Cómo el auge mundial del emprendimiento impacta en las escuelas de negocios en Chile
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Cómo el auge mundial del emprendimiento impacta en las escuelas de negocios en Chile
Si hace 40 años uno preguntaba qué significaba ser un profesional exitoso, la respuesta era convertirse en un ejecutivo o ejecutiva de empresa. Hoy en día, los jóvenes ya no solo quieren emprender por autoempleo, por independencia, sino que lo hacen porque “quieren ver el éxito desde su propia empresa”. De esta manera, Matías Lira, decano de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad del Desarrollo (UDD), explica algunos de los motivos de la incorporación del emprendimiento como parte del proceso formativo en casi la totalidad de las escuelas de negocios del país.
Lejos de ser una moda, la formación de estudiantes capaces de crear sus propias empresas llevó a que carreras tradicionales como Ingeniería Comercial o Administración incorporen menciones en emprendimiento o innovación, a fin de destacar su especialización en esta área.
Esta tendencia de la formación de profesionales capaces de independizarse se vive en Chile y el mundo. En el caso nacional, según el último reporte del Global Entrepreneurship Monitor (GEM), se detectó que “un 71% de la población chilena adulta de entre 18 y 64 años percibe al emprendimiento como una opción de carrera”, destaca la medición que analiza el emprendimiento a nivel mundial.
De acuerdo con el GEM, un factor que incide en el aumento del emprendimiento es “la escasez de trabajo”. Y, según el mismo informe, “si bien esto podría ser negativo para algunos, una visión del vaso medio lleno podría indicar un aumento de la opción por ser dueño de una fuente propia de trabajo que cumple de mejor manera con condiciones mínimas de satisfacción para las personas”.
Emprendedores con título
Un análisis del informe GEM revela que los emprendimientos nacientes (aquellos con menos de tres meses de operación y que aún no pagan salarios), han surgido en un 76% de personas con educación técnico profesional, universitaria o con estudios de postgrado (ver infografía). “Se observa cada vez más que la actividad emprendedora en etapa inicial y establecida está siendo liderada por personas adultas con un nivel de educación universitaria”, destaca el GEM, cuyo universo analizado fue de 3.209 personas entre 18 y 64 años.
Para el decano Matías Lira, “estos fenómenos no son aislados en Chile. Uno lo puede ver como una tendencia general. Y eso obliga a las instituciones responsables del desarrollo y capital humano, que son las universidades u otras instituciones de educación superior, a hacerse cargo de la demanda”.
Pero el GEM no es el único estudio que aborda esta temática. El Global University Entrepreneurial Spirit Student’s Survey (Encuesta a estudiantes universitarios de espíritu emprendedor) que realiza la U. Católica del Norte y BHP, destaca que un “14,7% de los estudiantes universitarios en Chile quiere ser emprendedor después de terminar la carrera, mientras que un 65,5% quiere trabajar como empleado. Cinco años después, un 34,8% quiere ser emprendedor mientras que un 48% quiere trabajar como empleado”.
Frente a las nuevas necesidades de los estudiantes chilenos y las tendencias mundiales, Gianni Romaní, académica y directora del Centro de Emprendimiento y de la Pyme de la U. Católica del Norte (UCN), destaca la relevancia de adaptar las mallas académicas a un mercado laboral que incentiva adquirir herramientas de emprendimiento desde el aula.
“A los estudiantes se les debe dar las herramientas necesarias para que creen sus propios negocios y generen su propia alternativa, de ser emprendedores y/o empresarios, si es que el mercado laboral no los acoge”, destaca la académica.
Para Romaní otro punto relevante es fomentar la actitud emprendedora a fin de que los estudiantes no solo creen empresas “sino también para que incorporen y desarrollen ese espíritu emprendedor al interior de las organizaciones”. Esto, dice, ayuda a los futuros profesionales a desarrollar una actitud proactiva, perseverante, resiliente y de liderazgo, habilidades que hoy son altamente demandadas en el mercado laboral chileno y mundial.
