Cuatro iniciativas innovadoras para construir entornos educativos sanos y mejorar la convivencia escolar

Cuatro iniciativas innovadoras para construir entornos educativos sanos y mejorar la convivencia escolar

El éxito del proceso de enseñanza aprendizaje depende, en gran medida, de la posibilidad que tienen profesores y estudiantes de desenvolverse en entornos sanos, de respeto y contención. La sana convivencia al interior de las comunidades educativas, así como la importancia de la salud mental, se han transformado en un objetivo al que apuntan diversas iniciativas y proyectos del Ministerio de Educación, de organizaciones de la sociedad civil y de instituciones de educación superior. Dentro de ellas, destacan cuatro que se han ideado e implementado en la Universidad San Sebastián (USS).

Aprendiendo mediación de conflictos

Es probable que quienes pasamos por el colegio, nos vimos enfrentados a algún tipo de conflicto o fuimos testigos de alguno. Favorablemente, en la actualidad se trabaja en la búsqueda de soluciones a través del diálogo, fomentando una sociedad que escucha antes de actuar.

Sebastián Pizarro, estudiante de tercer año de Derecho USS, decidió poner a disposición el conocimiento adquirido para desarrollar charlas y talleres dirigidos a escolares desde quinto hasta octavo básico. Estas actividades son parte de “Transformando conflictos”, proyecto colaborativo del área de Vinculación con el Medio de la USS, cuyo objetivo es promover una cultura de paz entre los escolares. La iniciativa es guiada por el académico Alejandro Gómez, subdirector del Centro de Educación Ciudadana de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales.

Sebastián Pizarro, estudiante de tercer año de Derecho USS.

Durante 2024, los futuros abogados contribuyeron a fomentar la resolución pacífica de conflictos entre escolares, proporcionando herramientas prácticas y educativas orientadas a fortalecer el diálogo y la convivencia. La tarea fue llevada a cabo en el Colegio Providencia, ubicado en la comuna del mismo nombre. Pizarro explica que este desafío combinó conocimiento legal y habilidades prácticas y fue parte de la asignatura “Métodos alternativos de resolución de conflictos”, un curso clave en el perfil de egreso de la carrera.

“El proyecto fue una oportunidad única. Durante un mes trabajamos en la preparación de presentaciones e intervenciones para llevarlas a los cursos de este establecimiento. Nos enfocamos en enseñarles herramientas como la mediación y la conciliación, adaptadas para niños de educación básica”, afirma Pizarro.

Una de las claves del proyecto fue la colaboración entre carreras de Derecho y Terapia Ocupacional. Esta sinergia permitió desarrollar estrategias innovadoras que conectaron con los estudiantes. “Fue un gran desafío lograr captar su atención y explicar conceptos complejos de forma sencilla, pero lo conseguimos gracias a juegos, materiales interactivos y mucha creatividad”, agrega.

El proyecto también incluyó la capacitación de algunos escolares como mediadores para que en el futuro puedan colaborar en la resolución de conflictos de manera pacífica al interior del establecimiento. Sebastián describe que identificaron a estudiantes con habilidades de liderazgo en cada curso para ser capacitados como mediadores “La idea era que estos líderes fueran la primera instancia para resolver conflictos en el aula, antes de acudir a un profesor. Esto ayudó a generar un ambiente más cercano y de confianza entre los mismos compañeros”, detalla.

La coordinación fue esencial para el éxito de la iniciativa. Desde la organización interna en la universidad hasta las actividades en el colegio, todo fue cuidadosamente planeado. Para Sebastián, esta experiencia tuvo un impacto significativo en su formación personal y profesional. “Fue un desafío enorme conectar con niños de educación básica. Desde afuera parece algo muy complejo, pero resultó ser muy enriquecedor. Esto no solo refuerza nuestras habilidades como futuros abogados, sino que también nos hace mejores personas”, sentenció.

Mindfulness en educación media

El mindfulness es una técnica de meditación ampliamente difundida en la última década. Busca que las personas tengan la capacidad de estar plenamente presentes con una actitud no evaluativa hacia pensamientos, emociones y sensaciones físicas. Aunque tiene raíces milenarias, su aplicación en el ámbito científico y educativo comenzó a fines de los años 70 gracias al programa “Mindfulness Based Stress Reduction”, desarrollado por Jon Kabat-Zinn en Estados Unidos.

Su práctica, en medio de un siglo que será recordado por el aumento de las crisis de salud mental, se vuelve necesaria para enfrentar situaciones como el estrés y la ansiedad que afectan no solo adultos, sino a estudiantes y docentes en todas las etapas del sistema educativo.

