El colapso por System of a Down en Chile: las razones de una furiosa locura generacional
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El colapso por System of a Down en Chile: las razones de una furiosa locura generacional
La última vez que System of a Down se presentó en Chile, miles de fanáticos esperaron a la banda bajo el frío de la capital aquel 27 de septiembre de 2015 en el festival Santiago Gets Louder. Ya eran las once de la noche y, a pesar de que la mayoría de los asistentes tenían poco y nada de energía tras un largo día de gritos y mosh pits, los fanáticos de la legendaria banda de nu metal esperaban con ansias el show.
Formados a finales de la década de los 90, la agrupación de los armenios Daron Malakian (guitarras), Serj Tankian (voz y teclados), Shavo Odadjian (bajo) y John Dolmayan (batería) no tardó en hacerse un espacio dentro de la escena del metal junto a bandas como Linkin Park, Deftones, Slipknot y Korn. En 2001, tras el lanzamiento de su segundo álbum de estudio, Toxicity, el conjunto llegó a su peak musical, llenando arenas alrededor del mundo, gracias además a una inquieta fórmula donde el rock duro abrazaba otros lenguajes.
Durante los años que siguieron, la banda protagonizó una serie de giras, lanzando un total de tres álbumes más -el último de los cuales fue Hypnotize en el año 2005-. Casi 20 años han pasado desde aquel último álbum y a pesar de repetir el mismo repertorio en gran parte de sus conciertos, pareciera ser que aún se puede dar el lujo girar por el mundo llenando estadios.
Aquella vez en Santiago Gets Louder, el grupo liderado por Serj Tankian dio un recital de aproximadamente dos horas, en el que interpretaron un total de 30 canciones. Los chilenos lo gozaron hasta el final y la banda logró demostrar su innegable legado en el género del metal. Tuvieron que pasar casi 10 años para que System of a Down anunciara su regreso al país este próximo 30 de abril de 2025 en el Parque Estadio Nacional y una vez más, el público chileno demostró que ese fanatismo seguía más vivo que nunca.
La venta de entradas fue caótica. Entre la precariedad de la plataforma y la cantidad de gente que entró a la página ese día, Livetickets tuvo que cancelar la venta. “Debido a la intermitencia y problemas técnicos en el sistema de compra de Livetickets, la venta de entradas para System Of A Down se detiene y no continuará realizándose en dicha plataforma”, expresó la productora Lotus en un comunicado oficial.
“Yo esperaba que hubiera mucha gente comprando, pero no el colapso que quedó”, asegura Isaac Calvo, uno de los fanáticos que intentó comprar entradas este último martes 17 de diciembre. “Lo que demostró la plataforma ese día que se cayó fue que no tenía mucha capacidad para poder aguantar toda la gente que estaba comprando”. A pesar del mal rato, la venta finalmente se efectuó dos días después a través de Puntoticket, donde la banda logró agotar las 65.000 en tan solo unas horas. Toda una marca.
Un fenómeno generacional
Como se ha comprobado en más de una ocasión y con más de una banda, es innegable que el público chileno tiene una predilección por el heavy metal. “No es una lectura chovinista, sino que lo han corroborado muchísimos artistas que han hecho declaraciones en torno a que se sienten sorprendidos cuando vienen a un país como este y ven la energía que tiene el público chileno. Pero ojo que, sin menospreciar esta categoría, Brasil también es un país de metaleros y System of a Down ha tocado tres veces en Argentina”, asegura Marcelo Contreras, periodista y crítico de música de Culto.
Aun así, nadie niega la explosión que generó el regreso de System of a Down al país, algo que podría deberse a distintos factores, desde su innegable influencia en el género hasta algo más global, ligado a un cambio generacional.
“System of a Down fue uno de los nombres más originales de la escena del nu metal. Encarnaba un ideario político y reivindicativo hermanado con Rage Against The Machine, y una consciencia histórica frente al genocidio armenio, todo dentro de un movimiento musical que parecía dominado por la rabia y la frustración. Eran musicalmente diversos, histriónicos y encantadores”, asegura Contreras.
A pesar de aquello, Contreras cree que con el pasar de los años, la banda ha perdido su magia, al menos así lo sintió cuando los vio la primera vez que llegaron a Chile en 2011. “No fue precisamente la energía que uno podría haber imaginado como cuando tuvieron su peak creativo entre el debut y Toxicity”. Para el crítico, se trata de un fanatismo conectado con la emocionalidad. “Yo creo que es un fenómeno netamente nostálgico. No creo que tenga mayor radio de explicación a cómo funciona hoy en día la industria de la nostalgia en torno a la música”.
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Algo similar apunta Francisco Reinoso, editor y conductor de Radio Sonar. “Yo creo que es el típico recambio cíclico, un recambio generacional. Es lo mismo que pasó con el grunge en su momento. El nu metal ahora es el nuevo rock clásico, un revival que está ocurriendo hace ya varios años y que se ha reflejado en el streaming, en festivales, etc. Si tú ves el caso de la banda en Estados Unidos, hay una negativa de ellos por hacer música, porque el cantante no está muy cercano a componer con ellos, pero la banda toca una o dos veces al año en y cobra una brutalidad de plata, o sea, están muy cotizados”.
“Lo que encuentro más llamativo es que, bueno, con la señal que dio el Festival de Viña, fuera de la vorágine de estilos como la electrónica, el pop o la música urbana, el rock sigue siendo sustentable en números y en convocatorias”, agrega, “o sea, hay shows de música urbana que han bajado su aforo, que han cancelado y tienes ahí a Incubus con dos Movistar Arena, y ahora quizás por una necesidad de agenda, vuelve este prototipo de noche más rockera anglo a Viña, algo que ocurrió con otros artistas en ediciones pasadas”.
“Bandas como Slipknot, System of a Down, Korn, Deftones, Evanescence, están convocando estadios en distintos países y yo creo que eso es lo que pasó con System of a Down también, una banda que debutó en Chile en el Estadio Bicentenario y que ahora está a la escala del Estadio Nacional”, asegura, agregando que también este fenómeno ha generado una validación colectiva por parte de las generaciones más viejas.
“Todos estos referentes de los 2000 o finales de los 90 ya están siendo validados por dos o tres generaciones de fanáticos. Incluso la generación de 50 años, que los miraba a huevo, por decirlo de alguna forma, a estas bandas por sus looks en los 90 o principios de los 2000, ya lo están aceptando como rock clásico. Yo creo que toda esa transversalidad apunta a lo de System of a Down”.
Como fanáticos, Isaac Calvo y Daniel Godoy lo ven netamente desde el lado nostalgico: “Me pasa mucho con varias de las bandas que vamos a ver el próximo año que son de la época del colegio. No es que yo haya seguido muy fanáticamente los discos de System, pero sí el Toxicity y el Steal This Álbum! fueron superimportantes para mi época de adolescencia. Me lleva de vuelta a los recreos de primero y segundo medio”, asegura Calvo.
“Me acuerdo el año 2001 cuando salió Chop Suey! En esa época MTV todavía tocaba música y me acuerdo verlo y de repente aparecen esos cuatro músicos y esa batería gigante y fue espectacular. Tener la oportunidad ahora, el 2025, de verlos en vivo, es genial”, agrega Godoy. “Somos toda una generación que empezó a escuchar música en esa época, cuando teníamos 15, 16 y 17 años. Es como toda la juventud de vuelta en un sonido único”.
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