Darío Melo convence a Melipilla y es el nuevo arquero de la UC
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Darío Melo convence a Melipilla y es el nuevo arquero de la UC

Universidad Católica buscaba arquero hace un par de semanas. La lesión de Thomas Gillier puso a los estudiantiles en una posición compleja: la de encontrar una nueva carta para el puesto cuando quedan pocas horas para el cierre del registro de futbolistas autorizados para participar en la actual temporada. La búsqueda en el mercado brasileño fracasó.
En Las Condes actuaron en función de la emergencia. Y convencieron a Darío Melo, pieza fundamental en la campaña que llevó a Deportes Melipilla a coronarse como campeón de la Segunda División, aunque después perdió tal condición por irregularidades administrativas. El acuerdo con el guardameta se cerró rápidamente, pero faltaba un aspecto crucial.
Irritación
En Melipilla se irritaron. Este jueves, a primera hora, su presidente, José Castillo, estableció a El Deportivo que solo había sabido del interés estudiantil por Melo a través de la fluida comunicación que mantiene con el golero, quien a sus 31 años ha defendido a Palestino, Temuco, Deportes Concepción, San Felipe y Colo Colo. El dirigente, sin embargo, expresaba su molestia por una situación clave: no había recibido notificación alguna de parte del club estudiantil respecto del interés por contar con el portero, quien había extendido su relación contractual con los Potros por todo 2025.
En ese contexto, la posición melipillana era clara: solo dejarían partir al jugador en caso de que recibieran una cuantiosa indemnización. “Se lo quieren llevar gratis. Darío había renovado con nosotros. Tiene contrato hasta diciembre. Que por lo menos paguen algo. Se va transformar en otra teleserie más”, sostenía el timonel.

Castillo estaba informado de que Melo estaba sometiéndose a los exámenes médicos que anteceden a la firma del contrato. Por esa razón, su molestia era clara. “Alguien de la Católica debió haberme llamado. Por el momento, solo han llamado al jugador, que es el único que nos ha comunicado algo”, enfatizaba. El dirigente cuantifica una eventual operación. “Queremos unos 50 mil dólares”, sostienía. Y advertía: “Si no pagan, no lo vamos a finiquitar”.
Por la tarde, a poco del cierre de llibro de pases, la situación cambió. “Darío es uno de mis regalones. Por esa razón, no podía cortarle las alas. Ya se había sometido a los exámenes médicos. Tenía todo listo. Católica no nos pagará un peso, pero no podíamos oponernos a una operación que beneficiará al jugador. Por eso lo dejamos partir”, sentencia.
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