Columna de José Miguel Ahumada: Cuando el sur global sacó la voz

Columna de José Miguel Ahumada: Cuando el sur global sacó la voz

Hace exactamente 50 años se discutía en la Asamblea General de Naciones Unidas la crisis del petróleo y sus posibles soluciones. La OPEP había aumentado el precio del petróleo a niveles que los países desarrollados consideraban insostenible. El entonces Presidente de Argelia, Houari Boumédiène, convocó a la Asamblea General a discutir una posible solución a esa tensión. La jugada fue brillante: mientras EE.UU. quería que el asunto se resolviera a puertas cerradas entre los países petroleros y las economías desarrolladas, Boumédiène forzó a que el tema se discutiera en un espacio público, como la asamblea.

La discusión que se abrió en esa asamblea superó los límites del tema en cuestión. Los países latinoamericanos reivindicaron el principio de la soberanía permanente de los recursos naturales: todo recurso natural debía ser, ante todo, de la sociedad y de sus instituciones, los Estados, sostuvieron. Los países africanos, por su parte, demandaron que las empresas transnacionales transfirieran tecnología a los territorios donde llegaran. Deng Xiaoping, representando a China, sintetizó el principio detrás de esas demandas: “En último término, sin independencia económica no hay independencia política”, señaló.

Esta serie de ideas fueron condensadas en un llamado a crear un Nuevo Orden Económico Internacional (NIEO, por sus siglas en inglés). La propuesta se materializó en una declaración mayoritariamente aprobada, y en un plan de acción. Por primera vez en la historia, los países de África, Latinoamérica y Asia habían logrado unir sus agendas y proponer una arquitectura económica nueva, el NIEO. La propuesta, sin embargo, se diluyó en los años siguientes: los países ricos quebraron la OPEP y la crisis de los 80 hundió al sur global en un estancamiento profundo. Pero eso no impide ver la hazaña que lograron en su momento y el eco que esa experiencia brinda hoy.

Estamos hoy ante una crisis del orden multilateral de comercio y en medio de una emergencia climática. Europa y EE.UU. levantan barreras al comercio en todos sus frentes y buscan asegurarse la provisión de minerales críticos del sur global, junto con intentar bloquear el desarrollo de China. Ese escenario solo profundizará las desigualdades entre los países, y mantendrá al sur global en su rol de proveedora de materias primas y bienes de baja complejidad tecnológica.

En ese escenario, las medidas del NIEO vuelven a resonarnos. La demanda de transferencia tecnológica, de exigir la propiedad común de los recursos naturales y frenar la guerra arancelaria, ¿no suenan a razonables medidas para salir de este atolladero?

Es cierto, no estamos en 1974. Pero China y la India tienen mayor poder de mercado que antes, los países pobres tienen los minerales críticos que los ricos desean, y hay una crisis de la que es urgente salir. Eso genera una oportunidad para reescribir reglas internacionales. Y en eso, la experiencia del NIEO nos sirve como una brújula e inspiración.

Por José Miguel Ahumada, académico Instituto de Estudios Internacionales de la U. de Chile

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LaTercera.com

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