El desconocido whatsapp que alerta que la abuela extraviada en Limache estaría secuestrada y que la Fiscalía aún no investiga
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El desconocido whatsapp que alerta que la abuela extraviada en Limache estaría secuestrada y que la Fiscalía aún no investiga
Siete meses exactos han pasado desde que la tarde del 12 de mayo María Ercira Contreras (86) llegó hasta el restaurante del Fundo Las Tórtolas en Limache, Región de Valparaíso, junto a su familia para celebrar el Día de la Madre. Ese es el último día en el que se sabría de la ubicación de la adulta mayor, quien desapareció tras pararse para ir al baño, despareciendo en extrañas circunstancias.
Desde entonces, y hasta de manera reservada, la Fiscalía Local de Limache ha llevado una investigación que durante los últimos días ha sumado nuevos antecedentes, luego de que la familia de la mujer desaparecida diera a conocer una serie de mensajes que habrían recibido en los que se habla de una posible tesis del secuestro, lo que explicaría -según el remitente de los mensajes- lo que habría ocurrido.
La Tercera accedió a esos mensajes recibidos en septiembre pasado y los que hasta ahora no habían sido entregados al Ministerio Público, ente persecutor que durante las últimas semanas levantó el secreto que existía en la carpeta investigativa, permitiendo así a la familia conocer las diligencias que se han realizado en la causa.
En dicho registro investigativo, según dio a conocer este medio anteriormente, constan también investigaciones que se realizaron a la propia familia de Contreras, contemplando intervenciones telefónicas e incluso teniendo como sospechoso a uno de los hijos de la mujer de 86 años.
“Se la llevaron para el sur”
La investigación encabezada por el fiscal jefe de Limache, Guillermo Sánchez, junto a la Policía de Investigaciones (PDI), sigue sumando diligencias. Entre las pericias pendientes, según pudo conocer este medio, se encuentra la toma de nuevas declaraciones a la familia, la incautación de un teléfono nuevo a un hijo de la mujer desaparecida y la citación a declarar del pololo de una nieta, quien tenía su celular apagado el día de los hechos.
Pero entre los antecedentes que hasta ahora no manejaba el Ministerio Público están los mensajes recibidos en el teléfono de un familiar de la mujer, a quien le habló a través de WhatsApp un número desconocido para darle supuestas pistas de la adulta mayor.
Fue a las 17.20 horas del 28 de septiembre que llegó el primer mensaje, de un hombre que supuestamente dice trabajar en el lugar desde el que desapareció Contreras. “Se que a pasado tiempo pero esto no a sido fácil para nosotros como trabajadores pero no soporto más está angustia de tener que vivir callado por miedos que le hagan daño a mí familia” (sic), comenzó diciendo el contacto que supuestamente se registraba como de una organización local.
A continuación de aquello, el sujeto afirmó que el jefe del local “es el que nos tiene amenazados a todos si hablamos o llamamos a alguien nos va a echar del trabajo y nuestras familias van a sufrir por haber hablado pero la firme es que la abuelita” (sic), sostuvo, agregando que a Contreras “se la llevaron para el sur en Puerto Montt”, por órdenes de un hombre que dirige el restaurante.
Además de eso, solo un minuto después agregó que a él como trabajar del local le habían pedido “deshacerme de las imágenes de cámaras”, insistiendo constantemente que recibe amenazas para no dar a conocer lo ocurrido. Según el autor de los mensajes que recibió la familia, todo se trataba de algo planeado e incluso involucra en la conversación a funcionarios policiales, de los que les pidió a los familiares de Ercira “desconfiar”, ya que según denunció se relacionarían con los supuestos culpables de lo ocurrido.
Un día después del primer mensaje, y tras la respuesta del familiar de la adulta mayor desaparecida, el remitente de los mensajes agregó: “Yo trabajo con (nombre del administrador del local) y a este matrimonio siempre los vi en cosas turbias acá en Limache, pero con esto ya fue demasiado cuando ustedes llegaron al restaurante yo estaba con él y recibió una llamada y le avisaron que venían ustedes con la señora”.
Si bien el mensaje no entrega detalles de cómo habrían ocurrido los hechos, reitera nuevamente que “se la llevaron al sur, yo estuve hasta tarde con él y escuchaba las órdenes que daba a la gente. Después le llegaban los audios y le decían que los estaban en Puerto Montt, ellos son venezolanos”.
La tesis del secuestro
A lo largo de la conversación, que se extendió hasta el 1 de octubre, el remitente de los mensajes no entrega una razón de por qué las supuestas personas que él denuncia habrían tenido alguna motivación para secuestrar, como dice, a la mujer de 86 años. Eso, pese a las preguntas que realizó la persona que recibió esos whatsapps.
Pese a eso, reiteró constantemente que estaba “en riesgo” y que incluso los supuestos sujetos de nacionalidad venezolana serían personas contratadas para ejecutar el secuestro y además para seguir a la familia y trabajadores del local.
El último día de la conversación el familiar de Contreras que recibió los mensajes -al igual que otras veces- insistió en poder hablar por teléfono con el remitente de los mensajes, a quien le pidió una foto desde el restaurante para creer su versión.
Ante ese emplazamiento, solo recibió como respuesta: “Después de todo no me crees. Está bien. Me equivoqué en hablarte”.
Consultado al respecto, el abogado de la familia Juan Carlos Manríquez, afirma que han solicitado una serie de diligencias, a lo que agrega considerando la legislación, la policía y la Fiscalía “no pueden dejar a nadie sin indagar”.
Respecto a los mensajes que recibió la familia, el penalista sostiene que se ha puesto siempre en conocimiento de los investigadores “aunque lamentablemente en estas circunstancias aparecen muchas personas con intereses no muy claros, que dicen ser videntes o tener datos, algunos simplemente sin una mayor justificación, y otros tratando de obtener una ventaja económica. Así que la seriedad de eso tiene que verlo la Fiscalía”.
La conversación desconocida
A lo largo de la conversación, el supuesto testigo de los hechos le pide a la persona que recibe los mensajes no hablar de esto con los investigadores, mientras que el familiar de Contreras le expone reiteradas veces la desconfianza que tienen con quienes han indagado la desaparición de la abuela.
Ese sería, según conocedores del entorno de la adulta mayor, lo que habría gatillado a la familia a no entregar ni avisar al Ministerio Público de los mensajes con la tesis del supuesto secuestro que recibieron en septiembre pasado, mientras la investigación ya estaba decretada secreta.
Mensajes que ahora, al igual que el resto de los antecedentes, deberán sumarse a la investigación de la Fiscalía que busca conocer ¿qué pasó con María Ercira Contreras?
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