China y Tesla están cambiando radicalmente lo que entendemos por un coche. Honda y Nissan no pueden afrontarlo por separado
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China y Tesla están cambiando radicalmente lo que entendemos por un coche. Honda y Nissan no pueden afrontarlo por separado
Honda y Nissan buscan una fusión u otro tipo de entendimiento financiero, según publicó ayer Nikkei. El reputado medio japonés aseguraba que este es el camino por el que están avanzando unas conversaciones que comenzaron el pasado mes de marzo, cuando ambas compañías anunciaron que trabajarían en sacar adelante futuras colaboraciones.
El pasado verano, Honda y Nissan confirmaron que estaban ahondando en la fórmula para trabajar conjuntamente en el desarrollo de nuevos productos relacionados con la movilidad eléctrica, tanto en software como en baterías. Ahora, ya se habla claramente de una fusión.
Con todo, desde Bloomberg aseguran que Honda estaría valorando otro tipo de asociaciones. Por ejemplo, valora convertirse en socio mayoritario de Nissan o, por el contrario, formar parte de un mismo holding en el que también podría entrar Mitsubishi, empresa de la que, a su vez, Nissan es socia mayoritaria con un 20% de las acciones.
Cuando se confirmó que ambas empresas estaban teniendo sus primeras conversaciones el pasado mes de marzo, Makoto Uchida (CEO de Nissan) aseguró que el entendimiento era básico ya que "las empresas que no respondan (a los cambios en los mercados provocados por Tesla y los coches eléctricos chinos) serán aniquiladas", en palabras recogidas por The Guardian.
Un terremoto en la industria japonesa
Aunque Honda ha dejado claro que necesita renovarse en profundidad para afrontar un mercado en constante cambio, es Nissan la parte más interesada en una fusión o en ser absorbida, en parte, por Honda.
El año 2024 está siendo la certificación de que Nissan se encuentra en la cuerda floja. Entre marzo y septiembre de este año, lo que se corresponde con el primer semestre fiscal japonés, la compañía ha rebajado su beneficio operativo en un 90% sus perspectivas de ganancias en un 70%. Con esas perspectivas, The New York Times recogía que este ejercicio apuntaba a beneficios de 975 millones de dólares, por los 3.600 millones de dólares obtenidos en 2023.
En consecuencia, Nissan publicó hace un mes que planeaba despedir a 9.000 trabajadores para adaptarse a la nueva situación financiera. Esto pasa por reducir su producción actual que el nuevo CEO había prometido incrementar a lo largo del año pero que finalmente han tenido que reducir por la baja demanda de su producto.
Nissan está en uan situación de extrema gravedad: despedirá a 9.000 empleados y un directivo aseguró que tenían "entre 12 y 14 meses" para sobrevivir
Ante esta situación desesperada, "tenemos 12 o 14 meses para sobrevivir" llegó a decir un alto funcionario a Financial Times. Desde entonces la compañía ha ido estudiando diversas posibilidades de asociación entre las que, incluso, se ha hablado de Foxconn. Esto último podría haber acelerado los intereses por una asociación con Honda, por miedo a que a la compañía taiwanesa se hiciera con el control de Nissan aprovechando la baja cotización de sus acciones, aseguran en Bloomberg.
Aunque la fusión de Honda y Nissan (las segunda y tercera mayor empresa automotriz de Japón) se consolidara en lo que sería la creación del mayor conglomerado automovilístico desde el nacimiento de Stellantis, desde Japón no verían con malos ojos que esto sucediera. Los reguladores del país siempre han preferido que sean las empresas locales las que inviertan en otras compañías niponas. Son habituales asociaciones como las que mantienen Toyota, Mazda, Subarru y Suzuki, por ejemplo.
A esto hay que sumar que la alianza entre Renault-Nissan-Mitsubishi no ha terminado por dar los frutos esperados. Con la entrada de los franceses en el accionariado de Nissan, la empresa emprendió un duro camino de recorte de gastos y costes de la mano de Carlos Ghosn. Sin embargo, las relaciones se deterioraron hasta tal punto que el directivo huyó de Japón en un vuelo privado para librarse de las acusaciones de malversación dentro de la empresa.
Con el tiempo, Renault y Nissan han ido separando sus caminos pese a que los franceses llegaron a poseer el 43,4% de las acciones de los nipones. En julio de 2023 se decidió que ambas compañías apenas mantendrían una inversión cruzada de un 15%.
El balance de los últimos 25 años en el que Nissan ha pasado de estar al borde de una quiebra a formar parte del mayor grupo industrial del automóvil en el mundo y, posteriormente, volver a una situación extremadamente complicada está impulsando las conversaciones con Honda para que sea ésta la que rescate a su hasta ahora rival. Algo de lo que ya avisó el propio Carlos Ghosn el pasado verano.
Reconvertirse para sobrevivir
En las declaraciones en las que se ha tratado la posible fusión, siempre se ha puesto sobre la mesa el reto de enfrentarse a Tesla y los coches eléctricos chinos. Ambas partes parecen haber cambiado por completo lo que hemos entendido hasta ahora por "coche" y los grandes fabricantes parecen estar tratando de adaptarse a toda prisa a un mundo que ha cambiado por completo.
Con China, el mayor mercado del automóvil, saltando al coche eléctrico y Europa aplicando agresivas políticas que conducen a ello en un plazo relativamente corto (prohibición de motores de combustión que no sean neutros en carbono en 2035 y una fuerte reducción de emisiones contaminantes en 2030), el coche eléctrico se posiciona como un pilar fundamental en la estrategia del mercado del automóvil.
