivo en solidaridad con Gaza, donde han muerto más de 45 mil personas a consecuencia de los ataques israelíes.
La ciudad carecía de su habitual alegría navideña, no había luces como tampoco el tradicional árbol gigante que adornaba su plaza central del Pesebre. No había multitudes de turistas o bandas juveniles marchando como normalmente ocurre en estas fechas.
“Todos los años hay scouts, un coro, decoraciones, se levanta un árbol, se cantan villancicos y se realizan celebraciones”, dijo al portal Middle East Eye el padre Issa Thaljieh, párroco de la parroquia ortodoxa griega de Belén. “Pero este año, la Navidad llega de forma triste y lúgubre, sin ningún signo de alegría”.
Las oraciones, incluida la famosa misa de medianoche de la Iglesia de la Natividad, se celebraron en presencia del patriarca latino de la Iglesia Católica, pero las festividades han sido de naturaleza más estrictamente religiosa en comparación a otros años.
La periodista Nida Ibrahim dijo a Al Jazeera que antes de la guerra en Gaza, el centro de la ciudad estaba lleno de gente en Navidad.
“Habría luces por todas partes. Además, habría un escenario central donde se interpretarían canciones y villancicos como preparación para esta temporada festiva”, dijo a Al Jazeera.
En Belén, la Navidad no fue sólo una celebración para los cristianos: fue una fiesta nacional en la que tanto musulmanes como cristianos “sintieron que era una oportunidad para sentir algo de alegría mientras viven bajo una ocupación militar que dura décadas”, agregó.
Ibrahim dijo que los residentes de la ciudad estaban “profundamente dolidos” al ver a los palestinos en Gaza enfrentando continuos bombardeos.
Munther Isaac, un pastor cristiano de Belén, en Cisjordania, describió al portal Middle East Eye el estado de ánimo en la ciudad como lleno de tristeza y rabia, pero también de solidaridad y firmeza. “Hay tristeza y enojo por la complicidad del mundo al permitir que la guerra en Gaza continúe”.
Sin embargo, dijo que celebrar las oraciones de Navidad era un importante mensaje de desafío. “Nuestra determinación de continuar con la Navidad, incluso sin el árbol y la música scout, es nuestra resistencia”, añadió. “Es nuestra manera de decir que estamos aquí y que no nos iremos. La política de la ocupación es clara: nos quiere desplazar, pero estamos decididos a quedarnos aquí”.
El patriarca latino Pierbattista Pizzaballa, el principal clérigo católico romano en Tierra Santa, hizo mención hacia los negocios cerrados y las calles vacías y expresó su esperanza de que el próximo año sea mejor.
“Esta tiene que ser la última Navidad tan triste”, dijo a los cientos de personas reunidas en la Plaza del Pesebre, donde normalmente se congregarían decenas de miles.
Pizzaballa celebró una misa especial previa a Navidad en la Iglesia de la Sagrada Familia en la ciudad de Gaza. Varios cristianos palestinos dijeron a la Associated Press que han estado desplazados en la iglesia desde que comenzó la guerra en octubre del año pasado, sin apenas comida ni agua.
La cancelación de las festividades navideñas es un duro golpe para la economía de la ciudad, dijo a Al Jazeera Ibrahim.
La cadena catarí señaló que se estima que el turismo representa el 70% de los ingresos de Belén, casi todos ellos provenientes de la temporada navideña.
El alcalde Salman dijo a Al Jazeera que el desempleo en la ciudad ronda el 50%, más alto que el 30% de desempleo en el resto de Cisjordania, según el Ministerio de Finanzas palestino.
El número de visitantes a la ciudad se desplomó desde un máximo previo al Covid de aproximadamente 2 millones de visitantes por año en 2019 a menos de 100.000 visitantes en 2024, indicó a Al Jazeera, Jiries Qumsiyeh, portavoz del Ministerio de Turismo palestino.
Las restricciones posteriores a la guerra también han impedido que unos 150.000 palestinos abandonen el territorio para trabajar en Israel, lo que ha provocado que la economía allí se contraiga un 25%.
Navidad en Gaza
Con menos de 1.000 cristianos restantes en Gaza, la mayoría vive actualmente en la Iglesia de la Sagrada Familia o en San Porfirio, una iglesia ortodoxa griega en la ciudad de Gaza, indicó el portal Middle East Eye.
Estas dos iglesias son los últimos santuarios para los cristianos en el territorio devastado por la guerra.
El número de cristianos refugiados en las iglesias de Gaza ha disminuido este año, y muchos huyeron a través del cruce de Rafah hacia Egipto antes de que Israel tomara el control del mismo en mayo.
Los que quedaron atrás -unas 650 personas- padecen condiciones terribles y están al borde de la aniquilación, dijo al diario Financial Times, George Akroush, funcionario del Patriarcado Latino en Jerusalén.
En su discurso de Navidad, el Papa Francisco condenó el asesinato de niños en Gaza por parte de Israel como una “crueldad” y se volvió más abierto en sus críticas a Israel. “Ayer bombardearon a niños. Esto es crueldad, no es una guerra”, afirmó.
A principios de este año, le dijo al programa 60 Minutes de la cadena CBS: “Hablo todas las noches a las siete en la parroquia de Gaza… Me cuentan lo que sucede allí. Es muy duro, muy duro… A veces pasan hambre y me cuentan cosas. Hay mucho sufrimiento”.
Israel calificó las declaraciones del Papa como “particularmente decepcionantes”, y un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores lo acusó de “doble rasero” y afirmó que sus comentarios ignoraban la “lucha contra el terrorismo yihadista”. El portavoz criticó además la “señalización del Estado judío y su pueblo”, según citó el portal Middle East Eye.
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