El ascenso del funk brasileño: un fenómeno cultural con proyección internacional
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El ascenso del funk brasileño: un fenómeno cultural con proyección internacional

Desde las favelas de Río hacia los principales escenarios, el funk brasileño se impone con fuerza. The Economist analizó las tendencias sobre un género que fusiona ritmos explosivos con letras que reflejan la marginalidad Brasil
Brasil es conocido mundialmente por su rica herencia musical, y atraviesa un momento de transformación en su panorama sonoro. Si bien el país sigue asociado a géneros emblemáticos como la bossa nova y la samba, esta imagen está quedando atrás. La música brasileña de hoy tiene nuevos protagonistas: el sertanejo y especialmente, el funk. Ante la gran capacidad de este último estilo para difundir la marca cultural del país a nivel global, The Economist publicó un informe.
El sertanejo, un género que tiene sus raíces en la música country estadounidense, ganó un terreno considerable en Brasil durante los últimos años. Con temas que evocan el campo, el ganado, la cerveza y las camionetas, este género conectó profundamente con una parte significativa de la población, particularmente en los estados rurales.
Desde 2003, cuando 15 de las 100 canciones más escuchadas en Brasil eran sertanejo, el género experimentó un crecimiento abrumador. Pero a pesar de su dominio en las radios y plataformas de streaming brasileñas, el sertanejo tiene escaso potencial de exportación y sus artistas, en su mayoría, no buscan cruzar fronteras. En este contexto, el funk, con su capacidad de conectar con audiencias más amplias, asoma como el verdadero candidato para representar a Brasil en el escenario global.

El funk: Un género con potencial internacional
El funk brasileño, con sus orígenes en la década de los 80, surgió como una fusión entre el Miami bass y el electro-funk estadounidense, pero rápidamente adoptó características propias que lo distinguen. Mientras que otros géneros como el hip-hop y el reggaetón tienen un tempo moderado, el funk brasileño acelera los ritmos a más de 130 pulsos por minuto, lo que le da una energía única.
En las favelas de Río de Janeiro, el funk no es solo un estilo musical, sino un fenómeno cultural que se vive en los “bailes funk”, fiestas que mezclan música, danza y una dosis de rebeldía. Las coreografías como el passinho (un tipo de baile acrobático para hombres) y la rebolada (una versión de twerking para mujeres) adquirieron una notoriedad internacional, acercando cada vez más al funk a audiencias fuera de Brasil.
A pesar de sus raíces en barrios populares y sus letras, que a menudo abordan la violencia y la marginalidad, el funk logró una masificación sorprendente. Su pegajosa energía y ritmo son los principales factores que permitieron que el género trascienda en otros mercados y culturas, incluso por fuera de América Latina.
Reconocimiento global del funk y los artistas
El funk brasileño comienza a captar la atención de figuras internacionales. Beyoncé y Kanye West, dos de los nombres más grandes de la música mundial, incluyeron samples de funk en sus recientes trabajos. Papatinho, un productor brasileño destacado en la escena del funk, relató cómo los artistas estadounidenses comenzaron a solicitarle muestras de funk en 2023. “Antes agregaba funk en pequeñas dosis, como una especia, pero ahora la gente quiere toda la salsa”, reveló el músico, demostrando el creciente interés por el género.
Anitta, la artista de Brasil más reconocida internacionalmente, también fue una pieza clave en la expansión global del género. Originaria de una favela de Río, Anitta trabajó constantemente para abrirse paso en la industria musical, cantando en español e inglés y logrando, en 2022, ser la primera brasileña en liderar las listas globales de Spotify.

Desafíos para la música brasileña en la escena mundial
El camino hacia la internacionalización no fue fácil para los artistas brasileños, quienes enfrentan obstáculos significativos para llegar a audiencias globales. A diferencia de otros géneros latinoamericanos como el reggaetón, que fue promovido ampliamente por la diáspora hispana en Estados Unidos. Mientras que Brasil, cuenta con una difusión más pequeña y menos extendida.
Michele Miranda, periodista especializada en música, destacó que “es más fácil exportar futbolistas brasileños que músicos”. Además, la barrera idiomática es un gran reto, ya que muchos artistas como Anitta, tuvieron que aprender otros idiomas y adaptarse a diversos estilos musicales para conquistar audiencias fuera de Brasil.
El futuro del funk y sus oportunidades
A pesar de sus desafíos, el funk tiene un futuro prometedor en el ámbito global. Brasil, al igual que otros países de América Latina, se encuentra en una posición privilegiada para aprovechar el crecimiento de los mercados musicales emergentes en América Latina y África subsahariana, los cuales están entre los de más rápido crecimiento a nivel mundial.
Según Roberta Pate, directora de Spotify Brasil, América Latina representa casi una cuarta parte de la base de usuarios activos mensuales de la plataforma, lo que la convierte en un mercado clave para el funk y otros géneros internacionales.

Este crecimiento de los mercados latinos está motivando a artistas y productores a destinar recursos y esfuerzos hacia la conquista de audiencias globales. El funk, por su naturaleza dinámica y su capacidad de atraer a diferentes tipos de público, podría convertirse en la próxima gran exportación cultural de Brasil, similar al reggaetón en su momento.
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