Columna de Matías Acevedo: “Reforma de pensiones: ¿Qué habría hecho el Presidente Piñera?”

Columna de Matías Acevedo: “Reforma de pensiones: ¿Qué habría hecho el Presidente Piñera?”

Hace cuatro años, bajo el mandato del expresidente Sebastián Piñera, negociábamos con la oposición -hoy oficialismo- la reforma de pensiones, específicamente sobre la distribución de los seis puntos de cotización adicional. La propuesta consistía en destinar tres puntos a la cuenta individual y otros tres a un sistema de reparto para financiar beneficios definidos. Sin embargo, los senadores de oposición la rechazaron, algunos en su lógica maximalista del “todo o nada”, mientras otros por no estar dispuestos a apoyar la iniciativa del Ejecutivo.

El diagnóstico es claro, el costo de seguir postergando la reforma al pilar contributivo es elevado. Ya estamos pagando la primera cuota con la creación de la Pensión Garantizada Universal (PGU) del expresidente Piñera que, de haber aumentado el ahorro del pilar contributivo hace una década, podría haber costado bastante menos. Hoy, el valor presente de los desembolsos de la PGU a perpetuidad alcanzará a 25 puntos del PIB. Si seguimos transitando el camino del “todo o nada”, el riesgo de endeudar al país es alto. Es así como el Consejo Fiscal Autónomo proyecta un aumento de la deuda bruta en 30 puntos del PIB durante los próximos 30 años, si la PGU se reajusta al ritmo del crecimiento de los salarios para evitar una caída en la tasa de reemplazo, en ausencia de una reforma al pilar contributivo.

En los últimos meses, se han planteado alternativas a la del préstamo que se discuten en el Senado, para financiar la garantía de 0,1 UF por año cotizado para los actuales y futuros jubilados que no se beneficiarán de la reforma. Lo anterior permitiría, además, destinar la totalidad o una parte importante de la cotización adicional a la cuenta individual. Las opciones son:

1. Más deuda bruta (Corbo): esto incrementa el déficit estructural en similar amplitud al gasto que se financia.

2. Más deuda bruta y reparto (Vergara y Ugarte): considera incrementar el reparto a 1 punto en lugar de un préstamo de los afiliados. Adicionalmente considera un aumento de la deuda del gobierno central.

3. El préstamo: entremedio de estas dos posturas está la fórmula del préstamo con cargo a una fracción de la cotización adicional que se discute en el Senado. Esto es un pasivo contingente para el Gobierno Central y mayor deuda para el Estado consolidado.

Al final, son tres alternativas de financiamiento técnicamente factibles para un mismo problema. La pregunta siguiente es cuál de las alternativas es políticamente viable.

Recordemos que la garantía por años cotizados que se quiere financiar con este mecanismo cuesta lo que cuesta y ese costo seguirá ahí. Por lo tanto, de fracasar por tercera vez la reforma, un cuarto intento durante la próxima administración deberá responder la misma pregunta actual: ¿Cómo financiar el costo de la garantía, dado que no habrá holguras fiscales? Y las opciones serán esencialmente las mismas tres que están hoy arriba de la mesa. No hay “almuerzo gratis”.

Ad portas de cumplirse un año desde su partida, si algo caracterizaba al expresidente Piñera era su capacidad para tomar decisiones con sentido de urgencia. En una situación como esta, habría convocado a los tres autores a una reunión bilateral, dispuesto a escuchar sus argumentos y formarse una opinión. Previamente habría recibido a los expertos para definir a qué grupo entregar estos beneficios y cómo reducir comisiones de administración (licitación de stock o comisión por partes). Que al final del día, conforman las tres preguntas que quedan por responder después de ocho años de cientos de análisis técnicos.

Después de acompañarlo a más de 400 reuniones bilaterales durante su mandato, esta decisión dista mucho de ser una de las más complejas que enfrenta un gobierno. Para el Presidente Piñera, todas las alternativas debían ser fiscalmente sostenibles, de lo contrario eran una “NOT opción”, porque no pasaban el primer filtro técnico de la Dipres.

No sería correcto especular sobre la decisión final que hubiese tomado el Presidente. Como era su estilo, habría concluido la bilateral diciendo: “Señoras y señores, ya escuché sus argumentos, muchas gracias. Nos vemos mañana a primera hora, Sarita se comunicará con ustedes para agendar”. Era el momento de la política. El expresidente Piñera siempre pensaba en lo que era lo mejor para Chile. Lo cierto es que su forma de enfrentar los problemas le permitió al país progresar y aquellos que tuvimos la suerte de acompañarlo, en momentos como este, dicha faceta de su legado no la podemos olvidar.

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LaTercera.com

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