Columna de Maisa Rojas y Carlos Montes: Ciudades frente a la emergencia climática

Columna de Maisa Rojas y Carlos Montes: Ciudades frente a la emergencia climática

Las lluvias torrenciales en Valencia, que provocaron uno de los peores desastres que tenga recuerdo España, abrieron el debate sobre la adaptación de las ciudades a los efectos del cambio climático.  En nuestro país se proyecta un aumento de la ocurrencia de lluvias intensas y el aumento en la altitud de la isoterma 0°C, que trae consigo el riesgo de aluviones y remociones en masa, inundaciones y, con ello, de pérdidas humanas y materiales.

Esta es una realidad de la que nos hacemos cargo a través de diversas estrategias que se articulan mediante la Ley Marco de Cambio Climático de 2022. La más reciente es la aprobación el viernes 6 de este mes del Plan de Mitigación y de Adaptación al Cambio Climático para Ciudades, por parte del Consejo de Ministros para la Sustentabilidad y el Cambio Climático. La estrategia incluye medidas de gestión de reducción de riesgo de desastres y avanza en fórmulas para fortalecer este enfoque con medidas específicas. Además, considera la implementación de la Estrategia Nacional de Infraestructura Verde, así como el fortalecimiento infraestructura urbana ante eventos hidroclimáticos extremos.

La coordinación entre instituciones es clave para poder enfrentar estos eventos meteorológicos extremos. Por ello, este plan no parte desde cero, recoge la experiencia de políticas públicas en la materia y suma otras, como la iniciativa Ciudades Verdes que anunciamos ambos ministerios junto a FAO. Su objetivo es generar, a 2025, un conjunto de condiciones para canalizar los esfuerzos de política pública e inversiones, y expandir e integrar la red de infraestructura verde como parques, jardines, techos verdes y humedades; así como implementar acciones para proteger, gestionar y restaurar ecosistemas. Todas ellas tienen un impacto directo en la calidad de vida de las personas, su salud mental, en la cohesión social, la  interacción comunitaria, y la equidad y justicia social, al incorporar a comunidades marginadas históricamente de las oportunidades que brinda la ciudad.

Asimismo, avanzamos en modernizar nuestra planificación y normas urbanas. En el mundo entero se discute el desfase que existe entre la realidad y los planes reguladores. El caso de Valencia es uno de los ejemplos más recientes y mediáticos sobre el impacto de una planificación territorial desactualizada. La urgencia de hacernos cargo de este nudo crítico nos impulsó a presentar un proyecto de ley para reducir los tiempos de tramitación de los planes reguladores y fortalecer la gestión urbana de los gobiernos locales. Esto permitirá enfrentar manera oportuna los problemas existentes y prever su ocurrencia.

Además de la adaptación existen acciones orientadas a la reducción de los gases de efecto invernadero. En este contexto, el plan sectorial del Minvu promueve la movilidad urbana sostenible y la eficiencia energética en vivienda y edificación; y contempla medidas como la implementación de una nueva reglamentación térmica para 120 mil viviendas al año, recintos de salud, educación y hotelería, y el fomento al reacondicionamiento térmico de viviendas con un subsidio. Esto tendrá un impacto en un aire más limpio y menos consumo de leña, pero también un ahorro para las familias.

La emergencia climática y sus consecuencias también será parte de la futura Política Nacional de Desarrollo Urbano, cuyo proceso de actualización lidera el Consejo Nacional de Desarrollo Territorial que ha impulsado un proceso de diálogo ciudadano en todo el país para construir una mirada común en torno a los pilares que deben guiar el desarrollo de las ciudades.

Esta combinación de medidas de corto, mediano y largo plazo, más otras relacionadas como la electromovilidad y uso de energías más limpias, nos permitirán combatir la emergencia climática. Nadie puede quedar al margen  de esta tarea porque  como dijo el presidente Gabriel Boric en la cumbre Urban 20,   “combatir la emergencia climática es, quizás, el desafío más importante que tenemos como generación”.

Por Maisa Rojas, ministra del Medio Ambiente y Carlos Montes, ministro de Vivienda y Urbanismo