EL EDITORIAL. Los primeros y verdaderos responsables

EL EDITORIAL. Los primeros y verdaderos responsables

Es indesmentible que la derecha política, económica e ideológica desataron una guerra contra la verdadera reforma previsional, la que accionaron en los planos ideológicos, políticos, legislativos, propagandísticos, comunicacionales, lo que incluyó invertir millonarias sumas de dinero en campañas con contenidos de dudosa credibilidad y efectuar operaciones propias de los poderes fácticos.

“El Siglo”. El Editorial. Santiago. 25/1/2025. No hay que evadir evidencia con terminologías inentendibles, excesivo tecnicismo, eufemismos legislativos, desvíos de miradas y artilugios mediáticos. Hay que ir al sentido común, “a la concreta”, al hecho indiscutible, al dato objetivo, a una mirada en lo central y determinante.

Es indesmentible que los primeros y verdaderos responsables de que no avance una real reforma a las pensiones son la derecha y la extrema derecha, las directivas de las AFP, los gremios empresariales, los académicos y economistas conservadores, y las líneas editoriales de los medios afines a esos sectores.

Ellos son los que desde un principio se opusieron a que el proyecto de reforma tuviera un sólido componente solidario, incluyera la existencia de una entidad estatal, avanzara en la desarticulación de los consorcios financieros privados y trasnacionales (las AFP), se mejoraran las normativas de funcionamiento del sistema de pensiones en beneficio de millones de pensionadas y pensionados y se avanzara hacia un aumento consistente de los ingresos de jubiladas y jubilados.

Los sectores mencionados más arriba desataron una guerra contra la verdadera reforma previsional, la que accionaron en los planos ideológicos, políticos, legislativos, propagandísticos y comunicacionales, lo que incluyó invertir millonarias sumas de dinero en campañas con contenidos de dudosa credibilidad y efectuar operaciones propias de los poderes fácticos.

En esa guerra, la derecha orgánica, económica e ideológica, contó con mayoría en el Congreso Nacional, con el respaldo de poderosos gremios del sector privado, con la activación de centros de estudios y ramas universitarias, con los partidos de Chile Vamos y de la extrema derecha, con respaldos financieros de consorcios privados, y con una poderosa estructura de medios de prensa en línea con los sectores conservadores. No hay que dejar de lado la incidencia a favor de esos sectores de grupos financieros y directivos extranjeros que se fueron contra la reforma de pensiones en Chile.

Ahí están los primeros y verdaderos responsables de que no se logre concretar un profundo y consistente cambio en el sistema privado de pensiones. Por lo tanto, hacia allá hay que apuntar, fundamentalmente, cuando surge la decepción respecto a aspectos importantes del proyecto que ahora está en debate. Sería conveniente no desviar controversias hacia  actores o situaciones secundarias en cuanto a lo central en la disputa por pensiones justas.

En ello, por ejemplo, cabe asumir desde todos los ámbitos de fuerzas sociales, políticas e ideológicas progresistas y de izquierda, las incapacidades y hechos objetivos que impidieron avanzar en una reforma previsional de real carácter estructural, solidario, ciudadano, público, equitativo, y contrahegemónico. De partida, no contar con mayorías en el Poder Legislativo, presentar una débil expresión social masiva, no potenciar medios de comunicación propios donde se defiendan los idearios transformadores, y en ocasiones caer en duros debates y recriminaciones dentro de este sector, dejando a un lado el papel determinante de la derecha, las AFP y el gran empresariado.

Lo ocurrido en el caso de las pensiones, se pudo observar en la ley de Isapres, en alzas injustificadas y abusivas en servicios como de luz, gas y agua impuestas por grandes consorcios privados locales y extranjeros, en los abusos y malas prácticas en entidades bancarias, grandes tiendas y aseguradoras, en la persistencia de la precariedad laboral de millones de chilenas y chilenos, en sueldos que no alcanzan, en el déficit de viviendas, y en todos los mecanismos que busca el sector privado y principalmente los consorcios financieros (que tienden sus tentáculos a diversidad de ámbitos) para abusar, defraudar, maniatar y desproteger a las y los asalariados, a las familias chilenas, a los sectores más vulnerables.

No comprender o no tener en cuenta esos factores, impedirá ir al fondo de los diagnósticos y de las soluciones que son vitales para que la mayoría de la población alcance el logro de derechos, de ingresos decentes y dignos, para que jubiladas y jubilados tengan las pensiones adecuadas, para que la gente de trabajo tenga una vida digna y tranquila.

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