“El Presidente Trump no estaba blufeando”: Gabriel Gaspar

“El Presidente Trump no estaba blufeando”: Gabriel Gaspar

El exembajador en Cuba y Colombia, dijo que el mandatario estadounidense “hará o intentará hacer lo que prometió durante su campaña”. En entrevista, indicó que “los temas que ha planteado Donald Trump sobre América Latina tampoco son muy novedosos. Lo novedoso es el tratamiento que quiere darle” y añadió: “Señalaría migración, crimen organizado y la presencia de otras potencias en la región, sobre todo China”, respecto a asuntos presentes en las dinámicas de la región. Precisó, en todo caso, que “los principales temas para los estadounidenses no son América Latina. Es el desafío chino”. El también exsubsecretario de Defensa sostuvo que “lo que es evidente es que el Presidente Trump tiene una retórica complicada, que a ratos no ayuda”, sin dejar de mencionar a mandatarios latinoamericanos que cuando hablan “sobredimensionan sus propias fuerzas. Hay un viejo dicho, de que nunca hay que tirarle la cola al tigre, y muchas veces eso no se cumple”. Gabriel Gaspar abordó puntos de la relación Chile-Estados Unidos y planteó: “Que compremos productos chinos y les vendamos cerezas, vinos, cobre y minerales, no les preocupa tanto a los estadounidenses. No les empieza a gustar cuando empezamos a aceptar inversiones chinas en nuestro país”.

Hugo Guzmán. Periodista. Santiago. 1/2025. ¿Qué impacto pueden tener en América Latina las políticas que vaya a implementar Donald Trump hacia la región?

Lo primero es que me parece muy importante tener en cuenta el momento en que nos encuentra la llegada del nuevo Presidente de Estados Unidos. En ese aspecto, América Latina hace ya un tiempo se encuentra en una situación que la CEPAL lo describe muy bien, con economías estancadas que generan sociedades descontentas. Si eso se combina, como sucede en muchos países, con sistemas políticos deslegitimados, donde buena parte de la población siente una desafección respecto a las elites gobernantes, el resultado es una situación difícil. También hace algunos años, la región atraviesa por uno de sus momentos más bajos en materia de multilateralismo, es decir, de no tener un organismo regional que unifique, encabece o aglutine la opinión mayoritaria de América Latina. Por el contrario, hemos vivido un deterioro progresivo de ese multilateralismo. No estamos en un buen pie, estamos en un momento complejo. En este cuadro emerge la presidencia de Donald Trump. Que es un cuadro a nivel mundial.

¿Características básicas de ese cuadro?

Estamos en una etapa de reorganización del orden mundial, hay una competencia por la hegemonía en el mundo, lo más clásico es la emergencia de una nueva potencia, que es China, que compite con la potencia vigente que es Estados Unidos, compiten comercialmente, en inversiones, en infraestructura, en tecnología.  Está latente, aunque creo que en eso todavía no hay competencia, en un ámbito estratégico, el militar. Hay una tercera potencia, que es Rusia, que logró recuperarse después de la caída del Muro de Berlín, que recuperó su capacidad industrial y militar y preservó su capacidad estrategia militar nuclear misilística. También están emergiendo potencias regionales, países poderosos que quieren acomodarse en sus respectivos espacios. El punto más conflictivo, aunque no único, porque ahí la competencia se da a los cañonazos, es el Medio Oriente, donde chocan Irán, Israel, Turquía, cada uno con sus aliados. Tenemos esa situación donde está en recomposición la hegemonía y se genera una suerte de desorden internacional, aunque eso no nos debería extrañar. Estamos viviendo esta etapa donde la emergencia de Donald Trump responde mucho a que todo este complejo cuadro ha impactado a la sociedad estadounidense y a la economía de Estados Unidos y que explicaría el triunfo de Trump y sus primeras actuaciones. Se dijo antes de la toma de posesión de Trump, por los anuncios y discurso que venía haciendo -y que como empresario le gusta adelantar las líneas-, que blufeaba, como dirían en el poker, para ablandar a la contraparte y después negociar positivamente. Era una duda que había antes de la toma de posesión, que se despejó con la toma de posesión, porque quedó claro que el Presidente Trump no estaba blufeando, porque hará o intentará hacer, lo que prometió durante su campaña.

