Boom de literatura argentina en España: claves, teorías y sensaciones detrás de los grandes premios
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Boom de literatura argentina en España: claves, teorías y sensaciones detrás de los grandes premios
Los galardones otorgados a Jorge Fernández Díaz, Tamara Tenenbaum, Leila Guerriero y Guillermo Saccomanno invitan a reflexionar sobre el pequeño fenómeno ocurrido en lo que va de 2025
Como una enfermedad que se contagia, como una constelación que se enciende, la literatura argentina fue copando los grandes premios literarios de España: Jorge Fernández Diaz el Nadal, Leila Guerriero el BBk de Bilbao y el Zenda de narrativa, Tamara Tenenbaum el Paidós, Guillermo Saccomanno el Alfaguara. Son apenas algunos hitos. Más atrás, las últimas dos ediciones del Premio Lumen: en 2023 Leticia Martin y en 2024 Natalia Litvinova, que si bien nació en la ex Unión Soviética, actual Bielorrusia, vino a la Argentina a los nueve años. El año pasado Gabriela Cabezón Cámara se quedó con el Ciutat de Barcelona, y en 2022 lo había ganado Edgardo Dobry, argentino que reside allá.
La lista se alarga, se abre, sigue. ¿Por qué? ¿Qué tiene la literatura argentina que, de pronto, se ha vuelto una suerte de boom en los premios de España? La Fundación Typa viene midiendo la cantidad de licencias y títulos traducidos desde 2002 y el resultado es crecimiento:. En el último informe publicado en 2023, que releva el período 2010-2022, muestra que se vendieron un total de 1787 licencias. En cuanto a títulos, el total es de 1224, con un promedio anual de 102. En los dos años posteriores corrió mucha agua bajo el puente: nuevos autores, varios premios. Todo sucede pese a la retirada del Estado: el gobierno de Javier Milei redujo a un 10% el Programa Sur, destinado a traducir literatura argentina.
Flujos de ida y vuelta
“No tengo certezas, sí intuiciones”, dice Paula Vázquez. De fondo se escucha el viendo de la costa argentina. “Hubo una seguidilla de premios, pero es algo ya venía pasando, que no es de ahora, pero en estos últimos días fue más evidente, sobre todo porque hay premios muy importantes, como el Alfaguara”. Fue directora de Asuntos Culturales de la Cancillería, es dueña de la librería Lata Pintada, con sede en Madrid y en Barcelona, es abogada y es autora de libros como La suerte de las mujeres y La librería y la diosa. “Yo te olvides que hace dos años el Alfaguara lo ganó Christian Alarcón, que si bien es chileno, es más argentino que el dulce de leche: vive acá hace como 30 años”, agrega.
“En la literatura el flujo entre España y Argentina es así, de ida y vuelta, y desde hace muchas décadas. Desde los años 30, exilio mediante. Pero en los últimos años sí se hizo un poco más fuerte en torno a la literatura de mujeres. Claudia Piñeiro [en el 2022 ganó el premio español Tormo Negro–Masfarné por Catedrales] es como nuestra gran embajadora de la literatura argentina en el mundo: de las que más vende y más lectores tiene, y la más traducida. También se produjo algo importante: no solo son premiados los que viven allá, en Europa, que podría ser el caso de Samanta Schweblin o de Ariana Harwicz, sino también muchos que viven en Argentina pero que van habitualmente”, sostiene.
“Con Mariana Enríquez, por ejemplo, también se dio ese fenómeno. No es solamente una cosa de migración y arraigo, sino de argentinos que viven en Argentina, producen en Argentina y sin embargo ganan premios en todo el mundo”, dice y menciona a Camila Sosa Villada: “Otro caso para mencionar: ganó el premio Finestres en 2021″. “Si bien es muy raro que un latinoamericano esté en los rankings de los más leídos de España —continúa—, hay un gran crecimiento de latinoamericanos en general y de argentinos en particular, que son muy leídos, muy seguidos, muy conocidos: Leila Guerriero, Claudia Piñeiro, Ariana Harwicz, Camila Sosa Villada y me estoy olvidando mucha gente”.