La adolescencia es reconocida como un período crítico en términos de salud mental. El Dr. Álvaro Langer, psicólogo e investigador de la Universidad San Sebastián (USS) en la sede Valdivia, sabe que hay una necesidad de enfocarse en este segmento etario.

Dr. Álvaro Langer, psicólogo e investigador USS en la sede Valdivia.

“De acuerdo con lo que muestra la evidencia científica, el 75% de los problemas de salud mental se manifiestan antes de los 25 años, lo que hace que esta etapa del desarrollo sea clave para la prevención”, señala el académico USS.

Junto a su equipo de la USS implementaron el proyecto Fondecyt “Aplicación de una intervención basada en mindfulness en educación media”, iniciativa que no solo busca evaluar, sino que también potenciar el impacto de la práctica del mindfulness en la salud mental y el bienestar de las comunidades escolares.

Para el psicólogo, el mindfulness cuenta con el respaldo suficiente para ser un factor de cambio en las salas, dado que entrega herramientas para un autocuidado profundo, más allá de actividades puntuales. “Promueve un proceso de autoconocimiento que puede ayudarles a mantener su bienestar durante el tiempo. Por cuánto tiempo es uno de los aspectos que estamos evaluando”, indica.

El proyecto comenzó en la región de Los Ríos, llegando a estudiantes y profesores de cinco liceos. Actualmente, la intervención se está ampliando a Santiago, donde participan 50 docentes de cuatro establecimientos educativos. Según el académico USS, el objetivo es fortalecer el autocuidado de los profesores y que estos puedan enseñar habilidades de mindfulness a estudiantes de primero y segundo medio en el marco de la asignatura de orientación.

Los resultados iniciales han sido prometedores: diversos estudiantes reportan mayor calma, sensación de bienestar e incluso aprecio por el silencio, una experiencia que, como señala el investigador, “no es común en su cotidianidad”.

Este proyecto, además, busca generar un cambio cultural en cómo las comunidades escolares enfrentan el estrés y promueven el bienestar. Como afirma el Dr. Langer, “el mindfulness empodera a las personas al darles herramientas prácticas para cuidar de su salud mental y las organizaciones educativas deben funcionar en la misma lógica para potenciar cambios socioemocionales en toda la comunidad escolar, aspecto fundamental en tiempos de incertidumbre y alta demanda”.

Cómics que fomentan la salud mental

“Sentir para aprender” es el nombre del cómic que Matías Pacheco, estudiante de Animación Digital en la Universidad de San Sebastián, realizó junto a sus compañeros de clase. Esto, en el contexto del proyecto colaborativo del área de Vinculación con el Medio de la USS “Comics y la Salud Mental”. A través de él, se busca desarrollar y entregar herramientas de apoyo a docentes para la regulación emocional en el aula de niños con necesidades especiales de la escuela “Nueva Creación” de Puente Alto. En él trabajaron las carreras de Animación Digital USS y Psicología.

Sentir para aprender, el cómic que busca entregar herramientas de apoyo a docentes para la regulación emocional en el aula de niños con necesidades especiales.

La tarea no era nada fácil, ya que debían hacer un cómic pensado para ayudar a estudiantes de enseñanza básica en el manejo de sus emociones. Matías trabajó junto a sus compañeras Araceli López, Sofía Sánchez y Catalina Droguett

El equipo dedicó tiempo a leer una serie de cuentos enfocados en la regulación emocional infantil, creados previamente por los estudiantes de Psicología, Michelle Ramírez y Joaquín Saint-Jean, bajo la supervisión de la académica de esa carrera, Carol Bazignan.

“Posteriormente, el profesor Sebastián Bisbal vio el potencial en estos cuentos y decidió proponerlos a nuestra carrera para transformarlos en cómics, facilitando su comprensión y uso por parte de los niños”, explica el estudiante.

Fue así como el grupo seleccionó la historia de un niño llamado Pedro, quien enfrenta un descontrol emocional en plena clase producto del ruido. “Empezamos con bocetos tanto dentro como fuera del aula. Queríamos que el cómic fuera corto y accesible para los niños”, relata.

El trabajo se dividió de manera equilibrada: Sofía realizó los bocetos iniciales, Matías se encargó del “line art” (delineado), mientras que Araceli y Catalina trabajaron en la pintura. “Fue un esfuerzo conjunto que terminó con un resultado del que estamos muy orgullosos”, afirma.

El equipo de estudiantes de Animación Digital USS que crearon el cómic Sentir para aprender.

