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The Driver Era en su vuelta a Chile: “No me gustan las canciones pop perfectas. No son honestas”

The Driver Era en su vuelta a Chile: “No me gustan las canciones pop perfectas. No son honestas”

The Driver Era, dúo estadounidense compuesto por los hermanos Ross y Rocky Lynch, volvió a Chile para consolidar una intensa relación con sus fans. La cita se dio durante la jornada del domingo 27 de abril, en un íntimo y, a la vez, potente concierto en el Teatro Coliseo, en el centro de Santiago.

La banda partió en 2018. A la fecha cuentan con cuatro álbumes de estudio y una importante carrera: llegaron por primera vez a Chile en 2022, en la misma locación y luego tuvieron un show en horario estelar en Lollapalooza 2024 –paralelamente se presentaba Sam Smith–. El fanatismo por los hermanos Lynch ha estado presente por años en las generaciones más jóvenes: Ross fue uno de los rostros principales de Disney en la denominada “época dorada”, protagonizando la icónica serie Austin y Ally, la saga de películas Teen Beach Movie y más recientemente, formando parte de El mundo oculto de Sabrina (Netflix).

The Driver Era, sin embargo, no es la primera aparición en la música de estos artistas. Cerca de 2010 crearon R5, una banda conformada por cuatro hermanos Lynch –Ross, Rocky, Riker, Rydel– y Ellington Lee (el único integrante sin lazo de sangre). El dúo actual tiene un sonido distinto: ya no es solo el pop de las primeras décadas del dos mil, sino que el rock y lo alternativo tomaron relevancia.

The Driver Era en Chile.

Es su último estreno, Obsession, a través de once canciones, muestran una nueva faceta: las letras son simples, un poco repetitivas, pero según se ha catalogado desde la prensa, son honestas. El sonido es mucho más calmado en comparación a singles recientes como Rumors o Get off my phone, priorizando una experiencia cercana a lo sensorial que, a la vez, logra ser bailable. Una mezcla de ritmos que evocan a bandas históricas como The Strokes, Nirvana y Queen, y que a la vez incluyen bases que recuerdan a Miley Cyrus e incluso a One Direction: la mezcla juvenil idónea para un público que se compone principalmente de mujeres alrededor de los veinticinco años.

El frontis del Teatro Coliseo se llenó de fans cerca del medio día, a pesar de que la apertura de puertas estaba programada para las 19 horas, con Ryland DJ -el menor de los Lynch- como telonero. La emoción era palpable, sobre todo cuando empezó la prueba de sonido, que se filtraba por las rejas. En medio de eso, Culto pudo hablar con ambos artistas en el backstage: los hermanos conversaron sobre Obsession, la nueva perspectiva sin Disney sobre los hombros, los intercambios generacionales y culturales del último tiempo y sobre las redes sociales y el marketing en la industria musical.

Ambos artistas se acomodaron en un sillón, tarareando las canciones que ensayaban hace pocos minutos. La situación es prácticamente rutinaria: ya conocen el teatro, a Chile y a sus fans, pero de todas maneras, reconocen que es algo que les gusta. “Es bueno volver. Estar en este espacio que reconocemos es genial. A veces tocamos en lugares y sabemos que hemos estado ahí antes, se siente bien. Hemos tenido un buen día”, inicia el rubio.

“Siempre es lindo cuando venimos a Sudamérica. Definitivamente es un poco agotador, por el viaje y todo eso, pero los shows siempre son muy enérgicos entonces lo valen. Es divertido ser tan bien recibidos”, agrega.

Foto: Lollapalooza

Obsession: la nueva era

El reciente álbum llega a cambiar el paradigma de lo que estaba siendo The Driver Era. Siempre encasillados en los ritmos pop y en trabajos antiguos. Según sus dichos, aseguran que están cansados de eso y que quieren ser reconocidos por sus nuevos proyectos. En ese sentido, el Obsession Tour, que partió con los países de Latinoamérica, incluye cambios importantes en el setlist en comparación a conciertos previos: el más importante es que ya no cantan On my own, del soundtrack de la película con Maia Mitchell. A la vez, gran cantidad del repertorio son temas del nuevo álbum, dejando para el final algunas de las antiguas.

“Esas canciones siguen sintiéndose nuevas para mí”, comenta Rocky. Rumors, por ejemplo, siento que es una de nuestras canciones más subestimadas. Pero nos gusta tocar un poco de todo, tenemos un catálogo muy grande, entre R5 y lo de Disney, entonces tenemos cientos de canciones. Tocamos lo que nos parece divertido, aunque nos gusta complacer al público”, suma.

Sobre el álbum en sí, la prensa internacional lo ha catalogado como un disco honesto. Los artistas concuerdan con esa percepción, aludiendo a la idea de que es una “honesta reflexión de sus experiencias al final de los veinte años en el mundo moderno”. Según sus palabras, es un viaje personal de cómo ellos viven y experimentan el día a día: lo documentan y lo escriben.

