“Belén renace”: La riqueza cultural de Palestina llega al Centro Cultural La Moneda en una muestra sin alusión al conflicto

“Belén renace”: La riqueza cultural de Palestina llega al Centro Cultural La Moneda en una muestra sin alusión al conflicto

Taisir Masrieh Hasbun (1957) nació y creció en Belén, no muy lejos de la Basílica de la Natividad, y desde pequeño tuvo claro que aquel templo —uno de los más antiguos del mundo y tradicionalmente señalado como el lugar del nacimiento de Jesús, según los evangelios— no era solo un sitio de culto y oración, sino un pilar de identidad fundamental para su comunidad.

“Más allá de los servicios religiosos, la basílica era un lugar de celebración, de reunión y sociabilización: bautizos, matrimonios, funerales, Navidad, Pascua de Resurrección”, cuenta el también curador y editor de la revista Filistin Ahahbab y director de arte de This Week Palestine, ambas en inglés y dedicadas a promover la cultura y contingencia palestina desde fines de los 90. Construida en el siglo IV por orden del emperador Constantino, la Basílica de la Natividad ha sido testigo de más de 1.700 años de historia y de igual manera ha resistido a innumerables desastres naturales, invasiones y cambios de dominio.

Un incendio la destruyó en el siglo VI y fue reconstruida por el emperador romano Justiniano; durante las Cruzadas (s. XI y XII) se convirtió en una ciudadela fortificada para proteger a los peregrinos cristianos; bajo el dominio del Imperio Otomano (XVI-XIX) sufrió abandono y deterioro; y en los últimos dos siglos, su custodia ha gatillado disputas entre distintas comunidades religiosas y servido de pretexto para conflictos armados internacionales.

Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2012, la Basílica de la Natividad inició un extenso periodo de restauración encabezado por un Comité Presidencial Palestino creado especialmente para dicha misión. El proyecto convocó a expertos de la Universidad de Pavía y la empresa italiana Piacenti, especializada en restauración de monumentos históricos, y tuvo un costo que bordeó los 20 millones de dólares que fueron financiados por en su mayoría por la autoridad palestina, junto a aportes del Vaticano y países como Italia, Grecia, Rusia, Alemania y Brasil.

”En ese momento, la iglesia se encontraba en un estado crítico, habiendo sufrido más de 500 años de abandono”, dice Taisir Masrieh a Culto. “Las paredes y columnas estaban cubiertas de oscuras capas de humo de velas e incienso, y del desgaste debido a la presencia de millones de peregrinos. El agua de la lluvia se filtraba por el techo, dañando los arquitrabes de madera, los mosaicos de las paredes y las pinturas”.

Cientos de artesanos locales participaron también de la restauración del edificio, que incluyó la limpieza y conservación de mosaicos bizantinos, frescos medievales y columnas decoradas con pinturas del siglo XII. Tras una serie de excavaciones arqueológicas, se descubrió también un séptimo ángel oculto bajo capas de yeso, cuyo hallazgo fue posible gracias a tecnologías de escaneo termográfico.

Masrieh regresó a Belén en 2018, cuando la restauración de la basílica estaba en su última etapa. Al cruzar la entrada e ingresar por la Puerta de la Humildad—una estrecha abertura de 1,40 metros de alto que obliga a los visitantes de la Natividad a inclinarse en señal de reverencia— el curador volvió a sentirse un niño de ocho años, recorriendo por primera vez ese lugar, deslumbrado por su belleza.

“Vi la Basílica con una luz que nunca había presenciado: las paredes eran blancas, contrastando con los colores vivos de los mosaicos; las pinturas de santos y vírgenes en las columnas eran ahora visibles; los mosaicos del suelo recién descubiertos brillaban con intensidad; y las ventanas, los arcos y el techo habían sido restaurados o reemplazados. Era el momento perfecto para que el pueblo de Belén, los verdaderos custodios de este monumento, compartiera sus tesoros con el mundo”.

Fruto de este proceso, en 2019 Masrieh inauguró Bethlehem Reborn: Las Maravillas de la Natividad, muestra que recorre los 17 siglos de historia de la Basílica de la Natividad y la hazaña de su reconstrucción.

La exposición abarca desde sus orígenes y hasta la actualidad, evidenciando el largo período de abandono y deterioro que puso en grave riesgo su estructura, así como el ambicioso proyecto que logró devolverle su esplendor. Fueron siete años para nada exentos de desafíos sociales, políticos y diplomáticos, puesto que requirió el consenso de las tres comunidades religiosas a cargo de su custodia.

