El mejor propósito de Año Nuevo que puedes marcarte para 2025 es no tener ningún propósito

El mejor propósito de Año Nuevo que puedes marcarte para 2025 es no tener ningún propósito

“Año nuevo, vida nueva”. Es esa frase hecha que bien podemos asociar a una práctica común en estas fechas: las resoluciones de año nuevo. El 1 de enero es la fecha elegida por mucha gente para introducir cambios en su vida. Cambios que los lleven a cumplir con algún objetivo viral, a sentirse bien con uno mismo o a mejorar su conexión con la gente de su entorno.

Como cada año, pronto empezaremos a escuchar los primeros relatos de fracaso que acompañan en enero a estos propósitos. Relatos que ocultan muchas veces otras historias, las más positivas de aquellas personas que, poco a poco logran implementar los cambios que se proponen.

Sea por ese sesgo que tendemos a mostrar en favor de lo negativo o porque realmente lograr cumplir estos propósitos es una tarea muy complicada, es normal que mucha gente acabe por preguntarse si esta tradición anual merece la pena. Para algunos críticos, la respuesta es no, y sus motivos son bastante diversos.

En primer lugar, el primero de enero no deja de ser un día más en el calendario. Poco en estas fechas es especialmente propicio a echarnos una mano en nuestros objetivos. Si acaso, el calendario puede ser un leve estorbo.

Al fin y al cabo, unas semanas dedicadas a la celebración, en las que se encadenan cenas familiares con diversos encuentros sociales pueden no ser idóneas si queremos mejorar nuestra dieta, beber menos o dejar de fumar. Los fríos días de enero pueden también intimidar a quienes quieran ponerse en forma y los gastos propios de las fechas tampoco son un buen comienzo para quien se propone ahorrar más.

Cualquier fecha debería ser buena si nuestra voluntad es férrea, pero esta no siempre lo es. Es por eso que quizás podríamos cambiar la perspectiva y buscar otras fechas para nuestros propósitos: nuestro cumpleaños, el inicio del curso o el primer día de la primavera, todas son opciones válidas. Y quizás tener un par de intentos al año no sea tan mala idea.

El segundo problema que podemos asociar a los propósitos de año nuevo es el de la frustración. Las estimaciones respecto a qué proporción de estas resoluciones se cumplen varían, pero algunos sitúan esta cifra en torno al 10% o el 20%.

“De hecho, una tercera parte de las resoluciones ya han fallado a mediados de enero”, explican en un artículo un grupo psicólogos y expertos en salud de la Universidad de Plymouth. “Parte del problema está en que las personas son generalmente poco dadas a ignorar su estado presente al tomar decisiones sobre cómo se sentirán en el futuro”. En otras palabras: olvidamos tener en cuenta que la euforia inicial pasará.

Quizás prometernos que no volveremos a comer hasta el empacho sea fácil después de la cena de nochebuena, puede que dejar el alcohol sea tentador tras nochevieja, o a lo mejor nos sentimos envalentonados a ejercitarnos más cuando estamos en vacaciones. Todo esto cambia en enero, y entonces fracasar se hace más fácil.

Cambio de estrategia

¿Abandonamos entonces toda esperanza de cambiar? No se trata de eso. Simplemente, hay quienes consideran que, si realmente queremos cambiar, debemos olvidarnos de todo esto de los propósitos de año nuevo.

El por qué nos lo explica la psicóloga  Audrey Tang en un artículo para la British Psychological Society. “En lugar de eso, conoce tus metas y lo que necesites para lograrlas,” explica la psicóloga consultada por la asociación británica.

“Cuando hay una ‘regla’, a menudo no nos ceñimos a ella, o tratamos de sortearla”, continúa la experta. “Esto lo vemos como una trama y comenzamos a darnos por vencidos. Es más sano ver lo que queremos lograr como una evolución o un crecimiento, más que rechazar lo que ha venido antes”.

En e mismo artículo, la psicóloga Tamara Russell, explica también que, para lograr estos cambios, es importante ser consciente de por qué el cambio es importante para uno mismo. “Para mantenernos en el camino, necesitamos tener claras nuestras intenciones y realizar pequeñas acciones cada día para afianzarlas”, añade Russel.

Pequeñas acciones encaminadas hacia un cambio estructural, pueden ayudarnos más a lograr nuestros objetivos a largo plazo que los propósitos convencionales. Además, los cambios en positivo suelen vincularse con un mayor éxito con los cambios que buscan privarnos de cosas.

Alcanzar nuestros objetivos también puede ser más fácil si somos también conscientes de lo que ya tenemos y mostramos gratitud por ello. “Toma un momento para reconocer lo que tienes, porque en un punto esas cosas fueron tus objetivos”, defiende Tang.

Sea cual sea nuestro planteamiento, ya sea el más “tradicional” de los propósitos de año nuevo o uno centrado en el cambio, algunas consideraciones pueden ser de ayuda. Por ejemplo, cuando afrontemos los cambios que deseamos, es conveniente hacerlo con un plan establecido.

Un plan que nos facilite, por ejemplo, cambios graduales que nos faciliten construir hábitos en lugar de forzarnos a acometer cambios bruscos.

Otro consejo habitual está en nuestro entorno. Introducir cambios en nuestra vida a veces también requiere implicar a nuestro entorno. Ya sea encontrar gente con quien hacer ejercicio regularmente o buscar la complicidad de nuestros amigos a la hora de cambiar nuestros hábitos de ocio.

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Imagen | cottonbro studio

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La noticia El mejor propósito de Año Nuevo que puedes marcarte para 2025 es no tener ningún propósito fue publicada originalmente en Xataka por Pablo Martínez-Juarez .

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Xataka.com

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