Elyanna, la estrella árabe de sangre chilena que brilló junto a Coldplay (y cómo se estremeció con la guerra en Gaza)

Elyanna, la estrella árabe de sangre chilena que brilló junto a Coldplay (y cómo se estremeció con la guerra en Gaza)

La apodan la “Rihanna árabe”. Pero es mucho más que eso. Elyanna es hoy probablemente la mayor estrella musical salida del mundo árabe en el canon occidental. Y cantando precisamente en aquel idioma. Aunque la verdad, eso no fue planeado. Como detalló a Los Ángeles Times, fue más bien una sugerencia cuando la escucharon cantar en árabe en un estudio en Los Ángeles, California, ciudad a la que se mudó junto a su familia cuando tenía 15 años.

Nació como Elian Amer Marŷieh (en árabe ليان عامر مرجية) en Nazaret, la mítica tierra bíblica que fue la cuna de Jesús, en la región de la baja Galilea. Parte de la Palestina histórica, hoy bajo la soberanía de Israel, corresponde a la ciudad de mayor presencia árabe del país hebreo, con una fuerte presencia de población musulmana. Como sea, Elyanna absorbió la música desde la infancia. Es inevitable, la lleva en la sangre; su abuelo materno, era un intérprete de zajal (poesía popular libanesa) en bodas palestinas; su madre, es poeta; y su abuela paterna, es pianista oriunda de Viña del Mar, a quien visitaba cuando era niña.

“Cuando era niña, visitaba a mi gran familia en Viña del Mar todas las Navidades”, detalló en entrevista con el portal Remezcla. “Siempre que iba, escuchaba reggaetón, que es muy bailable y muy sexy. Además, mi abuela [paterna] tenía buen gusto musical. Así que escuchaba clásicos como Julio Iglesias. ¡Soy una gran fan de Julio!”.

Su padre, un consumado melómano le mostró mucha música. En su colección de discos habían trabajos de leyendas como George Wassouf, Etta James, Aretha Franklin y hasta la estrella egipcia Umm Kulthum. Así, se despertó su interés por ser cantante. “Realmente me encantaba la música y solo quería ser artista e intérprete”, comentó a The Guardian.

Pero en su natal Nazaret, aquello parecía una quimera. Un sueño imposible. “Todo el mundo me preguntaba, ‘¿Quién quieres ser?’ Y yo decía, ‘Quiero ser cantante’. Y todo el mundo decía, ‘¿Qué?’ No es algo que se pueda hacer en casa”. De allí a que la familia se mudara en busca del sueño americano. Pero fue difícil. Le costó manejar el idioma y la cultura local. “Simplemente tenía que resolver las cosas y simplemente tenía que estar sola en el almuerzo”, detalló al mismo medio inglés. Pero la música fue su escape. Comenzó a ganar notoriedad en las redes sociales con sus versiones de Rihanna y Amy Wineshouse. A la vez, buscaba oportunidades.

Le escribió por Instagram al compositor Nasir Atweh. No es un nombre global, pero ha firmado canciones para Usher, John Legend y otros tantos. Es decir, es una conexión clave. Este se dio cuenta que la joven era oriunda de Nazaret, tal como sus padres. De ahí todo funcionó. Se conocieron en un estudio en Los Ángeles. Ahí le pidieron cantar en árabe. Fue el momento decisivo. El minuto en que Elian se volvió Elyanna. “Cuando me mudé a los EE. UU., no esperaba cantar en árabe. Nunca fue parte de mi plan”, le dijo a Remezcla. “Pero cada paso ha sido un viaje hacia la búsqueda de mi voz”.

Así, Elyanna dio los pasos para generarse una red en la poderosa industria estadounidense. En 2018, firmó con el poderoso manager canadiense libanés Wassim Slaiby. Este tiene una trayectoria nada menor, fue agente de The Weeknd, y ahora maneja a figuras como Dona Cat y Swedish House Mafia. En 2021 fundó Universal Arabic Music, una compañía que si bien apunta a consolidar artistas de origen árabe, tiene una ambición global.