“Trabajar en algo que puede ayudar a niños a comprender y manejar sus emociones fue muy inspirador. Este proyecto también me permitió entender cómo es el trabajo en la industria y me dio una base para futuros proyectos”, comenta el entusiasta joven que recién pasó a segundo año de la carrera.

Pacheco, oriundo de Coquimbo, ha estado vinculado al arte desde su adolescencia. Fue así como terminó estudiando en la USS, donde ha podido aumentar su experiencia en dibujo, animación y modelado 3D. “Estos proyectos confirman mi pasión por la animación y me motivan a seguir explorando nuevas oportunidades”, agrega.

Ante la experiencia vivida, donde conocieron de cerca el ecosistema del cómic y su impacto en los lectores, Matías señala que “los niños pudieron leer el cómic por sí mismos, que era nuestro objetivo principal. Estoy muy contento con la recepción”.

Matías Pacheco, estudiante de Animación Digital USS.

Un vínculo directo de la animación digital con futuros consumidores, incentivando no solo la lectura como pasatiempo, sino enfrentando tareas necesarias a la hora de la convivencia entre compañeros de curso.

Guía sobre convivencia escolar

En un país donde las cifras de deserciones escolares y la sobrecarga laboral de los docentes son problemas complejos de abordar, el sistema educativo chileno enfrenta una de sus crisis más profundas. De acuerdo con proyecciones recientes, para 2030 se necesitarán cerca de 24.000 profesores adicionales, un déficit que no solo refleja un problema de formación, sino también de retención en un sistema que cansa a sus profesionales.

“La multiplicidad de factores que detonan una mala convivencia, la convierte en una situación grave que requiere soluciones urgentes”, comenta Anyvic Aguilera, jefa de proyectos del Centro de Educación Ciudadana de la Universidad San Sebastián (USS). Con base en su experiencia en terreno y en conjunto con las comunidades educativas visitada, Aguilera ha identificado una serie de carencias, dificultades, limitaciones y complejidades que van desde el desconocimiento de activación de protocolos hasta la falta de gestión emocional y carencia de trabajo colaborativo entre pares.

Anyvic Aguilera, jefa de proyectos del Centro de Educación Ciudadana USS.

La realidad es clara, no basta con legislar. A ojos de la experta, Chile tiene la capacidad para generar marcos normativos y políticas, pero “la implementación, el monitoreo y la fiscalización son  débiles”, explica. Frente a esta disyuntiva, Aguilera lideró la creación de la guía “Convive, Empatiza y Evoluciona”, a través del Área de Vinculación con el Medio de la USS. El recurso disponible en internet está destinado a transformar las comunidades educativas a través de la colaboración, el trabajo multidisciplinario y una visión integral de la convivencia escolar.

El proyecto se nutrió de un trabajo de campo exhaustivo, con más de 300 visitas a colegios en regiones como Metropolitana, Biobío, Los Ríos y Los Lagos, donde están ubicadas las sedes de la casa de estudios.

La guía, estructurada en tres pilares: normativo-jurídico y la resolución de conflictos; psicología educacional y neurociencia; a lo que se suman ejercicios prácticos. Con este texto se pretende atacar estas debilidades desde sus raíces. “La mente, el cuerpo y el comportamiento van de la mano. El entorno en el que nos situamos determina cómo nos sentimos y, a su vez, cómo nos comportamos”, señala Aguilera, quien destaca la importancia de un enfoque profundo y multidisciplinario que no puede ser solo punitivo a la hora de resolver conflictos.

El desafío principal, según la académica USS, no radica solo en la creación de herramientas, sino en garantizar su implementación efectiva. “Si no trabajamos ahora en los colegios, estamos arriesgando que la sociedad adulta del mañana sea aún peor, por lo que la escalabilidad de esta problemática impulsa al hacer. No olvidemos que los niños y jóvenes moldean su conducta según los patrones que observan en sus familias y colegios, por tanto es clave trabajar con estos dos entornos para una vida adulta con más herramientas”.

La guía propone un trabajo colaborativo que involucre a todos los actores de la comunidad educativa: estudiantes, profesores, directivos y apoderados. Este enfoque reconoce la diversidad de realidades que enfrentan los colegios, desde comunidades con alta participación de los padres hasta aquellas donde las familias trabajan extensas jornadas y tienen una escasa presencia en la vida escolar.

Esta guía en definitiva pretende no tan solo ser difundida para su lectura, sino que la idea de su creación es ser implementada en terreno con equipos multidisciplinarios y ser trabajada con las comunidades de manera directa.

Descarga la Guía Convive, Empatiza y Evoluciona en este link.

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Fuente

LaTercera.com

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