Columna de Hernán Larraín F.: ¿Un nuevo (des)orden mundial?

Columna de Hernán Larraín F.: ¿Un nuevo (des)orden mundial?

Después de la Segunda Guerra Mundial, a partir del diseño establecido por Roosevelt, Stalin y Churchill en Yalta, de hegemonías y territorios concertados, se produjo un período de naturaleza bipolar producto de la Guerra Fría que culminará con la caída del Muro de Berlín en 1989. A este le sobrevendrá un espacio para un ordenamiento que preservará lo esencial de la “paz westfaliana”, esto es, de respeto del principio de que los Estados son soberanos, iguales en lo formal y sujetos al derecho internacional (y a los organismos que en por él se constituyeran).

Distintas circunstancias fueron alterando luego el cuadro, amenazando los parámetros imperantes: el poderío militar, la capacidad económica, el interés comercial y la irrupción de factores religiosos (como los talibanes) o migratorios. Solo el temor a conflagraciones incontrolables favoreció estrategias cautelosas. Pero en forma impensada han surgido hechos que parecen desbordar esa prudencia. La actuación de Putin en Ucrania, la guerra comercial y tecnológica entre China y Estados Unidos, el decaimiento europeo, la lucha por el control de la información y la irrupción vertiginosa de Trump, han gatillado un escenario de contornos imprevisibles.

El Presidente de Estados Unidos llama directamente al nuevo zar ruso para resolver el conflicto en Kiev sin que participe su líder Zelensky o sus aliados europeos, mientras en paralelo el vicepresidente americano, J. D. Vance, en un potente discurso pronunciado en la Conferencia de Seguridad de Múnich, vapulea intelectual y políticamente a los gobernantes del Viejo Continente, demostrando que ahora hay una forma diferente de proceder, el modelo “Trusk” (Trump + Musk), como consignan algunos. Asombro y desconcierto.

¿Renacen los imperios? ¿Son derivaciones propias de estadistas con aspiraciones personales de otro nivel? ¿China sonríe, porque cree que en ese escenario tiene fichas para jugar? ¿El poder somete al derecho?

Nada está claro en un escenario tan dinámico, salvo consignar la ruptura de aspectos centrales que han sostenido el orden mundial.

¿Qué hará Europa, luego de caer en cuenta de su intrascendencia después de vivir años en una alianza subsidiada por Estados Unidos? ¿Cómo reaccionarán India, Brasil, Irak y otras regiones como América Latina, África y parte de Asia, que carecen de relevancia e influencia en el plano internacional?

En este mar tormentoso, en el cual Trump navega con destreza, utilizando los aranceles aduaneros para lograr sus objetivos más inmediatos, el inmovilismo del resto permitiría configurar un nuevo enroque de piezas.

Chile no tiene mucho que hacer para torcer el rumbo de los acontecimientos, pero mucho que perder de sumarse a esa pasividad. Con realismo y conciencia de nuestras limitaciones, debemos impulsar actuaciones que favorezcan el equilibrio de poderes y nos eviten daños. Una reacción carente de visión puede condenarnos a sufrir las consecuencias del des-orden mundial como espectadores.

Por Hernán Larraín F., abogado y profesor universitario

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LaTercera.com

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