Desde su apertura en 2020, en el Museo del Vaticano en Roma (Italia), Bethlehem Reborn ha recorrido ciudades como Colonia (Alemania, 2021), la sede de la UNESCO en París, (2022), Viena (Austria, 2023), Ginebra (Suiza, 2023) y Washington D.C., EE.UU. (2024). En total, ha sido vista por más de 150 mil personas en los seis países donde ha sido exhibida.

Las reacciones ante la muestra han sido en general “muy positivas”, cuenta el curador palestino, aunque “ha habido casos raros en los que grupos pequeños intentaron, por razones políticas, cerrarla, sin entender el mensaje de paz que transmite”, comenta.

“Belén y la Basílica de la Natividad pertenecen a toda la humanidad, y esta exposición sirve como un mensaje de esperanza en tiempos difíciles. Primero, en 2020-2021, cuando Belén, como el resto del mundo, quedó paralizada por la pandemia; y ahora, tras las devastadoras consecuencias del genocidio en Gaza y los ataques a Cisjordania. Esta exposición sigue siendo la voz del pueblo de Belén y de todos los palestinos, y lleva la esperanza de poder volver a recibir una vez más a millones de peregrinos, turistas y visitantes a Tierra Santa”, apunta Masrieh.

Ahora, Bethlehem Reborn llega por primera vez a Sudamérica y Chile será su única parada en la región, además del octavo país en recibirla. Desde el 14 de marzo, el Centro Cultural La Moneda presentará la exposición en colaboración con la Embajada de Palestina y estará abierta al público hasta el 1 de junio, con entrada liberada.

“Esta es una exposición que encaja perfectamente con nuestras líneas curatoriales, que incluyen patrimonio, arquitectura e interculturalidad”, dice la directora del CCLM, Regina Rodríguez. “Es una muestra que aborda la restauración de un monumento histórico de enorme valor, pero también el rescate de una cultura milenaria. Como centro cultural, tenemos la misión de acercar estos relatos al público chileno y generar espacios de diálogo a través de la cultura”, agrega.

Una delegación oficial palestina asistirá a la inauguración el 13 de marzo, entre ellos Khoulud Deibes, recientemente designada Presidenta del Comité Presidencial para la Restauración de la Gruta de la Iglesia de la Natividad. El evento contará también con la presencia de miembros del cuerpo diplomático, funcionarios gubernamentales y representantes de la comunidad palestina en Chile, informan desde la Embajada. El curador viajará especialmente desde Italia para participar de la ceremonia y dará el primer tour guiado por la muestra.

Desde Presidencia revelan a Culto que el Presidente Gabriel Boric recibió también la invitación esta misma semana. Al cierre de esta edición no había confirmado su asistencia.

Como estar en Belén

Al ingresar por la entrada de Teatinos, los visitantes serán recibidos por una reproducción de la entrada de la Basílica de la Natividad y la emblemática Puerta de la Humildad. Desplegada en 320 metros cuadrados del Centro Cultural La Moneda, la muestra avanzará por el Espacio Wiphala y culminará en la Galería del Patrimonio, donde se exhibirán fotografías históricas y contemporáneas que documentan las distintas etapas de restauración del edificio entre 2013 y 2019.

Actualmente, la exhibición se encuentra en pleno montaje. “Queremos que los visitantes viajen a través de la muestra y que se sientan como en Belén, como si estuvieran frente a la entrada de la basílica”, señala Regina Rodríguez, directora del Centro Cultural La Moneda.

La selección de piezas abarca elementos clave del patrimonio y la memoria histórica de la basílica. Entre ellas, una maqueta original de la iglesia, elaborada en 1936 con finas piezas de nácar talladas y ensambladas a mano, reflejando la tradición artesanal palestina; reproducciones de los mosaicos que decoran sus paredes y un conjunto de vestidos tradicionales palestinos bordados a mano, conocidos como Malak, usados por las mujeres en bodas y celebraciones familiares, cada uno con motivos y colores representativos de distintas regiones de Palestina.

También destacan una réplica del “Lugar de la Estrella”, punto donde, según la tradición cristiana, nació Jesús, elaborada en plata sobre mármol, con un peso de 25 kilos; una réplica de un mosaico con rostro, creada en 2001 con capas de madera, mortero de cal y arena, témpera de colores y barniz brillante; y una reproducción de una lámpara de aceite del siglo IV, realizada en 2021 con vidrio y cinco mangos de cobre, que evoca los antiguos sistemas de iluminación de la basílica.

“Esta es una oportunidad única para acercarse a un legado histórico que trasciende lo religioso y se inscribe en la historia de la humanidad”, considera la directora del CCLM: “Esta exposición atraerá a públicos muy diversos: desde quienes tienen un interés patrimonial o religioso, hasta quienes buscan comprender más sobre la cultura palestina. Esto incluye, desde luego, a los niños y jóvenes”.