Las carreras con foco en el emprendimiento son transversales en la educación superior, impactando en universidades e institutos profesionales. Para Luis Hurtado, subdirector del Centro de Negocios de Duoc UC, “adaptar las mallas curriculares para promover el emprendimiento no es solo una estrategia educativa, sino una necesidad imperativa para alinear la formación académica con las demandas del mercado y las oportunidades del futuro”.
“El aprendizaje práctico se convierte, así, en el puente entre el aula y el mundo real. Resolver problemas empresariales, desarrollar estrategias en contextos ambiguos y proponer soluciones creativas son habilidades esenciales para competir en un entorno laboral globalizado y altamente competitivo”, destaca el académico.
Carreras enfocadas en negocios con mención emprendimiento y liderazgo en equipo, es parte del trabajo que ha desarrollado la Universidad Diego Portales (UDP). Según el decano de la Facultad de Administración y Economía, Mauricio Villena, su objetivo es que los “estudiantes adquieran competencias críticas como el aprendizaje colaborativo, la capacidad de resolver conflictos y de tomar decisiones en equipo”.
Fracaso como aprendizaje
Cifras del Ministerio de Economía muestran que entre enero y septiembre de 2024 se constituyeron 130.710 empresas en el país; es decir, 2.573 nuevas firmas más que en igual período de 2023.
Y aunque el auge de crear -y formalizar una empresa- muestra una tendencia al alza, lo cierto es que pocos emprendimientos logran superar el llamado “valle de la muerte”, en el cual los altos costos sobrepasan los escasos ingresos generados. En esta etapa, destaca una publicación de la Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), apenas 1 de cada 10 emprendimientos logra sobreponerse. El principal error, destaca la publicación, es que muy pocos emprendimientos son conscientes de que atravesarán el “valle de la muerte” durante meses, tiempo en el cual el foco central es reducir al máximo sus costos fijos y buscar nuevas vías de ingresos.
Este punto dentro del ciclo de vida de los emprendimientos abre una interrogante: ¿Cómo las instituciones preparan a sus estudiantes para sobrellevar un eventual fracaso? Para Jannett Fonseca, directora de Pregrado de la PUCV, esta etapa es vital en el proceso de aprendizaje. “Hay que pensar que el pregrado es una etapa inicial, donde desarrollas habilidades, pero donde además vas generando redes, vas generando ese trabajo colaborativo”. Según la académica, el proceso formativo genera vínculos, lo que sumado a cursos, talleres e, incluso, un minor que dicta esta casa de estudios, entrega herramientas para emprender.
Luis Hurtado de Duoc, en tanto, destaca que “un aspecto esencial del emprendimiento es enseñar a lidiar con el fracaso. Las instituciones que fomentan esta mentalidad ayudan a los futuros profesionales a convertir los errores en oportunidades de aprendizaje”. Según el informe GEM 2023, el miedo al fracaso sigue siendo una barrera importante para los emprendedores en Chile, afectando al 46% de ellos, destaca el decano Villena de la UDP. “Los estudiantes no solo conceptualizan ideas, sino que también las llevan a cabo en un entorno que les permite experimentar, cometer errores y reflexionar sobre ellos. Esto fomenta una perspectiva resiliente hacia el fracaso, viéndolo como una oportunidad para aprender y crecer”. Para el decano Matías Lira de la UDD “en el emprendimiento tú puedes avanzar, después retroceder, tener éxito, después fracasar y tú tienes que aprender a adaptarte (...) ese fracaso no significa que ‘te echaste el ramo’, sino que ese fracaso se transforma en un insumo para un nuevo proyecto”.
Frente a las nuevas tendencias formativas y el creciente interés para emprender, una pregunta ronda entre expertos: ¿Cuánto impactará al mercado laboral chileno el auge emprendedor en la educación superior?
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