Vuelvo a lo de América Latina. ¿Hay que estar preocupados con Trump?

Es que los latinoamericanos deberíamos estar preocupados con o sin Trump. Porque vivir un estancamiento económico es preocupante. Deberíamos estar preocupados por la fragmentación que existe dentro de América Latina. Ver la posibilidad de coordinarnos grupos de países sobre un mismo tema, como la migración, y otros. Ahora, el mundo está cambiando, hay competencia de potencias, emergen potencias regionales, y América Latina no está en la prioridad, lo que puede ser una ventaja porque no está en el centro de los cañonazos.

Bueno, señalas las políticas migratorias, algo donde ya vemos lo está haciendo Donald Trump, está el tema de los aranceles, de querer controlar el Canal de Panamá, no le comprará petróleo a Venezuela, volvió a meter a Cuba como país patrocinador del terrorismo, tiene una alianza con el ultraderechista Presidente de Argentina.

Es que yo buscaría ampliar el zoom. Y la verdad es que los principales temas para los estadounidenses no son América Latina. Es el desafío chino, es su competencia, su responsabilidad en la seguridad internacional, de los europeos, es su oferta de incorporar a Canadá en su territorio, o la compra de Groenlandia. Así como unos dicen que no somos prioridad, tampoco sobredimensionemos, el mundo no gira alrededor de América Latina. Tenemos un rol, podemos tener un grado de maniobra, pero si el problema es la competencia entre potencias, para decirlo en palabras coloquiales chilenas, esa es una pelea de perros grandes. Es cierto que hay desafíos para América Latina, pero debo decir que los temas que ha planteado Donald Trump sobre América Latina tampoco son muy novedosos. Lo novedoso es el tratamiento que quiere darle. Por ejemplo, el tema de la migración atraviesa toda la región y llega a Estados Unidos. Y mira, hablando de Chile, nosotros somos la mitad en términos económicos y demográficos que Argentina, somos como la tercera parte del estado de Sao Paulo en Brasil, entonces ubiquémonos, porque hay muchos que piensan que Trump se levanta en la mañana y quiere saber lo que pasa en Chile porque tiene reunión de gabinete. No es así. Hay demasiada autoreferencia, sobredimensionamiento, en algunos análisis. Los temas son los mismos de antes, la diferencia es cómo se podrá tratar. Señalaría migración, crimen organizado y la presencia de otras potencias en la región, sobre todo China. Quería referirme a lo del Canal de Panamá, porque ha provocado una gran reacción de unidad latinoamericana, es un tema muy sensible, hay una probabilidad de violación del derecho internacional.

A EU “no les empieza a gustar cuando empezamos a aceptar inversiones chinas” 

¿Cómo entra Chile en ese cuadro?

Hemos tenido una inserción en el mundo desde la recuperación de la democracia, y nos fue bien porque logramos abrir nuestra economía y garantizar un crecimiento importante, aunque se estancó hace varios años, estamos marcando el paso. Necesitamos reanimar nuestra economía y eso tiene que ver con incrementar nuestro comercio con todo el que quiera, respetando nuestro sistema político, nuestra independencia económica, en condiciones recíprocas de beneficio. Nos beneficiamos mucho del comercio con China y Asia en general, le vendemos 40 mil millones de dólares más o menos cada año a China, es nuestro principal socio comercial. Hasta ahí no hay problemas, que compremos productos chinos y les vendamos cerezas, vinos, cobre y minerales, no les preocupa tanto a los estadounidenses. No les empieza a gustar cuando empezamos a aceptar inversiones chinas en nuestro país, sobre todo en áreas sensibles como las tecnológicas, cable submarino, la conexión 5G y otras tecnologías. La pregunta para los chilenos, como para los peruanos, los brasileños, que somos socios comerciales con China en condiciones beneficiosas para nosotros, es sobre los entendimientos económicos e incluso militares con Estados Unidos. ¿Podemos seguir con eso? ¿Podemos seguir como doña Flor y sus dos maridos? ¿Hasta dónde podemos armonizar esta situación? Es un tema. Puede que el cuadro se endurezca con la emergencia de Trump, pero viene desde antes. El tema es qué hacemos nosotros.

¿Están sobredimensionadas las vocerías que dicen que hay que tener cuidado con lo que viene con Trump, que en Chile tendremos un embajador que viene de la Guardia Fronteriza, tenemos que tener cuidado con lo que pase en el Canal de Panamá donde Trump quiere recuperar el control?

