Columna de Max Colodro: De Hamlet

Columna de Max Colodro: De Hamlet

Con las recientes indicaciones a la reforma previsional, el gobierno y el oficialismo terminaron de arriar su última bandera, el sueño del fin de las AFPs. Es la parte insólita de la propuesta, cuyo rostro emblemático ha sido una ministra del PC: la capitalización individual que administrarán las aseguradoras privadas pasa de un 10 a un 14,5%. Es decir, el gobierno que alguna vez soñó con poner la lápida a la industria ha decidido entregarle en promedio un 45% más de recursos. A lo que se agrega que, la otra parte del sueño (separar administración e inversión), quedó en nada. A duras penas el gobierno consiguió que un 10% de la cartera total de afiliados pueda licitarse cada dos años, pero los aportantes tendrán plena libertad de negarse si salen sorteados y prefieren permanecer en su administradora.

Con todo, el oficialismo no es el único derrotado con la propuesta. También lo es Chile Vamos, la centroderecha opositora, que debió hacer concesiones no menores. En primer término, aceptar que un 1,5% de la cotización se utilice como un “préstamo” de los trabajadores activos, para mejorar las pensiones de los actuales jubilados. Este préstamo forzoso será administrado por un fondo estatal autónomo y quedará registrado en las cuentas individuales, con el compromiso de que en el futuro será devuelto como pensión, más una tasa de interés equivalente a la generada por los bonos del tesoro en el mercado público. Esa es la promesa del Estado. Y a ello se agrega también un 2,5% que incluye el actual seguro de invalidez y sobrevivencia, y un bono que compensará la actual pensión de las mujeres.

En líneas gruesas, este fue el delicado equilibrio al que llegaron el gobierno y Chile Vamos en el Senado, la síntesis de las concesiones ideológicas que cada sector tuvo que aceptar para hacer posible el acuerdo. Un paso todavía incierto ya que tanto en la izquierda como en la derecha hay actores importantes que consideran que el precio pagado en materia de “principios” ha sido demasiado alto. En ambos mundos, no son pocos los que prefieren dejar las cosas como están, ya que tienen la convicción de que al final el remedio será peor que la enfermedad.

Una encrucijada histórica que ahora el Congreso deberá resolver: por un lado, asegurar la continuidad de las AFPs, aumentar sus recursos disponibles, al menos, a un 14,5% de la cotización individual. ¿Vale todo esto el precio de entregar un 4% de las cotizaciones al Estado para hacer seguridad social con los ahorros de los trabajadores? ¿Tiene la oposición alguna cuenta alegre que sacar? Y, por otra parte, disponer de un sistema de reparto acotado para mejorar las pensiones actuales, ¿compensa a la izquierda el fracaso histórico de no solo renunciar a poner fin a las AFPs, sino de aumentar significativamente el caudal de recursos que seguirán administrando por un tiempo indeterminado?

He ahí el dilema hamletiano en el que hoy se encuentran la sociedad chilena y su sistema político. Y al cual le quedan pocas semanas para resolver.

Por Max Colodro, filósofo y analista político

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LaTercera.com

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