La embajadora del Estado de Palestina en Chile, Vera Baboun, fue la primera mujer en asumir la alcaldía de Belén y, entre 2012 y 2017, formó parte del Comité Presidencial Palestino encargado de la restauración de la Basílica de la Natividad.

Su compromiso con la preservación del patrimonio palestino la llevó a gestionar la llegada de la muestra curada por Taisir Masrieh a Chile, una exhibición que, según destaca, tiene un profundo significado cultural y simbólico. “Traer la Iglesia de la Natividad a Santiago y, por extensión, a América Latina, es una manera de acercarles el rico patrimonio cultural del pueblo palestino, cuya comunidad más grande en la diáspora reside en Chile”, enfatiza.

Para la embajadora, la muestra trasciende su valor histórico y artístico, y se convierte en el testimonio de resistencia de un pueblo. “Esta exposición es más que solo una muestra de historia; es un gesto sincero de resiliencia y unidad de la Nación Palestina, que ha vivido durante mucho tiempo a la sombra del conflicto, pero que continúa encarnando los principios de paz y esperanza”.

Sin referencias al conflicto

A lo largo de su historia, la Basílica de la Natividad ha sido un símbolo de resistencia y escenario del conflicto en la región. En 2002, durante la Segunda Intifada, fue epicentro de un asedio de 39 días, cuando un grupo de palestinos se refugió en su interior y quedó atrapado en un enfrentamiento con fuerzas israelíes.

Dos décadas después, la violencia sigue y no da tregua. Desde el 7 de octubre de 2023, cuando estalló el conflicto entre Israel y Hamás, la escalada de enfrentamientos ha dejado más de 48.300 muertos, según informes recientes. Aunque la Franja de Gaza ha sido el foco principal de los ataques, Cisjordania, donde se ubican Belén y la Basílica de la Natividad, también ha experimentado un aumento significativo en los enfrentamientos y la cifra de víctimas. Solo en enero de 2025, al menos 57 palestinos murieron en Cisjordania debido a ataques israelíes, según datos de la ONU.

A pesar del contexto, la exposición que aterriza en el CCLM no abordará directamente el conflicto actual. Al respecto, Regine Rodríguez declara: “Somos un centro cultural, no el gobierno. No estamos obligados a tomar una postura. Nuestra apuesta es trabajar desde la cultura y eso no significa desconocer la realidad, pero nuestra labor es preservar y difundir el patrimonio cultural como un valor universal, en este caso de la Basílica de la Natividad”.

La embajadora Vera Baboun señala que la planificación de la exposición comenzó mucho antes de los eventos de octubre de 2023 y destaca que, aunque la muestra no alude directamente a la crisis actual, su simbolismo y pertinencia son “innegables”.

“El mismo título de la exposición, ‘Belén Renace’, dice mucho. Simboliza el espíritu perdurable de Belén y la necesidad de renovar su mensaje de paz, esperanza y resiliencia. Hoy, más que nunca, necesitamos este renacimiento, no sólo para los palestinos, sino para la humanidad en su conjunto. Traer esta exposición a Santiago, en medio de la agresión que sufre mi país, es en sí mismo un llamado por la paz”, enfatiza Baboun.

La embajadora añade que durante el periodo de exhibición habrá “diversas actividades paralelas que ampliarán la mirada sobre la cultura e identidad palestina, incluyendo proyecciones de películas, exposiciones fotográficas y debates dedicados a la realidad en Gaza”.

Taisir Masrieh, subraya la importancia de la cultura como forma de resistencia. Su trabajo como curador ha estado precisamente enfocado en la preservación y puesta en valor del patrimonio cultural palestino, como en su más reciente exposición, Thobes: The Cross-Point of Palestinian Identities (2021), donde exhibió prendas ceremoniales de colores vibrantes, bordadas a mano por mujeres palestinas entre 1850 y 1950. Su labor –dice– va mucho más allá de la documentación histórica.

“Durante los últimos 17 meses, y mucho antes, la cultura y el arte han sido poderosas formas de resistencia en Palestina. A pesar del implacable bombardeo israelí a Gaza y la destrucción de ciudades palestinas en Cisjordania, hemos sido testigos de una resistencia diaria a través de la poesía, el arte, la música y la literatura: nuevos poetas, artistas, cantantes y músicos que desafían el terror a través de la belleza de su oficio”, opina Masrieh. “Es bien sabido que cuando se libra una guerra contra un pueblo, no sólo se pierden vidas humanas, sino también la cultura que ese pueblo porta, representa y protege. De esta manera, la belleza de la literatura y el arte a menudo se sacrifica en aras de la lógica y la brutalidad de la violencia”, concluye.

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LaTercera.com

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