“La mayoría de las canciones que tenemos como banda son como entradas de diario. Tuvimos nuestra propia cuota de lucha a lo largo de los años, como todos, y siento que esas reflexiones están ahora en estas canciones”, analizó el castaño.

Rocky, guitarrista y segundo vocalista, es crítico respecto al sonido y a la producción misma: comenta que la sinceridad al momento de escribir y crear hace que las canciones sean especiales y que, al mismo tiempo, da la impresión de que no son perfectas. “No me gusta cuando escucho canciones de otro artista, algo como las nuevas canciones pop famosas y que suenan muy perfectas, tanto que no me dan siquiera ganas de seguir escuchándola. Me gusta que tengan un grado de imperfección, es algo especial porque calza con lo que vivimos al escribir. Ahí es donde existe la honestidad”, dice.

La etapa Disney se deja en el pasado

Con apenas dieciséis años, Ross Lynch se convirtió en una estrella a nivel global. Protagonizar una de las series más exitosas de Disney Channel por supuesto tuvo que ver. Esto provoca hoy que mucha de la publicidad asociada a su nombre tenga como subtítulo su pasado en la industria norteamericana. Aunque no es algo que haya renegado: usualmente en los setlist de The Driver Era había una que otra canción que respondía a los años previos, así como interacciones con los fans a raíz de carteles con frases acordes.

Ahora, sin embargo, el dúo quiso hacer un quiebre. Disney se deja atrás y se da paso al proyecto actual. “Si buscas en internet, todas esas cosas existen”, inicia Ross. “Todo el trabajo que hemos hecho, juntos y por separado, está en YouTube y en Disney+, pueden ir y buscarlo cuando quieran. No es necesario que nosotros lo presentemos siempre, porque aún existe y ya no estamos en esas etapas”, asegura.

Complementando, Rocky agrega que todo esto responde al tiempo. Muchas personas conocieron a los Lynch luego de la aparición de Ross, llegar a R5 entonces no era difícil porque las canciones se publicitaban durante los comerciales del canal; el fanatismo se mantuvo con los años hasta que la banda se disolvió y se dio paso al ahora dúo –que cómicamente mantiene a todos los integrantes originales en los instrumentos, a excepción de la hermana, Rydel–. “Pueden ser fan de lo que hicimos antes o muy fan de lo que hacemos ahora, eso está bien. Hemos visto que responde a temas de edad. Las adolescentes se identifican más con R5 porque estábamos en esa etapa, quienes son mayores tienden a seguirnos con The Driver Era. Son procesos, los entendemos y estamos bien con eso”, cierra el castaño.

En la conversación, ambos sugieren que la huella digital que ellos mantienen, y que el internet crea de manera general, es una locura. Pero confían en la idea de que la música “encuentra a sus oyentes”, que llega a alguien cuando se necesita, por lo que están agradecidos de tener un repertorio amplio que permite conectar con varias generaciones al mismo tiempo.

Las redes sociales y el concepto del artista-influencer

Siguiendo una línea similar, ambos analizan que gran parte del marketing que se hace en torno a The Driver Era responde a los proyectos antiguos, aunque no por parte de su equipo, sino que por el boca a boca que hacen los mismos fans. Esto, a la vez, mutó rápidamente a las redes sociales, donde la tendencia está en generar interés a través de la presencia constante, siendo rostros. Los artistas se encuentran entonces en un punto ambiguo: se llega a pensar que para ser artista, de cualquier tipo, hay que lograr ser influencer y tener un manejo constante de las propias redes sociales. Los Lynch, por su parte, mantienen opiniones contrarias, que aseguran, siguen analizando porque consideran que es un tema muy actual y complejo.

“Empezamos en las redes sociales, en YouTube. Probablemente no estaríamos aquí si no fuera por eso”, inicia Ross. “Extraño los tiempos anteriores, cuando no había redes sociales, a veces. Es difícil porque cuando partimos con R5 no sabíamos toda la presión a la que íbamos a someternos solo por estar y ser famosos en las redes sociales, y que iba a aumentar muchísimo con el tiempo”, agrega.

“Antes era todo más tradicional, por decirlo de alguna manera, pero ahora las redes sociales son un componente importante para la música. Deberíamos ser mejores en eso, de hecho”, suma Rocky.

El tema es complejo para ambos, ya que ninguno es activo en redes sociales: no suben muchas historias ni utilizan el espacio para interactuar con fans. Las plataformas de la banda, sin embargo, mantienen el carácter publicitario e informativo, por lo que no es fácil acceder a su cotidianidad, como sí pasa con otros artistas.

