Dentro de la prisión Saydnaya, el “matadero” del régimen de Assad en Siria donde se cometían torturas y crímenes

Dentro de la prisión Saydnaya, el “matadero” del régimen de Assad en Siria donde se cometían torturas y crímenes

Cualquier persona considerada “opositora” podía desaparecer en un instante. Así sucedió en Siria durante el régimen de Bashar al-Assad —quien fue derrocado por rebeldes el 8 de diciembre de 2024—, donde cualquiera que se pronunciara contra su gobierno era reprimida con una fuerza brutal.

Ahora que Assad escapó a Rusia, y mientras los sirios están celebrando este triunfo, muchos otros están desesperados por encontrar a sus amigos y familiares desaparecidos en estas décadas de detenciones arbitrarias.

Un equipo de periodistas de CNN llegó a la prisión de Saydnaya, al norte de Damasco, también conocida como “el matadero”.

Según reveló Amnistía Internacional, en el lugar fueron ahorcadas hasta 13.000 personas entre 2011 y 2015.

Pero muchos otros horrores se habrían cometido en sus celdas.

Cómo es la prisión de Saydnaya en Siria

Era un día con mucho sol y una multitud de personas de toda edad y género comenzaron a llegar a la cárcel de Saydnaya. Largas filas de autos se tomaron las avenidas, pero el último tramo —el más difícil— lo caminaban a pie.

Pasando entre alambres de púas y torres de vigilancia desiertas, los familiares de los desaparecidos marchaban con paso firme y la esperanza de poder encontrarlos.

Después de que Assad fuese derrocado el domingo, imágenes de prisioneros siendo liberados de Saydnaya comenzaron a recorrer los medios y las redes. Se estima que fueron alrededor de 3.000 los sobrevivientes.

Algunos comenzaron a buscar a sus seres queridos a través de Internet, pero otros decidieron ir personalmente a la prisión. En especial, porque surgió un rumor de que en aquel “matadero”, habían instalaciones secretas y más profundas donde podían estar encerrados algunos prisioneros.

A esta, la conocen como la “sección roja”, pero no se sabe si efectivamente existe o no.

Y es que durante el régimen de Assad, el lugar era un completo secreto. Lo poco que se sabía era que en el recinto torturaban a los opositores, quienes eran detenidos de forma arbitraria y se los mantenía en celdas con condiciones inhumanas.

Ninguna ONG pudo ingresar al lugar mientras estaba en funcionamiento, según estableció France 24.

En 2017, Amnistía Internacional logró reconstruir con modelos 3D basados en los relatos de 84 supervivientes de la prisión cómo está distribuida la cárcel y, también, cómo funcionaba: el recinto cuenta con dos edificios principales que podían albergar entre 10.000 y 20.000 presos.

Las imágenes del lugar muestran que era inhóspito, oscuro y con nula higiene.

A los prisioneros se les clasificaba según su “estatus”: el edificio blanco era el hogar de militares detenidos o que habían cometido asesinatos, robos, corrupción o evadido el servicio militar obligatorio.

Por otra parte, el edificio rojo era el que albergaba a los civiles y militares detenidos por expresar sus opiniones, por sus actividades políticas o por acusaciones falsas de terrorismo.

Los carceleros torturaban a los prisioneros, pero no necesariamente para sacarles información. Según escribió Amnistía, “en Sednaya no hay interrogatorios. La tortura no se utiliza para obtener información, sino aparentemente como forma de degradar, castigar y humillar”.

“Los presos son objeto de ataques implacables, incapaces de ‘confesar’ para salvarse de más palizas”.

La “sección roja” de la cárcel de Saydnaya de Assar

Tres hermanos y un yerno. Maysoon Labut, una mujer siria que conversó con CNN, aseguró que buscaba a sus cuatro familiares. Llegó a las puertas de Saydnaya emocionada, pero también preocupada, pues fue ahí donde escuchó que estaban buscando cómo llegar a la “sección roja”.

“No hay oxígeno porque se estropeó la ventilación y, al final, todos pueden morir. Por el amor de Alá, ayúdenlos”.

Varias operaciones de rescate comenzaron después de que los rebeldes se tomaran Damasco. En las primeras diligencias, encontraron entre 40 y 50 cadáveres que habrían sido ejecutados recientemente en Saydnaya.

Según France 24, distintos videos e imágenes de quienes han ingresado a la prisión han evidenciado que a los prisioneros se les torturaba y trataba en condiciones inhumanas.

Pronto, comenzó a correr el rumor de que lo “peor” le pasaba a quienes estaban en la “zona roja”, un nivel secreto de la cárcel donde habrían laberintos y celdas de detenciones.

Los familiares que todavía no han encontrado a sus desaparecidos guardan la esperanza de encontrarlos en ese lugar, por lo que, con desesperación, ingresaron a la prisión con linternas en búsqueda de alguna entrada.

Además, la organización de voluntarios Defensa Civil Siria —también conocidos como Cascos Blancos— envió equipos con herramientas para perforar y martillar el concreto, en búsqueda de ese supuesto lugar.

Según relató el equipo de CNN, los Cascos Blancos le pedían a gritos a las personas que estaban registrando la prisión que se quedaran en silencio, para poder escuchar eventualmente las voces de los prisioneros que estaban en la profundidad de la cárcel. Pero no escucharon nada.

También llevaron a un perro rastreador, pero a la fecha, no han encontrado ninguna puerta.

El mismo equipo emitió un comunicado más tarde donde declararon que “no existe ninguna evidencia de celdas o sótanos secretos sin descubrir, ni ninguna área oculta o sin abrir dentro de las instalaciones”.

Fue así cómo dieron cierre a la investigación y le pidieron a las personas que no difundan información falsa, para no darle esperanza falsa a quienes todavía no encuentran a sus cercanos.

Esta información también fue respaldada por la Asociación de Detenidos y Desaparecidos en la Prisión de Seydnayah (ADMSP), quienes aseguraron que la creencia de que había detenidos atrapados bajo tierra son “infundadas” e “inexactas”.

Un hombre de 61 años, Suheil Hamawi, quien pasó más de treinta años encarcelado en distintas prisiones sirias, pudo regresar a casa el pasado lunes. En conversación con AFP, dijo que era “una sensación muy hermosa, verdaderamente hermosa”.

“Descubrí que el amor todavía está aquí y que la familia todavía está aquí”.

Cuando volvió a casa y vio a su familia completa, sintió pena y nostalgia, pues se dio cuenta de cuántos años habían pasado.

“Tengo nietos, pero nunca me di cuenta de mi edad hasta que la hija de mi hijo me llamó ‘abuelo’. Fue entonces cuando me di cuenta de que había perdido un período de tiempo muy largo”.