Columna de Ricardo Hurtubia: Cicloturismo en familia
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Columna de Ricardo Hurtubia: Cicloturismo en familia
Por Ricardo Hurtubia, Profesor Asociado, Escuela de Arquitectura & Departamento de Ingeniería de Transporte UC. Investigador Principal, Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (CEDEUS).
Imagine hacer un viaje en bicicleta de varios días, acampando en orillas de lagos y bosques, recorriendo paisajes increíbles a la velocidad justa: ni muy rápido ni muy lento. Imagine ahora hacer eso con niños. Suena difícil ¿no? Con mi familia decidimos intentarlo y, si bien no somos los primeros en hacerlo, el cicloturismo con niños es algo poco habitual. Tal vez porque se percibe como algo muy complicado, lo que me motiva a contar nuestra experiencia.
Después de mucho buscar, el itinerario elegido fue dar la vuelta de 167 km al lago Llanquihue, en 5 días, atraídos principalmente por la presencia de una buena ciclovía en un tercio del trayecto, justo en el tramo de mayor flujo motorizado, algo que afecta muchísimo la percepción de seguridad, especialmente si se pedalea con niños (de 13, 11 y 9 años en nuestro caso). Lamentablemente, en Chile, pocos lugares tienen las condiciones adecuadas, lo que tristemente deja al cicloturismo como una opción sólo para unos cuantos dispuestos a atreverse.
Chile es considerado por muchos como uno de los mejores destinos del mundo para hacer cicloturismo, con Puerto Varas como punto de partida natural para uno de los recorridos más atractivos: Carretera Austral. Lamentablemente, incluso en este lugar privilegiado, hay barreras para explotar todo el potencial de este tipo de turismo. Caminos con bermas inexistentes, pocas alternativas de rutas con bajo flujo motorizado en algunos tramos y, especialmente, la dificultad para encontrar información sobre rutas posibles, con su dificultad, tiempo, nivel de exposición al tráfico, lugares para abastecerse y alojar, etc. Hay buenos ejemplos internacionales de cómo entregar esta información y así facilitar e incentivar el cicloturismo, algo de bajo costo y alto impacto.
En el caso particular de este recorrido, nos llamó muchísimo la atención el que sea imposible ir desde Llanquihue a Puerto Varas por la costa y que uno deba desviarse hacia un camino paralelo a la Ruta 5, una ruta poco atractiva para quien se mueve en bici y donde se desperdicia un tramo de evidente valor turístico y paisajístico.
Lo positivo es que el recorrido se percibe mayoritariamente seguro desde la perspectiva vial, especialmente en el tramo con ciclovía, pero sorprendentemente también en los 100 kilómetros compartiendo camino con vehículos motorizados donde -con sólo un par de excepciones ejemplares de poca empatía- la mayoría de los autos y camiones nos adelantaban con muy buena distancia y a una velocidad moderada.
Para nosotros la experiencia fue algo inolvidable, no sólo por la belleza de los paisajes -que se aprecian mucho mejor a velocidad de bicicleta- sino también por esa sensación maravillosa de logro al finalizar cada día. Para los niños es además un desafío que les permite explorar su fuerza de voluntad y mejorar su autoestima. Tanto ellos como nosotros aprendimos que se puede y que no es tan difícil como parece. Una verdadera aventura en que el objetivo del viaje no es el destino, sino el viaje en sí mismo y en la que cualquier persona (de toda edad) con un estado físico mínimamente razonable se podría embarcar. Hoy somos pocos (más extranjeros que Chilenos), pero con muy poca inversión y algunas mejoras menores, podríamos realmente aprovechar el potencial de Chile para ser una potencia mundial del cicloturismo, volviéndolo además accesible para un público más amplio.
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