“Es una situación de amor-odio con las redes sociales. Es una relación extraña porque obviamente quieres promover eso en lo que pusiste tanto amor y esfuerzo, pero es duro”, comenta el rubio. “No sé por qué tengo la obligación de subir fotos. No me gusta. No lo hago porque no me interesa ser famoso, pero es casi una obligación hoy si quieres avanzar en la música”, cierra el hermano en contraparte.

Música entre generaciones y culturas

La industria musical está en constante cambio. Aparecen nuevos sonidos, nuevas voces y nuevos artistas. Los charts han perdido lo predecible, y lo viral de las plataformas virtuales provoca que algunos proyectos emergentes lleguen a la cima en cosa de pocos meses. Así pasó con artistas como Olivia Rodrigo, Sabrina Carpenter o Benson Boone. Para algunos fue un camino más tardado, la intérprete de Espresso, por ejemplo, tuvo que esperar a lanzar su sexto álbum para tener un reconocimiento explosivo; en el caso de la reciente headliner de Lollapalooza, sin embargo, solo hizo falta un sencillo para ser conocida a nivel mundial y a Boone, un álbum y una canción viral, que aprovechó para seguir ganando oyentes hasta hoy.

Este último es un punto central en cuanto a los paradigmas de la industria actual. En marzo, Chile pudo disfrutar de su música en una gran masa que se reunió en el escenario Cenco en Parque Cerrillos, pero aún no estaba el coro masivo que hubo posteriormente con Olivia Rodrigo. Pocas semanas después, el estadounidense tuvo su primera presentación en Coachella, donde, para sorpresa de muchos, interpretó Bohemian Rhapsody con Brian May, guitarrista de Queen.

Estos intercambios entre generaciones, compartiendo público y escenario, sin duda demuestran cómo han ido mutando las formas de consumir música y cuáles son las preferencias de los oyentes. Al ser consultados sobre la temática, los hermanos Lynch vuelven a sus inicios, recordando que sus primeras publicaciones fueron covers: Miley Cyrus, The Strokes, Michael Jackson, Frankie Vallie, Prince, The Killers, entre otros. Luego de eso comenzaron a crear música original.

“Me llama la atención que hay artistas o bandas que tienen mucha música original, pero son conocidos por algún cover que grabaron. Es lo que pasa con Luke Combs y Fast Cars. No tiene mucho sentido”, comparte Rocky. “Hemos hecho muchos covers o reversiones en nuestros conciertos, aunque nunca hemos grabado en estudio. Creo que sería interesante. Lo que hizo Benson con Brian May fue muy loco”, agrega.

“Ya establecimos la reputación de no tener un ritmo ni género específico en nuestra música, entonces creo que ser así de multifacéticos nos permite tener influencias muy variadas, nos inspiramos de muchas partes. Así que por supuesto que nos gustaría explorar algo similar en algún momento”, agrega Ross.

La temática derivó a la música en español y en cómo algunos artistas se están diversificando en idiomas: Shawn Mendes, en Lollapalooza de este año, cantó con MC Millaray, creando una mezcla cultural y de idioma importante; asimismo ocurre con Selena Gomez y The Marías, en Ojos Tristes –una reversión bilingüe de El muchacho de los ojos tristes de Jeanette–. El cantante rubio aseguró que le gusta mucho The Marías y que escucha bastante esa canción, a la vez que dejó abierta la opción a explorar con nuevos idiomas y, más importante, según él, en nuevos ritmos: “Estoy trabajando en un Bossa Nova. Sería genial poder terminarlo pronto, tiene esto un poco más latinoamericano, quizás más funk brasileño, me gusta mucho”, comparte.

Al ser consultados por cuáles otros artistas de habla hispana conocían, surgió rápidamente el nombre de Bad Bunny. “Estaba en Nueva Orleans hace un tiempo y en una fiesta pusieron Callaita, fue la primera vez que escuché una de sus canciones y todos bailábamos, era fuego, muy potente”, asegura Ross luego de tararear parte del coro.

El futuro y nuevos proyectos

Finalizando la conversación, ambos hermanos concuerdan en que están en muy buen momento profesional y creativo. Adelantan que a mediados de mayo saldrán dos nuevas canciones parte del Obsession Deluxe, y según Rocky, “probablemente son las mejores del álbum, por lejos”.

Por otro lado, dicen no estar interesados en volver o ingresar al mundo de la actuación muy pronto. “Diría que no a una serie ahora porque consumen muchísimo tiempo, a menos que sea algo como The White Lotus, en las que solo estás una temporada. Sí, podría hacer eso”, asegura Ross.

“Las películas también son una industria completamente distinta, creo que no es el momento. Estamos disfrutando a tope todo el amor y la energía que nos entrega la música abajo y sobre el escenario. Hay muchas cosas emocionantes pasando, pero veremos, por supuesto que no nos cerramos a nada”, cierra.

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