Columna de Carlos Correa. El humor venezolano
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Columna de Carlos Correa. El humor venezolano
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La larga discusión sobre la presencia fallida de George Harris debiera terminar con los números del rating televisivo. Mega logró una excelente jornada con 38 puntos de rating, y el martirio del humorista venezolano mantuvo la tensión suficiente para que no se apagaran televisores. Todo el país quería ver su martirio, porque el tema de la presencia venezolana en Chile se ha convertido en discusión común en los hogares.
Las reacciones posteriores donde el país ha sido acusado de xenofobia, que han aparecido también en los medios internacionales, debiera llamar a una reflexión sobre el asunto. Pero una revisión de las redes sociales muestra que las principales celebraciones en la caída del artista estuvieron en la izquierda, en especial en muchos bots que recordaron que se había burlado del Presidente Allende y que había tratado al actual mandatario como un inútil.
Pocos días antes, una página web se burló del alcalde de Santiago colocándolo con la banda presidencial de Venezuela, como ocurrió durante varias ocasiones en la campaña. Curiosamente, el día siguiente al incidente de la Quinta Vergara, la candidata Matthei fue a un acto en Independencia organizado por el alcalde Iglesias en homenaje al teniente asesinado por el Tren de Aragua. El alcalde, que cada día recuerda más a Joaquín Lavín en sus inicios cuando hacía llover o inventaba playas en el Mapocho, emplazó al gobierno por no hacerse presente en su acto de proselitismo. La propia candidata criticó que no se pudiera prever el crimen, como si fuera posible alguna de las dos situaciones.
El festival de Viña suele ser un buen muestrario de fenómenos políticos, y en este caso es el tema venezolano que tendrá influencia en los procesos electorales que vienen. Solo que ahora la izquierda ya no dice que “migrar es un derecho” y la derecha hace pautas para emplazar al gobierno por lo que sea ligado a este tema. La irracionalidad asociada a esto va a estar en toda la agenda del año.
Un ejemplo es el ex director de migraciones del gobierno anterior, que culpa a la administración Boric por no poder expulsar venezolanos. Ello no es posible pues el Presidente no reconoció a Maduro, y con ello se hizo imposible que se recibieran los aviones con los expulsados. Si hubiese actuado de otra manera para no irritar al gobierno bolivariano y así tener acuerdos que permiten controlar el crimen organizado y tener buena información policial, también habría sido criticado por la derecha por una supuesta cercanía a dicha administración.
Por tanto, esta imprecación tiene solamente un interés electoral, como lo tiene también la serie de ataques en redes sociales contra el alcalde de Santiago para tildarlo de vinculado a los migrantes. También las acusaciones de Matthei en la comuna de Independencia contra el Ejecutivo, que obvian que el crimen está resuelto y que el gobierno tiene más de 300 delincuentes del Tren de Aragua encarcelados.
La discusión sobre el derecho a voto de los extranjeros tiene también el mismo sello. La existencia de un grupo compacto que vota por Chile Vamos ha hecho aparecer una nueva xenofobia izquierdista, de los mismos que clamaban que ningún inmigrante es ilegal. Como es un poco incorrecto reconocerlo, se recurre entonces a las cuentas de agitadores en redes sociales que disparan contra el alcalde de Santiago, contra George Harris y contra cualquiera que huela a migración venezolana.
Por Carlos Correa Bau, ingeniero civil industria, MBA.
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