Columna de Cristóbal Osorio: Balotaje de gobernadores, cuatro lecturas

Columna de Cristóbal Osorio: Balotaje de gobernadores, cuatro lecturas

La reciente segunda vuelta de gobernadores ha sido leída en códigos partisanos que buscan promover miradas de coaliciones que se aprestan para una elección presidencial y de congresistas, pero que se apartan de un examen más acucioso de lo que los electores transmitieron el domingo pasado. Así, comparto cuatro ideas.

La primera es que estos balotajes -al igual como pasa con la segunda vuelta presidencial- tienden a ser engañosos, pues disfrazan minorías en abultados respaldos electorales, cuando los triunfos, aunque duela, suelen explicarse en que el elector opta por lo menos incómodo, y luego se desapega a esa decisión.

Le pasó a Gabriel Boric, quien pese a ganar con 55,9% a José Antonio Kast, ha gobernado más bien con un respaldo más cercano al 25,8% que obtuvo en la primera vuelta de las elecciones de 2021. Y ese será también el devenir de gobernadores con minorías disfrazadas de mayorías, y con consejos regionales más bien en contra.

Esto se relaciona con el segundo fenómeno, que es que los candidatos no pueden esperar trasvasijes directos de votos de otras elecciones, aunque se trate de una misma coalición y las fechas entre ambos comicios sean muy próximas.

En la RM, Claudio Orrego (55%) venció con facilidad a Francisco Orrego (45%), quien apenas se impuso en 9 de 52 comunas, pese a que los partidos de oposición lograron 15 alcaldías (sin incluir independientes). Entre ellas, Providencia, la comuna de Evelyn Matthei, y donde su delfín, Jaime Bellolio, se convirtió en alcalde con 59,4%, mientras que Pancho Orrego obtuvo apenas 47,7%, con todo el respaldo de la propia Matthei.

Es el caso también del Biobío, donde el UDI Sergio Giacaman (72,7%) barrió con Alejandro Navarro (27,3%), que en la comuna de Hualpén, en circunstancias en que el oficialista Miguel Rivera se impuso con el 72,5% en la elección de alcaldes, el gobernador opositor electo dio vuelta ese resultado, obteniendo el 70,2%.

Sin embargo -y aquí viene el tercer fenómeno- la elección de gobernador parece estar más cerca de las dinámicas de comicios de alcaldes que de aquellos de alcance nacional, donde se expresan con mayor claridad las grandes culturas políticas. Así, esta elección no fue un plebiscito a La Moneda, por lo que ésta no puede apropiarse de resonantes triunfos, como el del ex DC René Saffirio, quien logró arrebatarle a la derecha La Araucanía, logrando 51,7%, por sobre el gobernador en ejercicio, el pro RN Luciano Rivas (48,3%).

Un cuarto fenómeno está asociado a Rodrigo Mundaca, quien se impuso en Valparaíso con 62,5% a la UDI María José Hoffmann (37,5%). Se trata de un gobernador en ejercicio que llegó a la Gobernación durante el postestallido social, proveniente de un movimiento ambientalista de Petorca, quien demostró que el mundo social es capaz de hacerse un espacio a fuerza de buena gestión y trabajo metódico. Algo que incluso puede redituar en zonas como Zapallar, donde Gustavo Alessandri fue reelecto alcalde con un 69,5% y donde Mundaca obtuvo el 50,6%.

Es así como estas elecciones muestran que hay nuevas dinámicas que abren incluso más la incertidumbre respecto de la presidencial, pero que también muestran la complejidad de cada territorio, donde se juegan los escaños del Congreso, los que han demostrado ser tan o más importantes como para dar potencia política a un sector.

Por Cristóbal Osorio, profesor de Derecho Constitucional Universidad de Chile

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LaTercera.com

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