Columna de Juan Sutil: “La Constitución inconclusa”

Columna de Juan Sutil: “La Constitución inconclusa”

Recibí gentilmente la invitación de Sergio Bitar a escribir unas páginas respecto de la experiencia de haber llevado adelante una candidatura al Consejo Constitucional.

En esta invitación participaron también Guillermo Ceroni, Carmen Frei, Jorge Insunza, Miguel Littin, Marco Antonio Núñez, Ricardo Núñez, Salvador Urrutia, Andrés Zaldívar y el propio Sergio. La lectura de los relatos que componen este libro nos lleva a una mirada desde diferentes perspectivas, no solo de sus experiencias y vivencias propios de cada campaña, algunos simpáticos, otros tristes, pero finalmente ese recorrido por la calle y sus organizaciones sociales testimonian en cada relato la realidad del Chile actual, sus dificultades, penas, miedos y anhelos.

Es notable que las personas no relacionen los problemas actuales que sufre la sociedad a una Constitución, y en parte mucha razón tienen: la seguridad ciudadana es materia de leyes y decisión de la autoridad de imponerla; el uso de la Fuerza, del Estado, también; los derechos sociales que el Estado puede entregar dependen del Presupuesto del país; la educación, de la calidad de gestión, recursos y preocupación de la excelencia en la sala de clases y el debido uso de la ley de aula segura, que garantice la dignidad y respeto; la modernización del Estado requiere decisión y cambios legales; las medidas procrecimiento y desarrollo, también, vía estímulos y reformas o ajustes tributarias correctos... y así puedo seguir mencionando muchas materias más donde los chilenos y chilenas se preguntan el porqué la necesidad de una buena Constitución y la respuesta pragmática no es tan fácil.

Uno puede concluir y explicar que una Constitución, que es nuestra regla general, debe ser equilibrada, clara, justa, moderna, seria, convocante, que oriente y determine reglas generales para un país, buscando la estabilidad democrática y su fortaleza institucional; la Constitución consagra los poderes del Estado e independencia de los mismos, determina su régimen político, el respeto a la libertad, el derecho a la vida, el derecho de propiedad, la entrega de los bienes públicos por parte del Estado o privados y un largo etcétera, y esto claramente no se logró en ambos procesos constitucionales.

El primero, por su intención refundacional de extrema izquierda, burda, desprolija, que nos hubiera llevado al fracaso por décadas. Y el segundo, por querer imponer una mirada y mayoría circunstancial, perdiendo la oportunidad.

Como podrán leer los lectores de este libro, encontrarán vivencias y miradas de la importancia de la amistad cívica, la búsqueda del bien común y la importancia de una Carta Fundamental que una a Chile y los chilenos. Quiero terminar indicando que debemos dejar eslóganes atrás, actuar con pragmatismo e iniciar el proceso de reformas en el Congreso, partiendo por el régimen político y dedicar nuestros esfuerzos a acordar los temas fundamentales y necesarios para volver a poner a nuestro querido Chile en marcha: quienes más lo necesitan requieren que se actúe a el nivel y responsabilidad que Chile requiere.

Empresario y expresidente de la Confederación de la Producción y el Comercio

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LaTercera.com

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