Columna de Carlos J. García: Revisión del crecimiento: el vaso medio lleno

Columna de Carlos J. García: Revisión del crecimiento: el vaso medio lleno

Las revisiones al alza de las cuentas nacionales del Banco Central es sin duda una buena noticia, como suponen muchos colegas en sus cursos básicos de microeconomía “más es preferible a menos”: la revisión indica que la economía chilena dispuso aproximadamente de 1,6 mil millones de dólares adicionales en el período 2022-24. El Banco señala en un documento detallado (https://www.bcentral.cl/areas/estadisticas/cuentas-nacionales-trimestrales) que las revisiones son un proceso natural, sistemático y serio en la recolección de nueva información en los diferentes sectores de la economía.

Si uno revisa las cifras definitivas de cuentas nacionales encuentra que la economía se está asentando en torno a su crecimiento potencial en un rango entre 2,1%-2,6%. ¿Buenas o malas noticias? Desde mi perspectiva este moderado crecimiento potencial es un tremendo desafío para el futuro. Un crecimiento positivo de esta magnitud es un buen punto de partida para realizar reformas para que la productividad vuelva a crecer, ojalá como lo hizo en los 90. Claramente sería mucho peor estar en medio de una crisis o recesión, situación muy lejana dada la información que se dispone.

En efecto, las exportaciones siguen expandiéndose a una buena tasa, la actividad minera aumentó 5,2% en un contexto de mayor producción de cobre y de minerales no metálicos. Seguimos produciendo bastante bien alimentos, cerezas, salmón, celulosa, energía, servicios aéreos, etc. No es menor que una economía siga creciendo basada solamente en sus ventajas comparativas considerando todas las restricciones que enfrentamos en estos tiempos de vaivenes políticos y de las altas volatilidades de los mercados internacionales. Además, nuestro Estado tiene buenas instituciones comparado con otros países en desarrollo y los gobiernos con un mayor o menor éxito han promovido la inversión en infraestructura y un sin número de políticas públicas que han reducido sustancialmente la pobreza.

Mirar el vaso medio vacío con estas cifras, es una opción, pero no creo que ayude mucho. En efecto ya sabemos que el crecimiento basado en las ventajas comparativas está dando señales de agotamiento desde hace varios años en conjunto con problemas de gestión, seguridad y permisos. Sin embargo, seguir quejándose en función de estos temas ya no aporta mucho, aunque en su momento resultaron diagnósticos válidos. Por el contrario, ha llegado el momento de buscar alternativas dada la base productiva y el capital humano que se cuenta.

Un punto de partida es reconocer que la economía chilena no tiene un plan de desarrollo bien definido además de las ventajas comparativas ya conocidas y centradas en materias primas y solo en la competencia. En cambio, muchos otros países identifican sectores productivos específicos, y, mucho más que dar subsidios, el Estado activamente trata de ayudar a las empresas a encontrar préstamos, coordinarse con los bancos, atraer talento, conseguir contratos públicos, buscar mercados, preparar capital humano con universidades apropiadamente financiadas, etc. Políticas que han funcionado muy bien, implementado muchas veces a nivel local y de ciudad. Una estrategia así puede cambiar el rumbo de los países y producir en un tiempo razonable resultados fabulosos reforzando las ventajas comparativas existentes o creando nuevas ventajas basadas más en la inteligencia y la tecnología como China, Corea, Taiwán, Nueva Zelandia, Australia, países nórdicos, etc.

Por Carlos J. García, académico Facultad de Economía y Negocios Universidad Alberto Hurtado

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LaTercera.com

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