Experiencias y perspectivas
Del otro lado del Océano Atlántico, Belén García, editora del sello español Barrett. Acaban de rescatar un clásico de culto argentino: Los sorias de Alberto Laiseca. Han publicado varios argentinos, como Romina Paula y Martín Retlman. “Aunque compartimos idioma, las experiencias de vida son muy distintas y, al final, se plasman de forma muy diferente en las narrativas. Eso es algo que a nosotros nos llama muchísimo la atención. Incluso hay temáticas que no es que sean tabú aquí ni mucho menos, pero son temas que quizás no se suelen tratar o se tratan de una forma determinada. Cuando lo leemos desde el otro lado del charco, nos parecen unas perspectivas muy novedosas”, sostiene.
La lengua y la rabia
Cuando Tamara Tenenbaum ganó el Premio Paidós de ensayo, organizado por Planeta y dotado con 35.000 euros, le dijo a Infobae Cultura que lo mejor es “el dinero para seguir escribiendo”, que “no hay que tomarse los premios más en serio que eso”. Y resaltó una breve puja por el título del libro: Un millón de cuartos propios. El texto parte de una traducción que hizo ella de Un cuarto propio, de Virginia Woolf, que tenía muchas referencias alejadas de la tradición rioplatense: “Que diga cuartos y no habitaciones, que es lo que usarían en España, es una batalla cultural que me parece súper interesante: que las distintas formas de hablar español circulen en pie de igualdad con la manera de la RAE”.
“Más que de grieta, prefiero hablar de lucha de clases. Y creo que la ecuación que mueve este país y este mundo es sexo, dinero, poder. Creo que este es el nudo de la novela”, dijo Guillermo Saccomanno cuando ganó el Premio Alfaguara. Acá quizás haya otra clave: el contexto argentino, la vida precarizada, la rabia contenida, la política descarnada, el tercer mundo latiendo a fondo. Lo exótico para el europeo, que no deja de ser una forma de la fascinación. Algo que también los españoles destacan en el estilo latinoamericano, particularmente el argentino. Cuando Cabezón Cámara ganó el Premio Ciutat de Barcelona con Las niñas del narangel, el jurado subrayó su “prosa arriesgada, poética y animal”.
La presencia argentina
“Creo que tiene que ver con el flujo de ida y vuelta que se fue afianzando en las últimas décadas. Durante los momentos migratorios en el post 2001 no solamente emigraron y se asentaron escritores y escritoras, sino también mucha gente que trabaja en el gremio del libro. Tenemos editoras y editores argentinos viviendo allá, tenemos libreros y libreras argentinas viviendo allá desde hace mucho tiempo”, y menciona a la editora de Lumen, María Fase, que vive en España hace varias décadas, y que el año pasado ganó el Premio Café Gijón por El final del bosque. “Eso es muy importante para que la literatura argentina sea cada vez más leída. Creció la presencia de argentinos en el mundo del libro”.
Justicia poética
Zacarías Lara Paláez, forma parte del trío que conduce de los editores de Barrett. “Desde España se ha exportado mucha literatura a Latinoamérica. Quizás un poco de justicia es que también sea la inversa”, sostiene. “A nosotros siempre nos ha gustado la literatura de Argentina. Yo siempre he sido fan de Borges, de Cortázar y ahora de Mariana Enríquez o de Selva Almada. Es verdad que están poco conectados los mercados latinoamericanos con los de España, incluso entre países latinoamericanos. Si sale un libro en Argentina es difícil que llegue a Uruguay o a Colombia y que llegue a España es más complicado. Eso hizo que nos fijáramos en esa narrativa, e intentar traerla con nuestras ediciones”.
“En general nos gustan los libros que hacen que nos explote la cabeza y yo creo que la literatura de allí hace que ocurra precisamente eso: que nos explote la cabeza”, dice Belén García, que en esta breve conversación telefónica se encuentra junto a su compañero editorial. “De hecho, por ejemplo, algo que nos gusta muchísimo es la oralidad en los textos. Es algo que claramente se hace muchísimo más allí que aquí. Creo que hemos encontrado un tipo de literatura que nos gusta y la literatura debería ser universal, sin ningún tipo de fronteras. Al final esto es un poco de justicia poética, por decirlo de alguna forma”, concluye.
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