Lo que es evidente es que el Presidente Trump tiene una retórica complicada, que a ratos no ayuda. Tampoco los latinoamericanos cantamos mal las rancheras, hay algunos mandatarios que cada vez que hablan sobredimensionan sus propias fuerzas. Hay un viejo dicho, de que nunca hay que tirarle la cola al tigre, y muchas veces eso no se cumple. Para todo esto están las diplomacias, para construir caminos de entendimiento. No digo que no habrá dificultades, van a haber. Tú has mencionado varias. Yo no las dramatizaría, porque el tiempo de la Guerra Fría tuvimos invasiones, golpes de Estado, asesinatos de presidentes, en fin, pero no estamos en ese escenario.

La Presidenta de México, Claudia Sheinbaum, que está en una posición muy crucial, tiene al lado a Estados Unidos y a Trump, en toda esta retórica y firma de decretos del mandatario, dijo que hay que mantener la calma y la cabeza fría. ¿Crees que ese es un camino en la región frente a Trump?

Muy astuto lo que planteó. Si alguien conoce bien a los estadounidenses, son los mexicanos. No hay cátedra académica, universidad o centro de estudios en México que no tenga un departamento sobre Estados Unidos, no hay partido político que no se preocupe de ese tema, no hay instancia de Gobierno en México que no sepa lo que pasa y cómo pasa en Estados Unidos. No hay país que conozca mejor a Estados Unidos que México.

Y sus particularidades.

Por supuesto. Saben cómo entenderse con los gobernadores de la Costa Este, que es muy distinto a los gobernadores del Atlántico, o con los estados industrializados del norte, etcétera. Son sociedades que están fusionadas. Entonces creo que fue astuto lo que planteó la Presidenta de México.

En el caso de México es clave lo de migración y crimen organizado. Donald Trump declaró “terroristas” a carteles del narcotráfico y bandas criminales, entre ellas el Tren de Aragua que llegó a Chile. Son temas de la región.

Los problemas de migración y de crimen organizado, también son nuestros problemas. Entonces no podemos pedir sólo medidas desde fuera. Son problemas trasnacionales, son bandas que están controlando territorios nuestros. Y nosotros, por ejemplo, no hemos llegado al asesinato de periodistas, de fiscales, a la elección de parlamentarios por parte de los narcos. Por supuesto que ese problema está dentro de Estados Unidos. Por eso lo debemos combatir entre todos.

Tiene que ver con una pregunta anterior, quería enfatizar en cómo mirar esta situación internacional desde Chile.

Será tarea nuestra distinguir cuál es el nuevo eje de nuestra política exterior. Tengo algunas convicciones, una es que no podemos mantener el criterio de que un eje es abrir Chile al mundo para reinsertar al país en el mundo, porque ya lo reinsertamos y nos fue bien. Pero ese mundo está cambiando y tenemos que hacer un ejercicio intelectual serio, profundo, con cero ombliguismo, con recuerdo histórico. Tengo claro otros dos requisitos: la mejor política exterior es ordenar la propia casa, y que ningún país podrá desarrollarse y progresar si vive en un barrio desordenado, y lo que hay que hacer no es cambiarse de barrio -por lo demás los países no se pueden cambiar de donde están-, y debemos contribuir a que el barrio mejore, con una prosperidad y una estabilidad compartida. Hay un defecto que te lo señalo, y es que en ocasiones nuestro análisis internacional está muy pegado a qué pasa en Estados Unidos, qué pasa en Europa, y nuestros problemas no están allá, están acá. El Tren de Aragua no es de una ciudad de Estados Unidos o de Europa, los carteles del narco no son coreanos, están en esta región. En todo esto hay que analizar las posibilidades de integración, para coordinarnos, eso tiene que ver con la relación con Estados Unidos, de lo que hemos hablado. Por ejemplo, si el día de mañana todos en la región hacemos un buen esfuerzo y mejoramos los recursos de energía eléctrica, podemos exportarla, pero no la vamos a exportar a Canadá o a Australia, la vamos a conectar con nuestros vecinos. En Chile deberíamos avanzar hacia una concepción de que nuestro desarrollo facilite una prosperidad compartida.

 

 

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