Columna de Gabriela Clivio: El diablo se esconde en los detalles (y no tanto)

Columna de Gabriela Clivio: El diablo se esconde en los detalles (y no tanto)

La semana pasada, el Tax Foundation daba a conocer los resultados de su Índice de Competitividad Tributaria Internacional 2024, que considera una muestra de 38 países. En la primera lectura, daba para quedarse “como que contento” porque Chile se mantenía en el número 29, es decir, seguíamos igual de mal que el año anterior. Pero como siempre, el diablo se esconde en los detalles. Este índice que arroja ahora para Chile un valor de 58,4 puntos se compone a su vez de cinco categorías y en cada una de ellas también tenemos una posición en un ranking. Esas categorías son: impuestos corporativos, individuales, al consumo, a la propiedad y a las operaciones transfronterizas. El detalle está en que, con respecto a los impuestos corporativos, ahora ocupamos la posición 36 (¡y seguimos bajando!), es decir, antepenúltimo lugar. Nada por lo cual sentirnos orgullosos. En materia de impuestos individuales, estamos en la posición 24, y la palma de oro se la llevan los impuestos a las operaciones transfronterizas, donde estamos en el lugar 38 de 38 países considerados.

Evidentemente, mirando los datos de crecimiento de Chile desde 1990 a la fecha, queda más que claro que no todos los cambios recientes en la política tributaria de los países de la OCDE (de la cual formamos parte) han derivado en mejoras en la estructura de los sistemas tributarios. Por lo demás, varios de esos cambios han tenido efectos negativos en materia de crecimiento. En el caso concreto de Chile, se optó por elevar considerablemente la tasa de impuesto corporativo desde el año 2014 y el resultado es que llevamos una década creciendo por debajo del mundo, mientras que antes la situación era la inversa. Aunque algunos países, como Estados Unidos, Francia y Austria, han optado por recortar su tasa del impuesto corporativo, otros han mejorado o aumentado la base imponible del impuesto sobre sociedades; en Chile, mientras tanto, vamos para atrás y exigimos más al sector formal y a la empresa. Si consideramos todos los países del mundo y la evolución de sus tasas de impuestos corporativos proporcionadas por la misma Tax Foundation en la última década, vemos que de ese total, apenas un 12% de ellos aumentó la tasa de impuesto corporativo. Dentro de ese 12% se encuentra Chile; con una tasa de impuesto que ocupa el puesto 17 dentro de la submuestra de 24 países. En resumen, de los pocos países que optaron por un alza en la tasa de impuesto corporativo, apenas son siete países los que tienen una tasa de impuesto mayor que nosotros. ¿Da para pensar, no? Parece que el tema tributario como que tiene varias aristas más allá de la sostenibilidad fiscal o el financiamiento del presupuesto, que es el único mensaje que se ha venido transmitiendo por parte de la autoridad. Tema aparte en el cual no quiero profundizar para no enredar la discusión es que si bien en esta materia estamos mal, en lo que respecta al tratamiento de las operaciones transfronterizas estamos peor, ya que ocupamos la última posición del ranking.

Un código tributario competitivo es aquel que mantiene bajas las tasas impositivas marginales. Si un país tiene una tasa impositiva demasiado alta, no será atractivo para la inversión. Además, tasas altas obstaculizan la inversión nacional y dan lugar a la elusión fiscal; lo demás es música.

Por Gabriela Clivio, economista y académica

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LaTercera.com

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