Para las empresas niponas, quizás no será el pilar determinante en su estrategia (Toyota asegura que no esperan que sea la opción mayoritaria) pero sí uno de los más importantes. Por lo tanto, Nissan y Honda no pueden permitirse desaparecer por completo del mercado chino (que está virando hacia las compañías locales) ni Europa, pese a que sus ventas ya son reducidas en el continente.
Los fabricantes chinos, bien por el desarrollo de la tecnología o por el impulso del Estado, han conseguido levantar una cadena productiva que ha reducido sensiblemente los tiempos de cada generación de vehículos. Todo ello con un ahorro de costes que les permite posicionar sus automóviles muy por debajo en precio que sus rivales.
Esto choca directamente con la forma de trabajar de los nipones, que tradicionalmente apuestan por cambios de trayectoria más pausados y por pulir hasta la extenuación y perfección los productos que ya tienen en el mercado. Se enfrentan, con el coche eléctrico, al dilema del innovador.
Los fabricantes japoneses tienen que lidiar con un reto: seguir apostando por la tecnología que más réditos les está dando (híbridos) sin quedarse atrás en la venta de coches eléctricos
De hecho, en Financial Times ponían en duda que la filosofía de Nissan se entienda con la de Honda, a la hora de que los ingenieros de ambas partes colabores. Nissan lleva un cuarto de siglo trabajando con la filosofía de una empresa occidental. Honda, por su parte, es más pausada y apuesta por que sus propios empleados roten con mayor asiduidad para ofrecer un producto menos estandarizado pero más pulido.
Esa forma de actuar le ha ido bien a Honda que ha crecido sensiblemente en el tiempo que Nissan pasaba bajo el mando de Renault. De hecho, ya antes de la alianza se habló de que Honda podía ser la tabla de salvación de Nissan. Junto a Renault, lanzó el Nissan Leaf. El coche llegó justo en el momento que podía asentar las bases de cómo sería el coche eléctrico y darles un liderazgo clave. Sin embargo, no consiguieron imponerlo como estándar como sí hizo Toyota con el Prius, señalan en Bloomberg.
Mientras el tren se le escapaba a Nissan, Honda ha cimentado su crecimiento en los motores de combustión que, poco a poco, ha ido electrificando hasta conseguir un gran resultado con sus híbridos, tanto en Japón como, sobre todo en América del Norte. De hecho, Honda asegura que espera duplicar el número de híbridos vendidos de aquí a 2030 en ese mercado.
Pese a ello, son conscientes de que no pueden renunciar a una de las grandes revoluciones que ha traído Tesla: el software. Los nipones están teniendo serios problemas para adaptarse a un mercado donde el software es clave, ganando peso frente a los valores tradicionales del automóvil. Por eso, Japón ha impulsado una asociación entre Toyota, Honda y Nissan para desarrollar un nuevo software que les permita rivalizar con China y Tesla.
Pero no solo eso, Honda ya llegó a un acuerdo con Sony para ahondar en estos aspectos, con el objetivo de modernizar sus vehículos y acercarlos a un público que valora cada vez más lo que su coche es capaz de hacer con sus pantallas, desde su uso como navegador hasta convertirlo en un karaoke con ruedas, algo habitual en China.
A todo lo anterior se suma la necesidad de los grandes fabricantes de reducir costes y buscar asociaciones que les permitan lanzar productos en menos tiempo o, al menos, renovarlos con mayor rapidez. China está inmersa en ello, con compañías capaces de sacar nuevos productos en tiempo récord y Tesla ha optado por lanzar un vehículo con un diseño a muy largo plazo pero que, por su forma de producirlo, consigue reducir sensiblemente sus costes productivos. Coches que, además, se renuevan cada poco tiempo con actualizaciones constantes para ampliar sus funciones.
Como resultado, estamos viendo cómo el mercado, poco a poco, se atomiza en grupos inmensos de numerosas marcas para compartir plataformas, desarrollos e investigaciones. Honda y Nissan pueden ser las últimas, pero no las únicas. Por ejemplo, Volkswagen ha invertido en Rivian para obtener su conocimiento, dejándose 6.000 millones de euros pese a estar en una de las mayores crisis de su historia. Recientemente también invirtió en XPeng para obtener conocimiento chino y mejorar sus productos en el mercado local.
Así mismo, hace años que Volkswagen y Ford llegaron a un acuerdo para que la empresa americana aprovechara las plataformas eléctricas de los primeros en modelos que son lanzados en Europa y reducir costes. Luca de Meo, CEO de Renault, propuso un airbus del automóvil con el objetivo de que los fabricantes europeos arrimaran el hombro para sacar adelante nuevos proyectos eléctricos. Stellantis es el resultado de la fusión de FCA y PSA, formando uno de los mayores conglomerados automovilísticos de la industria.
El mercado está cambiando por completo. Cada vez queda menos espacio para los fabricantes pequeños, al tiempo que los valores asociados al coche cambian y las compañías tratan de buscar soluciones a un mercado que se dirige al coche eléctrico en dos grandes mercados y cuya transformación se les está atragantando.
Foto | Honda
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La noticia
China y Tesla están cambiando radicalmente lo que entendemos por un coche. Honda y Nissan no pueden afrontarlo por separado
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Xataka
por
Alberto de la Torre
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