Del robo de un bocadillo a muertes y asesinatos: la literatura infantil y juvenil cría a pequeños detectives
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Del robo de un bocadillo a muertes y asesinatos: la literatura infantil y juvenil cría a pequeños detectives
Al principio, todo es misterio. Las certezas de un bebé se reducen a un olor, si acaso algún sonido. Arranca, pues, la mayor de las investigaciones: la vida. Sus propias manos, una jirafita que silba, otros señores pequeños, una galleta oculta en un cajón: cada día arroja nuevas incógnitas. Poco a poco, el asunto incluso se complica: aparecen rabia, amistad, tristeza, amor. El caso no para de enredarse, pero los minúsculos inspectores nunca se rinden. Lo sabe cualquier familia. Y lo tiene cada vez más claro la literatura: las estanterías ofrecen cada semana una miríada de enigmas inéditos a los lectores más jóvenes. Del robo de un bocadillo o un balón pinchado, hasta asesinatos: hay intrigas para detectives con pañal, pero también con pavo. Libros para disfrutar y detenerse a reflexionar. Para concentrarse en los indicios, en lugar de las pantallas. Y para alimentar, de paso, la pregunta favorita de la infancia y la juventud: “¿Por qué?”.
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