Columna de Alfredo Jocelyn-Holt: Trump de nuevo

Columna de Alfredo Jocelyn-Holt: Trump de nuevo

Siete años atrás califiqué a Trump de ser una maldición búmeran. Podría haberlo descrito como reflujo gástrico y estaríamos hablando de lo mismo. Persistencia es lo mínimo que habría que concederle aunque no podrían ser peores sus contrincantes: lo clave. Sin ellos, Trump no existiría. En una de éstas siguen patinando y vuelve a hacerse de la Oval Office en 2028, diga lo que diga la Constitución. No sería la primera vez que se sale con la suya.

Sus rivales, sin embargo, no quieren entender. Kamala Harris se escuda en la porfía (“a veces la lucha toma tiempo, eso no significa que no vayamos a ganar”); no calentó votos en la campaña, tampoco lo anterior va a calentar esperanzas. Biden chapotea en la senilidad, no cuenta. Obama culpó al empedrado. “Pandemia, inestabilidad económica y rápidos cambios sociales” estarían causando “vientos contrarios para incumbentes democráticos alrededor del mundo”. Este cuento suena a excusa más que a explicación, para nada esperable de una supuesta lumbrera.

Quizá deberían reparar en los consejos de Molly Jong-Fast a progresistas: conceder que Trump es un maestro de la distracción; también que la guerra en defensa de la superioridad moral y sensiblería “wokeness” la vienen perdiendo. Trump convierte alardes de este tipo en ventaja propia y son tan vagos los términos de la pugna que puede declararse triunfante cuando quiere. Por último, sentirse indignado con cada insulto que lanza cuando se es incapaz de atender las peores amenazas a las instituciones de Estados Unidos que logra (p. ej. la Corte Suprema declarándolo inmune de cargos en su contra) es bobo.

En Chile similares muestras de incomprensión para con Trump sobran. Que nuestros economistas saben más que quienes lo asesoran es absurdo, es porque el proteccionismo nos perjudica. Que Trump prefiere a Milei por sobre Boric y Juan Gabriel Valdés es obvio. Lo de la histeria por lo de la “Visa Waiver” confirma cuán provincianos somos. Que Bachelet no tendrá posibilidad ahora en la ONU ruega un minuto de reflexión: ¿su paso reiterado por la Presidencia de Chile la hace aconsejable para el resto de la humanidad? Hasta hay gente que cree que lo de Trump demuestra que ya no importa lo de derechas e izquierdas, que mejor cambiémonos de eje a la dialéctica élite versus pueblo. Pamplinas, eso es hacerle el juego al populismo.

Debieran leer a Burckhardt y a Nietzsche sobre la grandeza, su falta y quiénes pretenden rescatarla. El primero afirma que “hombres pequeños” (pensaba en Napoleón III) poseen una enorme “capacidad para el mal”. El segundo agrega algo más terrible, que la tarea del Übermensch (el Superhombre) es “conquistar esa energía tremenda de la grandeza para modelar al hombre futuro mediante castigo y aniquilación de millones de fracasados”. A ello apuntan el populismo y fascismo.

Por Alfredo Jocelyn-Holt, historiador

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LaTercera.com

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