Bogotá intenta recuperar su época dorada como epicentro del teatro internacional

Bogotá intenta recuperar su época dorada como epicentro del teatro internacional

El Sábado Santo de 1988, el corazón de Bogotá se llenó de diablillos. Un fauno apareció sobre las ruinas del Palacio de Justicia, unos demonios dispararon cañones desde el Capitolio y unos amantes del fuego despertaron a un dragón chino. Hubo estallidos de colores por todos lados y el olor a pólvora impregnó el aire. “¡Somos los demonios de cartón, habitantes de la República de la libertad y del teatro!”, exclamaron unos desde el cielo, según narró una crónica de El Tiempo. Alrededor de 80.000 personas observaron maravilladas cómo el grupo de teatro catalán Els Comediants clausuraba el primer Festival Iberoamericano de Teatro. Casi cuatro décadas después, esa noche sigue grabada en la retina de quienes anhelan las épocas en las que la capital se teñía de fiesta, recibía artistas de todo el mundo y brillaba como uno de los epicentros del teatro internacional.

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Julián Díaz, actor de la obra ‘La Vorágine’ de Mapa Teatro, al interior de la estructura principal de la instalación.Malicho, director y dramaturgo de la obra ‘Reminiscencia’, durante un ensayo en el Teatro Delia Zapata, en Bogotá, el 9 de octubre de 2024.

La vulnerabilidad ante la voluntad política

Los organizadores del Festival Internacional de Artes Vivas (FIAV) ya planean una segunda edición para la Semana Santa de 2026, unas semanas antes de que Colombia tenga elecciones presidenciales para elegir al sucesor de Gustavo Petro. La gran incógnita, sin embargo, es qué pasará después. Gran parte del financiamiento actual depende del Ministerio de Cultura y la voluntad política del Ejecutivo de izquierdas. Todos saben, además, que tampoco hay posibilidades de volver al modelo anterior de una gran figura como Fanny Mikey que consiga grandes apoyos con su carisma —no ven ningún liderazgo similar—.

Alberto Sanabria, viceministro encargado de los Patrimonios y la Gobernanza Cultural, considera que hay que conformar una entidad autónoma. “No es posible dejar de contar con apoyo del sector público. Pero tenemos que ver cómo crear un modelo que no dependa de la voluntad política del Gobierno de turno. Estamos estudiando esquemas de festivales como el de Cádiz o Avignon, que tienen una participación importante del sector privado”, subraya. Para él, hay que comprometer al movimiento teatral local, recuperar la confianza de los inversores privados y sumar más empresas patrocinadoras que aseguren la sostenibilidad a largo plazo. 

Fuente

ElPais.com

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