Entre refugiados, asentados y quienes quieren regresar: la mirada de los sirios en Chile frente a la crisis en su país

Entre refugiados, asentados y quienes quieren regresar: la mirada de los sirios en Chile frente a la crisis en su país

Este domingo miles de sirios mostraron júbilo en las calles de su país y en ciudades del resto del mundo después de que una de las dictaduras más longevas del mundo fuera derrocada. Esto, luego del levantamiento del grupo Hayat Tahrir al-Sham (HTS), que busca poner fin a una era de 53 años bajo el régimen de la familia Assad, y que desde 2011 tenía inmersa a Siria en una guerra civil.

Lo anterior provocó que a lo largo de los años millones de sirios abandonaran su país, con pocas esperanzas de volver. Pero desde hace unos días una noticia lo cambió todo y aquellos que huyeron hoy sienten más cerca el sueño de volver a su tierra natal para reconectar con sus raíces y familias.

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Sólo en Chile la comunidad siria es cercana a las 10 mil personas, según la información del Servicio Nacional de Migraciones y el Instituto Nacional de Estadísticas. Una buena parte de ellos ha llegado desde que estalló el conflicto y algunos, incluso, como refugiados. Chile era atractivo porque desde aproximadamente 1890 que dicha colonia comenzó a llegar a territorio nacional, donde han establecido negocios y encontrado un nuevo hogar.

“La gran cantidad de sirios que viven en Chile son descendientes de estos inmigrantes de hace cien años o más (...) como colectividad es un dolor grande al ver que Siria está en conflicto desde el 2011. Obviamente, uno quiere que el conflicto pase, que la gente tenga paz y tenga prosperidad, y en ese sentido hemos estado con esa sensación de tristeza, de desesperanza, de no saber cómo ayudar”, dice Eduardo Lahsen, presidente de la Sociedad de Beneficencia Siria.

No obstante, con la noticia de la caída del régimen de Bashar al-Assad, la ola más reciente de migrantes sirios -movilizados principalmente en 2017- ve con esperanza retornar a su hogar del que se vieron desplazados a la fuerza.

Sobre todo la población hoy refugiada en Chile, que según el Servicio Nacional de Migraciones (Sernamig) es de 110 personas en total, indistintamente de cuándo llegaron.

Así lo comentaban este martes a las afueras del Consulado de Siria en Chile -ubicado en calle Carmencita en Las Condes- parte de la comunidad. Ahmad Kirouz era uno de ellos. “Es la primera vez que me siento libre, que puedo escribir por redes sociales, que puedo hablar. Hoy no me siento como refugiado sino como un ciudadano; Siria es parte de mí y quiero volver”, comentó a 24 Horas en medio de la manifestación fuera del Consulado que terminó con el izamiento de la bandera de Siria para dejar atrás la del régimen.

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Una misión que incluso ha sido gubernamental, pues según el encargado de Negocios de Siria en Chile, Ghassan Anjarini, desde el domingo han estado en contacto con el Ejecutivo en pos de que los suyos puedan “construir una nación unificada donde prevalezcan la justicia e igualdad”, agregando que “la caída dejó al descubierto la represión del que eran víctimas los opositores a Assad”.

Como se ha dicho, Chile ha sido desde hace décadas destino de sirios y como tal, fue uno de los primeros países que recibió a refugiados sirios hace siete años, en una de las escaladas del conflicto interno. Bajo la administración de la expresidenta Michelle Bachelet, el 11 de octubre de 2017 un grupo de 66 refugiados de Siria (38 adultos y 28 niños) partió desde Beirut, Líbano, rumbo a Santiago, gracias al programa llamado Mecanismo de Apoyo Conjunto de Países para Reasentamiento Emergente (ERCM), el cual fue implementado por las Nacionales Unidas y la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados.

Así, durante un periodo de cinco años, el programa permitió que la mitad de los refugiados fuera ubicado en Villa Alemana y la otra mitad en Macul, gracias a acuerdos entre el Ministerio del Interior y esas municipalidades.

A la fecha, según entendidos en el tema, gran parte de ellos se mantiene en Chile.

Aunque retornar al país no es una opción generalizada. En conversación con La Tercera, un hombre de 40 años dueño de un negocio sirio, se rehúsa a tomar ese camino pese a tener a su madre de 70 años en Siria y parte de su familia y hermanas. “Si el mundo tiene ojos puede ver que quienes hoy se han hecho del poder allá no son menos malos que quien estaba gobernando; sigue siendo dictatorial”, sostiene en diálogo con La Tercera, pidiendo resguardo de su nombre por temor.

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Él llegó a Chile en 2017 en calidad de refugiado junto a su primo y a la fecha han logrado sostener un negocio en la Región Metropolitana. Con él lograron hacerse de dinero para enviar a su familia en el extranjero. Aunque el comienzo no fue fácil.

Y es que, según datos de las Naciones Unidas, el 90% de los desplazados por el conflicto de Siria viven bajo el umbral de la pobreza. Ellos, dice, tuvieron suerte. “Éramos dos personas, con eso logramos tener una red de apoyo, pues no estábamos solos. Pensamos que nuestra vida en Chile sería temporal, pero hoy comenzamos a asimilar que será para siempre. No hay posibilidad de retorno”, asevera.

¿La razón? “Nadie nos asegura que no ocurra una tragedia como antes, que estemos más seguros allá que acá”, comenta. Por lo mismo, su esfuerzo está en traer a su familia que se mantiene en Siria. “Lo intentaremos, pese a que mi madre ve que el país puede mejorar. Lo veremos”, cierra.