“Cuando empecé, no había nada de eso -le dijo Elyanna a The Guardian-. Realmente no existía. Había mucha gente que amaba la cultura y había muchos ejecutivos como mi manager... pero faltaba una pieza (...) Se necesita un ejército para hacer esto. Tiene que haber varias personas que tengan esa visión y puedan ver hacia dónde podría llegar esto”.

La carrera de Elyanna se ha sostenido con el apoyo familiar. Tal como Billie Eilish, su hermano Feras es su pianista, productor y director creativo; su hermana es su estilista y diseñadora; su madre la apoya en sus letras; y su padre es quien permite el funcionamiento y hace el puente con managers y productores.

Desde entonces, la estrella de rizado cabello rubio y penetrantes ojos verdes, ha consolidado un ascenso vertiginoso y trepidante. Con apenas dos EPs (Elyanna y Elyanna 2) y un puñado de sencillos, recién lanzó su disco debut, Woledto este año, el que incluye dos de las canciones que bien considerarse sus hits, Ganeni y Al Sham. “Mi nuevo álbum [ Woledto ] refleja mi crecimiento como artista y muestra una mezcla de mi trasfondo cultural y las influencias que me han formado, definitivamente mucha más influencia de la música española”.

También ayudó su conexión con los ingleses Coldplay. Participó como colaboradora en la canción Arabesque (de Everyday Life, 2019), lo que permitió acompañarlos en su presentación en el festival de Glastonbury. Repitió este año, al sumarse en el sencillo We Pray, junto a Little Simz, Burna Boy y la argentina Tini. Junto a esta última, cantó en la presentación de Coldplay en SNL, ganando un mayor alcance global.

Además, en 2023, fue la primera artista en cantar un espectáculo totalmente en árabe en Coachella y este año se lanzó a la carretera con su primera gira norteamericana (la que había pospuesto por la situación en Gaza). En mayo pasado, debutó en el Late Show with Stephen Colbert, cantando en árabe y luciendo una keffiyeh, tradicional atuendo palestino, en un guiño hacia su tierra de origen. “Es el futuro del sonido del pop árabe”, señaló la señera Billboard, acaso la publicación más decisiva de la industria musical.

La consolidación de la artista como figura global, ha coincidido con la delicada situación actual en oriente medio. Los atentados de Hamas y la abrumadora respuesta militar israelí en la zona, devastando la franja de Gaza, la remecieron. En los días posteriores publicó un mensaje en redes sociales, donde ha sido cuestionada, por cantar, o no cantar sobre el tema. “Estoy rezando por mi familia, mis amigos y la gente de mi país... Estoy rezando por todos los que también están rezando por un mañana mejor”.

Su respuesta fue musical. Lanzó Olive Branch (Ghson Zeytoun), una connomedora y doliente balada al piano, con un mensaje sobre la esperanza. La que aún no parece llegar hacia Palestina. “En la tierra de la paz, la paz ha muerto/Y el mundo duerme sobre un niño herido”, canta la estrella. También ha participado en manifestaciones por la situación de su tierra y ha tomado otras acciones. Junto a su hermano, diseñó una linea de ropa estampada con la leyenda “albi falastini” (“Mi corazón es palestino”), cuyas ganancias se destinaron a Gaza a través de Middle East Children’s Alliance. La canción ha sido parte de sus shows, pues ha dejado en claro que prefiere hablar a través de sus canciones. “En general, mi música está muy inspirada en Palestina. Es mi cultura”, dijo en declaraciones recogidas por The Guardian. “Me alegra ver cuánto ha crecido esto y cuánta gente apoya a Palestina y muestra su amor por Palestina. Lo necesitamos. Nuestra gente en casa también lo necesita”.

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LaTercera.com

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